4: Suerte malsana

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Draco no reparó en Alessa, miró a Harry largamente, deteniéndose en el bastón con el que se apoyaba, sin percatarse de que su ojo derecho estaba con visión media… Sabía que había salido mal herido… y ahora que lo veía…

-Vámonos de aquí – Dijo el rubio sin decirle una sola palabra a Harry, tomando a Alessa con suavidad y caminando apuradamente, mientras ella despotricaba en contra del “inválido”, por lo que él tuvo que hacerla callar una vez que se alejaron de Harry

– Alessa por favor ¿No lo reconociste? Es Harry Potter…

-¿Potter? – Gruñó Ale - ¿En serio?

Draco puso los ojos en blanco… Parecía que la preciosa chica que lo había flechado, era… mucho más superficial de lo que había imaginado…

-¿Acaso en América nunca leías el diario?

-Yo no perdía mi tiempo leyendo periódicos Draco… Yo solo vivo para verme perfecta… lo demás no me interesaba… ¡Y aparte en el colegio de magia al que iba eran unos negreros, no podíamos leer otra cosa que nuestros libros de magia!

-Si el señor oscuro hubiese ganado… estarías muerta… y estás viva, gracias a Potter…

-¿Acaso debo besar sus ciempiés?

-¿Qué? ¿Sus que?

-Está tullido – dijo con desprecio

-Supongo que terminó así porque tuvo un accidente y parece que es temporal, procura no expresarte así delante de los demás… o tendrás muchos problemas… aquí lo quieren y lo respetan mucho y si te escuchan burlarte de el, te echarán.

-Muy bien, tendré cuidado…

-Oye – de repente Draco la detuvo

-¿Qué?

-No eres tan dulce como aparentas…

Así era Alessa Tugwood…

Hermosa por fuera, pero cruel por dentro, no era tan digna representante de Sacharissa Tugwood, ella pensaba que lo tenía todo, dinero, belleza y un novio guapo como el rubio, y no le interesaba lo que el mundo pensara de los Malfoy y que no fueran ya nada, el chico le gustaba y aunque no era la razón principal por la que andaba con él, si no por el talismán.

-¿Eso te molesta? – sonrió con un tonito burlón

-No… pero no me lo esperaba de una descendiente de Sacharisa Tugwood… estoy sorprendido…

Y es que en verdad, ambos formaban una pareja perfecta, aunque Alessa no era del todo sincera con Draco, porque no le decía lo que en realidad deseaba de él… recuperar el talismán… Pero había otras cosas que tampoco le había confesado…

-¡Draco, Draco, Draco! Ay muchas cosas que tú no sabes de mí, de nosotros… ¡sorpresa!

-Si tu lo dices – Murmuró Draco un poco estupefacto.

Y claro que la chica guardaba secretos, uno de ellos, era por ejemplo que Alessa bailaba Ballet clásico… si, durante una de sus andanzas entre los muggles, se había detenido en una escuela de danza cuando tenía ocho años…

y se había enamorado de ese baile… durante meses suplicó permiso a su padre antes que falleciera, accediendo al último… y aunque no podía estar en la compañía de danza, había aprendido bien… y por eso tenía un cuerpo de bailarina envidiable.

Otro secreto era lo que buscaba… el dichoso talismán y enviaban hechizos a algunas chicas guapas que pasaban, esperando ver u oler la señal ¿Dónde podría estar?

Por la noche, durante la cena…

Ron parloteaba alegremente sobre su último romance con descaro, como si Hermy no estuviera por ahí, así como el equipo de quiddicht… mientras que Harry pensaba en que él ya no podía jugarlo… el solo montar la escoba hacía que sus lesiones revivieran el dolor… y la visión la tenía afectada, no le ayudaba a atrapar la snicht dorada.

-¿Sabías que Malfoy esta por aquí? – Interrumpió al pelirrojo

-¿Qué?

-Lo vi hace rato… No me dijo nada, pero es obvio que le ha de dar gusto mi situación – señaló el bastón – A veces creo que Voldemort debió haberme eliminado y…

-¡Harry no digas eso! – Gruñó Ron – Saliste ileso de la lucha contre él, fue ese accidente…  no lo tenías previsto… no fue tu culpa… tu primo debe estar satisfecho, casi te mata.

-Ya no puedo jugar quidditch… no puedo estudiar de noche porque me lastimo el ojo… ya no puedo hacer nada de lo que me gustaba hacer Ron… mi vida es un desastre…

-Animo amigo…

-Tu hermana me abandonó – Dijo con amargura y Ron enrojeció avergonzado.

-Ya sabes como es Ginny… no le importó nada… a pesar de la riña que le armó mamá…

-Tú no tienes la culpa de los sentimientos de Ginny… simplemente ella sabía que lo nuestro no tenía remedio… Por eso ahora esta muy a gusto con ese… idiota…

-No te preocupes… ella esta en boca de todos, su reputación no es muy buena ahora.

-Odio pensar como se deben estar burlando de mí…

-Si Malfoy intenta burlarse de ti le voy a partir la…

-Ron, no es necesario, créeme yo puedo defenderme solo… te aseguro que después de todo lo que he pasado, mi magia es más poderosa que la de Malfoy y no me tocaré el corazón para lanzarle un hechizo si me ofende.

-Como quieras…

-“No soy tan inútil” – pensaba Harry.

Harry abrió el libro, para hacer los deberes en aquella solitaria biblioteca, de algún modo y pese a que estaba así, los profesores habían insistido en que terminara el colegio… y el había aceptado ya que eso de quedarse encerrado en su casa de Grimmauld no era saludable.

Pero al comenzar a leer las primeras páginas del libro, un rostro se figuró, uno precioso, comenzando con esos ojos color chocolate dorado intenso, esa nariz afilada y esos labios rojos… Harry se quedó tenso ¿Por qué se tenía que acordar de esa grosera antipática en ese momento?

Cerró los ojos un momento y volvió a ver ese rostro molesto y esa mirada gélida, sacudió la cabeza y procuró concentrarse en sus deberes, se había echo la promesa de que se dedicaría a estudiar y terminar la escuela… así que procurando olvidar el rostro de esa chica, trató de esmerarse en sus estudios…

En tanto, un libro salía al pasillo, aventado con fuerzas desde un solitario cubículo, mientras se escuchaba un gruñido… y unos ojos grises seguían la escena… Draco veía a Alessa, como se comportaba… ¡De repente la hermosa chica se convertía en un demonio!

-¡Maldita sea, no entiendo! – gritaba

-Pero si está muy fácil…

-¡No entiendo! – Gruñía - ¡Ya te dije que yo no era muy buena en los estudios y terminé el año de puro milagro, Alex es el inteligente! Y si estoy aquí ahora es… porque mi abuela decía que debía ponerme en contacto con mis raíces europeas y mis antepasados.

-Exageras Ale, además, debo decirte que si no te apuras, te atrasarás…

Ella hizo un puchero… pero era obvio que era solo cuento, Alessa era tan inteligente como Alexander, pero fingía ser una descerebrada, y luego, como si tuviera múltiples personalidades, pasaba de ángel a demonio en un dos por tres…

-Draco, no necesito apurarme en nada… tengo oro de sobra…

-Bueno, pero de todos modos hazlo… estudia

-No quiero – se acercó cariñosamente al rubio – mejor pasemos un rato agradable…

El rubio sonrió y le besó las manos en un acto de romanticismo puro, un casto beso en los labios, mientras le acariciaba su largo cabello castaño rojizo, ella parecía feliz.

-¿No tienes que volver a tu dormitorio? – Murmuró Draco

-No por el momento… aún es temprano…

-Es verdad, pero tenemos reglas, y en unos minutos tienes que irte Alessa, o tendremos problemas, además, la biblioteca cerrará pronto.

-Ni modos – murmuró Ale de mala gana y le dio otro beso a Draco y salió de la biblioteca lentamente, justo cuando Harry, que había salido por un momento regresaba y la veía salir de esa lugar componiéndose el uniforme.

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora