29: Mintiéndonos

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Draco estaba en medio de la oscuridad, en la sala común… era mas de media noche… las penumbras invadían cautelosas el ambiente tétrico en el cual se desarrollaba aquella historia de dolor que azotaba su corazón…

Recordaba lo que había sucedido en el comedor… lo que los hermanos Tugwood le habían dicho, lo que iban hacer, para romper con aquello tan desagradable que había pasado, que se había echo… lo antinatural, lo que nunca se pensaría…

Todo había sido un sueño demasiado amargo para Draco ¿Cómo pensar en esa aberración llamada amor? ¿Cómo pensar que de un día a otro Hermione se iba a enamorar de él y como él, idiotizado por unos besos que jamás le habían dado de ese modo se iba a ir de boca y se iba a ilusionar?

Su cielo estaba roto… tan roto como cuando comenzaron sus envidias contra Harry, contra Weasley, contra Granger… su cielo estaba roto cuando se vio superado por esa triada de amigos superando las barreras de la amistad… su cielo estaba roto por aquello tan siniestro como era la palabra amor…

Su cielo, su corazón y sus sentimientos estaban destrozados, los pedazos no se podrían levantar… igual que él, de ese sillón, pensando que todos esos siete años odio a Harry, Ron, sobre todo a la inteligente sangre sucia… ¿Cómo pudo ser tan imbécil de no ver más allá?

¿Cómo es posible que pareciera huérfano de amor y que a los primeros besos que le diera la castaña cayera a sus pies? Sabía en el fondo que no podía ser verdad… que aquello era un juego terrible y lo era… que el jamás se hubiese fijado en Hermione, si no fuera por su acoso, un acoso falso y maldito

Alessa se iba a culpar de todo, con tal de sacarlo de apuros y no sabía si podría permitirlo… Aunque el talismán era de ellos y había echo todo, él no debió nunca exponerse así, dejar que todo se echara a perder. Ahora, sería más basura… mucho más…

Sus ojos grises se velaron de lágrimas y sus suspiros se ahogaron en su pecho, con un desgarrador silencio, su vida no valía nada, su vida había cambiado cuando besó esos dulces labios de la sangre sucia, había tenido todo de ella, su cuerpo, su corazón, su vida… pero… falsamente…

Es que debió haberlo visto… era algo tan obvio… Ella era de un mundo alejado para el, él nunca debió adentrarse tanto, debió permanecer alejado, debió evitar que esa estrechez de corazón que sentía, fuera ahogándolo poco a poco

Si estaba bien con su falso noviazgo con Alessa ¿Por qué complicárselo?

Miró la chimenea, lentamente el fuego se extinguía, como sus esperanzas vanas y falsas, como su corazón marchitándose lentamente, esperaba ver el rostro cetrino de todos, cuando la bomba estallara, cuando Alessa iniciara aquello…

Pero no estaba solo, en medio de la noche, Zabini lo había escuchado y había bajado, notándolo tan mal, hizo sus conjeturas, le faltaba una pieza al rompecabezas, pero de una cosa si estaba seguro… su amigo, y si estaba enamorado de verdad de Granger…

Y la pieza que no encajaba era ella… y la que tenía la clave era Alessa, Draco estaba mal, así que debía ayudarlo a salir de aquel encantamiento maldito…

-Espero que no te hayas enamorado de un falso, Draco – Susurró Blaise y mejor lo dejo solo… solo con sus demonios…

En Gryffindor Hermione dormía placidamente y soñaba con Draco, el amor malsano usaba sus cartas ultimas para volverla loca de amor por él… ella estaba inmersa en sus sueños de colores y de caramelos, pero no importaba, en el fondo de su conciencia, la verdadera Hermione Granger luchaba por salir, pero no podía, estaba atrapada entre cosas inverosímiles como Alicia en el país de las maravillas.

En la habitación de varones, todos, excepto Harry habían caído en un sueño profundo, producto de unas chocolatinas extrañas durante la cena que les habían enviado, Neville, Ron, Seamus y Dean no las habían despreciado…

Lentamente, Alessa se deslizo por la habitación descalza, enfundada en su bata armoniosa y de seda de dormir… Harry abrió los ojos al sentirla, ella solo se acurrucó a su lado, sin decir una sola palabra, lo abrazó y cerró los ojos, escuchando su respiración, sus latidos, inhalando su aroma varonil…

Aquello no podía ser mas grandioso, para los dos, Harry acarició su pelo largo y sedoso, la apretó fuerte contra el y estuvo a punto de pedirle silenciosamente, que le explicara lo de Draco, pero no quiso romper ese momento…

Beso su frente y le miro a los ojos, ella los abrió lentamente y sus miradas se cruzaron… los ojos verdes esmeraldas de Harry, eran lo más cercano a la perfección posible, siendo así ¿Cómo podía ser que ese chico la pusiera de rodillas?

Era como una ola que iba y venía, lo tenía, se le iba de las manos, y luego lo volvía a tener… ella levantó las manos y le acarició su rostro, delineándolo como en otras ocasiones, sonrió levemente, estaba demasiado cerca como para que él la pudiera ver sin sus gafas.

Ella quería decirle “Te amo” pero dudaba mucho que Harry se lo creyera, sobre todo cuando aquella maraña de mentiras se descubriera, Harry la despreciaría, por eso, atesoraría por siempre aquel acercamiento…

Rain miraba como Luna dormía y se acercó al espejo, mirando en el fondo a Alex, que estaba sentado en una oscuridad, solo con una débil luz iluminándolo…  ella se adentró a sus pensamientos y se inclino hacia el…

Sus ojos se conectaron, los dos etéreos… los dos queriendo salvar a sus humanos, los dos fallando porque el acercamiento, había sido tan superficial, que no había servido de nada.

“¿Cómo estás?”

“Terrible”

“No hay remedio, lo sucedido, no ha servido de nada, no has podido salvar a Alexander”

“Todo lo que hago esta mal”

“¿Y ahora que? ¿Te quedarás aquí, en medio de la nada, de la oscuridad, oculto para siempre?”

“Hago menos daño así”

“Finalmente no existimos ¿No es así? Solo mientras ellos nos tengan presente, solo en ese caso, seguiremos vivos”

“Jamás podré ser uno con Alexander, es buena gente, pero su superficialidad en el fondo, es poderosa, jamás podremos amar a Luna, es una hermosa mujer, a la que nadie entiende y ella, ella tampoco se deja amar”

“¿Quieres que me quede contigo un momento?”

“No iré a ninguna parte”

Rain se acomodó al lado de Alexander, dejándose caer en aquel suelo ficticio, mirando de donde provenía la insulsa luz, sin decir nada, unidos por el dolor de aquellos, a los que el amor, les quedaba lejos…

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora