38: Descubrí que eres mi pasión

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Pasaron algunos meses hasta que llegó el día de la boda entre Luna y Alexander... La ceremonia era sencilla, nada fastuoso, pero los novios lucían impecables, Luna hermosa con una túnica dorada con vivos rojos, su pelo suelto y bien peinado, adornado con flores... Alex con una túnica de gala, en ese momento juntaban sus varitas jurándose amor eterno.

En las sillas al frente, Harry estaba sentado, luciendo también sus mejores galas, acompañado por Alessa, quien sonreía felizmente de que su hermano por fin encontrase a quien pudiera amarlo para siempre... así como ella... A quien le incomodó verlos juntos fue a Hermione, quien llegó del brazo de un pretendiente de la academia de investigación.

No se podía quejar, el muchacho era guapo y había logrado que ella saliera con el un par de veces, ella deseaba fervientemente olvidar a Malfoy y centrarse en otro amor... Desgraciadamente los besos y caricias de aquel muchacho no eran ni la mínima de los que el rubio le había dado y recordaba aquello, era tan vívido...

Apenas y se habló con Harry por breves minutos... Ella aún no podía perdonar a Alessa por lo ocurrido, no cuando sus explicaciones había sido tan frías, tan banales, tan escuetas... Desearía poder entender que le había pasado, porque no podía olvidar a Draco, quería que se lo borrasen de la memoria... Su pretendiente sujetaba con firmeza su mano, ella solo deseaba que la soltara porque se asfixiaba con eso.

Draco... siempre Draco...

Maldito rubio ¿Que poder podría tener que le hacía eso de no poder dejar de pensar en él? Alessa se volvió a mirarla de reojo, luego hacia la parte posterior... Bueno, ella traía a alguien del brazo, lo único que faltaba era que... ¡Ah! Había llegado... Sonrió... Le dijo algo a Harry y el asintió, ella se levantó y en silencio caminó hacia atrás, claro que ese movimiento no pasaría desapercibido para Hermione.

Ella se volvió entre distraídamente y no... para encontrarse con los ojos de alguien más... Porque los ojos grises de Draco se encontraron con los suyos... Ella se volvió nerviosa hacia el frente, con el corazón latiendo a mil por hora ¿Porque diablos Draco estaba ah? ¡Ah! Pues si... seguramente Alexander lo invitó ¡Maldita sea!

Lo perdió de vista cuando terminó la ceremonia, después de que fueran declararos esposos, todos pasaron a las mesas en donde ya estaban las viandas, el enorme pastel y la música. De inmediato los novios se pusieron a bailar en medio de la pista de baile, con todos a su alrededor, los vivas, los hurras, las sonrisas... Hermione miraba de reojo a todos lados ¿Es que había sido una visión? ¿En donde estaba Malfoy?

De nuevo topó con su figura... en las mesas posteriores, acompañado por un par de ancianos, charlaban animadamente... el parecía ajeno a todo, a ella, porque no la buscaba, no la miraba... restregó sus dientes ¡maldito Draco! ¿Porque de pronto lo veía tan encantador, guapo y con ese porte de príncipe azul?

¡Si los príncipes no existían! ¡Arg! La presencia de su acompañante la detestaba... porque estaba muy, muy inquieta ¡Necesitaba, necesitaba...! ¿Acaso era una enferma de amor? Necesitaba aire... mucho aire, se asfixiaba... Por lo que se puso de pie, dijo que regresaba en un momento...

Se quitó el chal que llevaba encima, su vestido muggle en tono rojo era un poco más que atrevido, se ajustaba perfectamente a su cuerpo y era imposible no dejar de verle el trasero, largo hasta caer al piso con aberturas a un costado... Al frente, un escote pronunciado que dejaba ver el nacimiento de sus senos y un poquito más... era de las pocas veces que se arreglaba...

Pasó por el sitio exacto en donde estaba sentado Draco, sus ojos se cruzaron un segundo y ella no se dirigió al baño, más bien hacia el bosque que quedaba cerca, bajó la colina a toda velocidad, sin importar que sus tacones de aguja se enterrasen en la tierra...

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora