37: De pasión y otros sentimientos

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Alessa abrió los ojos como platos y dejó caer el cucharón ¿Que demonios hacía Harry desnudo en la puerta de la cocina? Cierto que iba a necesitar unos huevos para el almuerzo ¡Pero que no exagerara! Tragó saliva y frunció el entrecejo... No era su idea de tenerlo así... tan provocador, con ese vello a nivel del pubis que era tan sugerente porque llegaba hacia su...

-Hola - Casi chilló Harry mirando a su alrededor, todo estaba perfectamente limpio, aparte que el olor que emanaba la cocina le recordó que su estómago estaba casi vacío... Se sintió un poquitito estúpido y se llevó las manos a... bueno, a ocultar su hombría

-Harry - Dijo la chica - ¿Que haces desnudo en la cocina?

-Lo siento yo...

-No quise despertarte... y aparte esta casa estaba echa un desastre... tuve que bajar a limpiar

-Ya... ya lo vi...

-Cariño - Sonrió con ternura mientras levantaba el cucharón - ve a ponerte algo encima, el almuerzo estará en unos minutos... creo que primero comes, luego hablamos...

-Primero dime que no es por lástima...

-Es por amor... nunca lo dudes

-¿Te quedas para siempre?

-No si te presentas desnudo en la cocina - sonrió Alessa - Anda... vístete cariño

-Solo dime si te quedas para siempre...

-Te digo cuando estés presentable

Tímidamente, Harry se alejó de la cocina, mostrando su trasero ¡Bueno! por lo menos ella pudo admirar de nuevo sus peludas piernas... como todo un hombre que ya era... En poco menos de una hora, solo quedaban algunos vestigios de lo que había sido un almuerzo sencillo y sustancioso, Alessa se había esmerado en preparar su mejor platillo, de los pocos que sabía.

-¿Te gustó? - Preguntó la chica - Se que extrañarás la comida del colegio o la que preparaba la señora Weasley

-¡Comeré todo lo que tu hagas! - Respondió al momento

-Si te enfermas del estómago no me eches la culpa...

-¿Te vas a quedar conmigo? - De pronto preguntó lo más serio que pudo...

-Solo... solo si tu quieres... si has perdonado nuestra estupidez... a los tres... porque hasta Draco fue una víctima de las circunstancias... Te aseguro que él, ha sufrido mucho más que todos nosotros... el ama realmente a Hermione

-Si, lo supe...

-Harry... te amo - Susurró Alessa - Te juro que te amo tanto, que quiero estar contigo siempre... cuidándote...

-¿Aunque yo esté enfermo? ¿Medio ciego y tullido?

-No me importa siempre y cuando sepas hacerme el amor - Sonrió la chica como quien no quiere

-¡Ah!

-Mi cuota, son muchas, muchas noches de amor y pasión... a cambio de eso, ofrezco mi vida, mis cuidados, mi apoyo incondicional y sobre todo, el amor que te he tenido desde que te conocí... jamás volveré a alejarme de ti Harry, ya no podría vivir sin tí.

El joven mago miró directamente los ojos del color del chocolate azucarado de Alessa, éstos brillaron mientras unas cuantas lágrimas escurrían con mucha sinceridad... el alargó la mano para limpiar ese rostro femenino, provocando una dulce sonrisa perfecta, su corazón se llenó de emoción.

-Te adoro - Dijo Harry atrayendo su rostro hacia el suyo y besándola intensamente. Ella correspondió gustosa al gesto amorosa, porque adoraba esos labios masculinos, recorrer su boca y lamerla, poco a poco, el muchacho ganaba más terreno y la llenaban de caricias atrevidas, con mayor soltura, poco a poco soltaba todo aquello que llevaba dentro y que sentía para con ella.

Alessa no se andaba por las ramas, a esas alturas, la pasión desmedida por Potter se hacía presente, ya no le importaban las apariencias, solo deseaba tenerlo, porque después de tantos meses sin probar sus mieles, eran suficientes para que su cuerpo le exigiera satisfacción ¡Y ella que pensaba que su abstención duraría muchísimo más tiempo! Porque jamás otro hombre que no fuera Harry.

Por lo que sus manos se fueron directamente a su entrepierna, acariciando todo a su paso... El se agitó un poco y soltó sus labios para sonreír de modo malicioso... Ella a su vez, también le dirigió una mirada feroz y audaz, se veía tan guapa y sensual que Harry creía que estaba en el cielo...

-Las manos quietas - Sonrió

-Necesitas tu masaje reparador - Respondió de modo sensual...

-Entonces necesito quitarme la ropa de nuevo... para que me des mi masaje - Murmuró

-¡Cielos! ¿Donde está Harry Potter, el muchacho sensible, tímido y humilde?

-Al carajo con él... no sabes cuanto tiempo estuve esperando que aparecieras de nuevo en mi vida, pensé que no llegarías, por eso quería morirme... Ahora estás aquí, libre, mía de nuevo, no voy a dejarte, sobre todo porque me aceptas como estoy...

-Esto es para siempre Harry... te voy a dar los hijos que quieras... te daré mi amor y todos los años que la vida me preste... de tu casa no me voy...

-Ahora tú serás la dueña y señora de esta casa

-Y tú serás mi dueño y señor... Mi Harry Potter... para siempre...

-Alessa Potter... no suena mal - Soslayó Harry volviendo a apresar sus labios, él no dejaba de besarla y ella de estimularlo...

-Harry - Ahogó un suspiro la muchacha mientras lo jalaba hacia ella, rodeando su cuello con su brazo libre, intensificando el beso, casi tumbando la vajilla que había sobre la mesa, llegando al sillón con mucha dificultad, Harry olvidándose de su pierna lastimada, casi cargando a Alessa y fundiendo su cuerpo con el de ella en el mullido sofá, al parecer... ahora sí no llegaban a la recámara...

Y mientras con ellos todo era pasión..

En otro lado, hundida entre libros e investigaciones...

Hermione soltó la pluma que llevaba en los labios, una lágrima escurrió por su mejilla y se la limpió con rabia, su mente se revolvió y recordó sin duda, todo lo sucedido meses atrás... Había tomado algunas pociones y recurrido a hechizos para aclarar esos recuerdos perdidos...

Sus mejillas se tiñeron de solo recordar todo lo sucedido con Malfoy... su cuerpo ardía de solo pensar en las caricias que le había proporcionado, en como la había vuelto mujer y en el amor que él le había profesado y confesado, sus labios sensuales y su modo tan irreverente de besarla, su sexualidad explosiva... el modo de tocarla ¡Todo eso la había tenido enloquecida!

Odiaba desearlo, aún después de tantos meses... Por las noches, por las tardes, sentía una necesidad imperiosa de estar con él ¿Porque su cuerpo la traicionaba de esa manera? ¿Por qué con ese estúpido cretino que le había llamado Sangre Sucia hasta el cansancio? Pero ese cretino ahora le despertaba todos los instintos... sí, había sido un talismán hechizado el culpable de su apasionamiento... Pero ya no había remedio... Enamorada de Draco

Enamorada de su peor enemigo... ¿Que otro castigo peor había que ese? Su maldito cabello rubio platinado, sello distintivo de la familia Malfoy... sus ojos intensamente grises... esa piel tan blanca como la cera... pero con esos malditos labios que la enloquecían... con esas manos que la tocaban como si ella fuera una diosa y la habían acariciado hasta morir de éxtasis.

Todo eso que odiaba, era lo que ahora más añoraba...

Pero... desde que Draco se había ido con los Tugwood de Hogwarts, no había sabido nada de él, ninguno más le había dado alguna pista sobre sus paradero, se lo había tragado la faz de la tierra, por más investigaciones, nadie sabía una sola noticia de él.

Por eso ella se refugiaba en su pasión, en los libros, porque solo en ellos, obtenía la distracción necesaria, para no pensar en él, para no recordar sus besos, sus caricias, su entrega... sus labios temblaron... su mente no le obedeció en ese momento, su inteligencia se embotaba y el texto solo parecía decir "Draco Malfoy"

-¿Porque tengo que amarte Draco? - Masculló hundiendo la cabeza en sus libros...

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora