3: Bienvenida adversidad

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Ha una semana después de haber regresado al colegio…

Y mientras el Talismán seguía esparciendo su magia en el corazón de la castaña, que le estaba costando trabajo, porque ella estaba completa y absolutamente cerrada a Draco Malfoy…

Hermione Granger solo se preguntaba una cosa… ¿Qué demonios tenía que hacer Draco Malfoy paseándose frente al lago con el torso desnudo? ¿Qué? ¿Se creía acaso que todas caerían rendidas ante su esbelto y firme cuerpo? ¿O acaso pensaba que sus musculosos brazos, o su piel tostada eran un deleite para las damas? ¿Cómo se había atrevido a quitarse parte del uniforme?

Pues si lo era…

Porque al menos, las compañeras de estudio de la castaña, estaban que brincaban de emoción al verle… sobre todo, aquellas que no le conocían porque al igual que los Tugwood habían ingresado por el espacio que quedaba en el colegio por aquellos que no quisieron regresar, tanto como Hermione… quien no se dejaba emocionar por verle así de expuesto.

-¡Ah que es lindo! – suspiraba una de ellas… mirando como el rubio se agachaba para recoger su camisa, mostrando su lindo trasero, y haciendo que el rostro le cayera atractivamente sobre su rostro.

-Es un papito precioso…

-¿Cómo puedes permanecer indiferente ante este hombre, Hermione? – La apartaba Sophie – Es un poema hecho hombre…

-Exageran – gruñó la castaña, desconcentrando sus estudios – No es buena persona, es cruel y malvado…

-¿Con esa carita?

-¡Lástima que tiene novia! – Suspiraron las chicas, al verla a ella, a esa preciosa muchacha delgada, alta, con el rostro perfecto, era como una muñeca, sus ojos eran color chocolate caramelizado enmarcado en pestañas tupidas, aunque quizás, el cuadro lo completaba el cabello castaño rojizo, que le caía hasta la cadera, abundante y entre lacio y ondulado.

Ella ofreció una bebida a Draco y él le beso la mano elegantemente y le dijo algunas cosas a su oído, ella sonreía todo el tiempo, mostrando su perfecta sonrisa…

-Es el chico perfecto… lástima que tiene un defecto…

-Que no es soltero – suspiraron todas

-¡Ridículas! – Chilló Hermione Tomando sus libros y saliendo de inmediato… buscando un sitio apropiado para leer tranquilamente… y justo en ese momento en que la biblioteca estaba cerrada…

Había mesas vacías en el gran salón, por lo que puso sus cosas y se limpio el rostro… Maldito Malfoy… ¿Por qué le habían permitido seguir estudiando aún después de todo lo que había echo? ¿Decían que estaba rehabilitado y ahora sería un buen ciudadano para la comunidad mágica? ¡Patrañas!

El talismán se revolvía en su pecho… ¿Por qué era tan duro penetrar la magia amorosa en su corazón? ¡Pero no se daría por vencido y lucharía por que ella cayera bajo su influjo! Con peores corazones se había enfrentado y había ganado.

Ella suspiró pensando que a un año de la batalla desatada entre Harry Potter y Lord Voldemort, en que los mortífagos, o estaban muertos o estaban en Azkaban cumpliendo condenas, ellos… los buenos, habían logrado regresar a estudiar al colegio para terminar su último grado, ya que llevaban uno de atraso…

Desgraciadamente para Hermione, Draco había sido perdonado por el Ministerio, al arrepentirse de último de sus fechorías, y después de unos meses en “Terapia mental y espiritual” había vuelto al colegio… acompañado por los gemelos…

Y con estos…

Alex se había quedado en slytherin y Alessa en Gryffidor, primero todos los nuevos ingresos tanto los extranjeros como los de primer año, se habían quedado en una torre y una semana después los había separado.

Draco no estaba contento que Alessa se fuera esa mañana a la sala de Gryffindor… Pero no le quedaba de otra, seguiría con ella porque era guapa y su apellido pesaba.

Pero en fin, en ese momento Hermione no se concentraba, aunque de repente, ella vio acercarse a Harry caminaba lentamente, casi arrastrando su pierna izquierda, apoyándose con un bastón… crueles vestigios del accidente de auto le habían causado estar meses en el hospital, curando sus heridas… y perdiendo algo de visibilidad del ojo derecho, así que aunque sus ojos verdes preciosos se vieran normales a simple vista... No había podido ser llevado a San Mungo por culpa de sus tíos.

-¡Harry, saliste! ¿Y Ron?

-Con su nueva novia – Murmuró de mala gana y se sentó frente a ella, haciendo un gesto de dolor… Hermione sintió el corazón compungido porque Ron de inmediato había conseguido a otra novia ¿Y el amor que decía tenerle? ¡Valió!

-¿Todavía te duele?

-Si… aun me duele…

-He visto a Malfoy…

-Me dijeron que regresaría…

-Te aviso, para que te prepares… ya sabes, no tardará en decirte algo desagradable sobre tus… heridas…

-Perfecto, lo único que me faltaba…

-El también está cambiado, ya no está tan flaco y paliducho… creo que la dichosa rehabilitación que tuvo, le han sentado bien… y aparte, trae una novia… bastante guapa…

-Que suerte tiene – sonrió con ironía acomodándose los lentes

-Tú no tienes porque no quieres… Terminaste con Ginny… ella ya anda de romance con otro chico y…

-No quiero que anden conmigo porque les de lastima – gruñó – solo porque digan que andan con el “héroe del mundo mágico”… terminarán cansándose, hay cosas que ya no puedo hacer… Así paso con Ginny… cuando vio que quedaría mal… no me dio siquiera otra oportunidad…

-No me lo recuerdes – Suspiró Hermione recordando que Ginny, después de tanto amor por Harry, cuando todo había terminado ella lo cortó, y cuando Harry se alivió de sus heridas, no le intereso volver con él… rompiéndole el corazón.

-Ya no creo en el amor Hermione… terminaré solo, porque así lo he decidido y ninguna mujer jugará con mis sentimientos…

Hermione dejó que Harry se levantara y se alejara arrastrando su pierna, con algo de lástima… él era una bella persona, lástima que ella solo lo quisiera como amigo, casi hermano… y el le correspondía de igual modo…

Harry se había detenido en una esquina, por querer llegar a su dormitorio, había apresurado el paso, pero su rodilla había echo estragos y le dolía terriblemente, necesitaba sus pócimas para controlarse…

Sabía que debía irse lento… ahora tenía que usar un guante para apoyarse con el bastón sin que le ampollaran las manos… deseaba aliviarse para poder botarlo… pero le habían advertido que por lo menos un año para que caminara perfecto.

-Maldita sea – masculló entre dientes y tomando con violencia el bastón se dio la vuelta a la esquina, tropezando violentamente con una persona la cual fue a dar al piso.

-¡AY!

-¡Oh! – Gimió Harry apoyándose… mirando como una hermosa muchacha estaba en el suelo, mostrando gran parte de sus piernas torneadas y con el cabello largo y ondulado en el rostro perfecto.

-Lo lamento – Dijo con las mejillas enrojecidas y maldiciendo no poder ayudarla, pues se sostenía con fuerzas con su bastón, ya que sentía que las piernas se le doblaban.

-¡Eres un idiota! – gritó la jovencita levantándose de inmediato - ¡Fíjate por donde pones tus ciempiés… cuatrojos! – Espetó, dejando a un lado su dulzura y la belleza de  sus facciones.

-Lo siento mucho, no me fijé – Dijo con cierto aplomo…

-¡Si no puedes caminar, usa una maldita silla de ruedas! – Gruñó con las manos en su cintura, irguiéndose, y Harry la pudo contemplar tal cual era… era la niña más hermosa que jamás hubiese visto… pero cruel y mala…

-Ya te dije que… - Y se acordó de ella ¿No iba en el grupo de chicos que habían entrado a gryffindor, entre los de primer año y los que estaban de intecambio?

-¡Alessa! – De repente le llamaron a la chica - ¿Pasa algo? – preguntaron después… Harry al verlo, pensó que era al último al que quería ver… Draco Malfoy.

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora