Capítulo 6: Borracheras y sesiones de fotos

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¡Pasen a leer mi nueva novela! Llamada Treinta y un rosas para Rose.

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Miro fijamente a Roger, quien maneja su auto con el ceño fruncido. Nos detenemos en un pequeño supermarket que está abierto las 24 horas del día. Mi amigo sal del auto y salgo a su siga.

Se adentra por los pasillos del local, hasta llegar al sector dónde está el alcohol.

-¿Piensas emborracharte? –Pregunto.

-Sólo estoy cansado –Es su respuesta.

Roger suele ser extrovertido, gracioso y muy sonriente la mayoría del tiempo. Recuerdo que, cuando nos conocimos, él no paraba de decir lo lindo que era mi vestido color rosa. Él es una buena persona, le gusta decir lindas palabras, abrazar, decir cuando te quiere. Por esa razón, es extraño verlo tan desanimado y triste.

Su novia y amor de su vida rompió con él hace una hora. Él está destruido y no sé realmente qué debo hacer.

Cuando llegamos de Atlanta, acompañé a mi amigo hasta su departamento, dónde nos encontramos con America, la ex novia del chico. Estuve presente durante toda la discusión, lo cruel y tajante que ella fue al reconocer que estaba saliendo con otro chico, uno "mucho más guapo y que realmente se preocupa por mí" -según las palabras de la morena-.

Roger no lloró, sólo le dijo "recoge tus cosas y vete". En ese momento no reconocí a mi amigo; el mismo que construyó para mí una tumba con palitos de helado, para mi hámster cuando murió, el mismo que prometió jamás dejarme sola cuando descubrí a mi ex novio engañándome, el mismo que siempre me proteje.

Roger no es solo mi amigo, es el hermano mayor que nunca tuve.

-¿Quieres realmente hacer esto? –Pregunto mirando al castaño.

Roger sostiene un vaso de vodka hasta el tope. Me mira a los ojos, él está a punto de llorar.

Tomo uno de los vasos y lo lleno de igual forma con vodka.

-Hagámoslo juntos. Cómo siempre.

-Tú ahogaste tus penas con helado, lo mío es ridículo –Dice dejando el vaso en la mesa delante de nosotros. Él odia el alcohol.

-Solo olvidémonos del pasado. Toma ese vaso, lo quiero completamente vacío en dos segundos, ¿oíste?

(*)

Abro los ojos con pesadez, sintiendo un horrible aroma a mí alrededor, junto con un sonido extraño, que revuelve mis entrañas.

Por alguna razón estoy en el baño, junto a un Roger que luce dos tonos más pálido. Está vomitando en el escusado, con los ojos llorosos. Me acerco a él y acaricio su espalda.

-Déjalo ir, cariño –Susurro cerca de su oído.

-¡Es una perra! –Es casi inentendible lo que dice-. ¿Yo no preocuparme por... ella?

-Lo es, una perra maldita.

-¡La amo! –Chilla para luego seguir vomitando. Creo que la siguiente en vomitar seré yo.

-Lo sé.

-¡Maldito hijo de... -No puede terminar la frase, el vómito es más fuerte, al igual que el asco que estoy sintiendo ahora-. Voy a morir, Eleanor voy a morir.

-No morirás, dramático. Habrán chicas mejores, lo prometo.

-La quiero a ella.

Suena el timbre y me levanto a duras penas del baño.

ASHTON DREWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora