Luna salio del baño asustada, cubriendo su cuello lo más que podía, tratando de analizar cada célula de su cuerpo, para saber si encontraba alguna señal de lo sucedido… miró su reloj, no había estado sin sentido mucho tiempo…
Intentaba sentirse sucia, porque no era tonta, esos cardenales en su cuello no podían significar una cosa… que alguien la había tocado y le había dejado esos chupetones en el cuello… pero no pudo sentirse sucia… no sentía nada desagradable.
Supo que había sido Alex… ¿Pero como acusarlo sin pruebas? Sin embargo, lo encararía y le reclamaría su bajeza para con ella… ¡No era justo! por su culpa había perdido la amistad con Ginny.
Alexander apareció de repente… doblando en una esquina y Luna se lleno de amargura y no pudo controlarse… fue hacia él como una ráfaga y descargó una bofetada en su rostro… eso descontroló al chico que la miró absorto…
-¿Qué pasa?
-¡Eres un idiota! – Dijo Luna entre dientes sin contener las lágrimas
-¿Por qué?
-¡No se como le hiciste, pero se que fuiste tu!
-¿Yo que hice?
-¡Esto! – Le dijo furiosa y le mostró el cuello con los cardenales y luego se los cubrió – ¡No se vale Alexander, pensé que eras leal!
-No tengo la menor idea de lo que estás hablando y que yo sepa, no te he hecho… eso…
-Deja de jugar conmigo… me quedo claro que solo quieres burlarte de mi… pero no me voy a dejar…
La rubia se dio la vuelta y se alejó corriendo dejando a Alexander por un momento confuso, luego reacciono con violencia entendiendo todo…
-¡Maldito Alex, de nuevo has vuelto a hacer de las tuyas!
En la enfermería… Draco por fin daba muestras de vida…
-¿Dónde andabas?
-Eh… en clases…
-¿Y no te llegó el mensaje que estaba aquí?
-No… no a tiempo ¡En cuanto lo supe vine aquí a verte!
-¿Y que te entretuvo?
Draco pensó que Hermione era demasiado persuasiva, le había demostrado ser demasiada mujer para un rato, así que en aquel salón oscuro, había estado mucho mas tiempo de lo previsto, faltando incluso a clases.
¿O lo habría echo a propósito? ¿Acaso Hermione sabia de lo que le había pasado a Alessa y por ello lo había entretenido? No… no lo creía… ya que ella se había entregado a él, y no por entretenerlo le iba a entregar así nada más, su pureza…
-Lo lamento Alessa…
-¡Oh! Está bien Draco, no te estreses… no tienes que darme una explicación de porque tardaste horas en venir a verme… finalmente, ya estoy mejor y me han ordenado que pase el resto de mi convalecencia en mi habitación…
-Bueno… por lo menos te acompaño hasta las escaleras…
-Gracias – sonrió Alessa y se apoyo en el brazo del rubio hasta llegar a las escaleras que la llevaban a su sala común… a esas horas todos bajaban para cenar… ella no perdió el tiempo, con el pie mejorado, en ves de irse a su habitación… subió a la de varones.
Sabía que Harry no bajaría a cenar…
Efectivamente… ahí estaba el, en medio de la penumbra, como siempre, recostado en su cama mirando los ventanales con cierto aire de melancolía… en ese momento sin embargo, no habia dolor, si no una serenidad
Ella avanzó hacia él, mientras que Harry se ladeó y le miró, pero no le dijo nada… lentamente ella se recostó a su lado y apoyo su rostro en su pecho, mientras lo abrazaba y se pegaba a su cuerpo, cerrando los ojos y escuchando los latidos de su corazón.
Harry solo la abrazó aún más… sintiendo su cuerpo tibio a su lado, suspiró, tampoco hubo palabras, solo el silencio, el eterno silencio que decía más que mil palabras… sentir a esa chica a su lado, entibiando su frialdad, deshelando la barrera impuesta en su corazón desde que Gin lo abandonara…
Alessa… esa muñeca castaña, que era tan perfecta… que era tan delicada y que su brutal belleza traía a muchos de cabeza, pero que nadie decía algo porque ella ni los miraba… Esa niña solo lo miraba a él… era extraño, bastante bien lo sabía Harry…
Porque ella lo miraba distinto, ni siquiera cuando jugaba a coquetear con Draco le miraba como a él, siempre había un brillo especial en sus ojos castaños… en sus labios, cuando ella lo besaba había algo que le indicaba, su sinceridad…
¿Para que seguir engañándose? Los dos se gustaban demasiado, había una atracción fatal en ellos…
Hermione era la que giraba…
Si, estaba en su habitación, tumbada en la cama y mirando el techo, sonreía como tonta… ¡Era ya la mujer de Draco Malfoy! Le había demostrado cuanto lo amaba y que ella le podía dar mucho más que lo que la insípida de Alessa…
Cerraba los ojos y no dejaba de recordar los besos, las caricias, la entrega tan apasionada… el maravilloso cuerpo del rubio, las manos mágicas que poseía que la hacían gritar de pasión… el modo en que la enloquecía.
¡Si! Draco tendría que terminar definitivamente con Alessa porque después de lo sucedido, después de lo que ella le había entregado, no cabía la menor duda, que el complemento perfecto a su vida, era ella, Hermione Jane Granger…
Así que durante los otros días que siguieron, Draco se había olvidado de Alessa… claro, ella se había olvidado del rubio, pensando todo el día en Harry, en su calidez, en sus labios y en sus brazos… Draco utilizaba su tiempo libre en actividades más “constructivas” como pasarla con la castaña… Granger…
Si, porque los dos habían encontrado un rinconcito de amor, en el cual se veían todos los días y donde daban rienda suelta a su pasión, en donde podía contemplar a Hermione a la luz del día y del atardecer, sin que la oscuridad de un frío salón se interpusiera.
Y no les daba miedo a ser descubiertos, porque estaban bien ocultos, así que sin ningún pudor, se besaban, se despojaban de sus ropas y ella podía saborear la piel cremosa de Draco, contemplar sus ojos grises y admirar su porte… ese porte principesco que poseían los Malfoy.
-Te amo Draco, te amo – le decía ella febrilmente mientras se entregaban a la pasión juvenil desenfrenada… por no decirlo mas feo.
-¡Oh, Hermione, no me hagas esto! – decía el chico con dificultad
-¡Te juro que ya no me importa que lo sepa el mundo entero que te amo, que estoy enamorada de ti! ¡Tienes que terminar con Alessa, ella no te quiere, yo si!
-Hermione…
-¡Por favor Draco! Si le decimos al mundo que te amo, que me amas, que estamos locamente enamorados, aunque griten y nos hagan a un lado, estaremos juntos, con el poder de nuestro amor… ¿Lo harás? ¿Lo harás por mí? ¡Lo haremos juntos!
Draco le miró a los ojos y por un momento supo lo que tenía que hacer… si… ¡Si! Le diría a Alessa que ya no podía seguir con ella, porque Hermione Granger le amaba… y el… el quería estar con esa mujer… con la impura…
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El Talismán
Hayran KurguDraco recibe de regalo una vieja reliquia de la cual desconoce su poder, decide llevarlo al colegio, sin imaginar el tipo de poder que encierra esa insignificante baratija