Capítulo 51: Los borrachos y los bebés

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Llevo otro gran bocado del bote de helado que sostengo sobre mis piernas; chocolate con almendras, probablemente el mejor sabor que mi paladar ha probado. 

El aire que corre, desordena de corta cabellera, ha crecido bastante, han pasado algunos meses desde que lo corté, pero me gusta, me gusta tenerlo al natural, con los rizos y el volumen exagerado, odio peinarlo mucho, se siente realmente agradable tenerlo despeinado, todo el día, todos los días, sin tener la necesidad de hacer algo decente con él. 

Ashton toma una cuchara e intenta comer de mi helado, pero no lo dejo, obviamente no lo haría, es mi helado, ¿quién se cree que es? -mi novio, padre de mi hija, ¿tal vez?-

-¡Oye! -Exclama él con una sonrisa en su rostro-. Yo también quiero. 

Lo miro tras mis lentes de sol y niego con la cabeza, sonrío mostrando mis dientes.

-Por favor -Pide él, para luego hacer un puchero con sus labios.

-No -Digo alargando la letra o.

Río con diversión cuando él acerca su cuerpo al mío, acortando la distancia entre nosotros. Pone sus manos en el pasto, a mis lados, acorralándome, aún así, con algo de dificultad, elevo mis brazos, sosteniendo el helado, alejándolo de él. 

Ashton rodea mi espalda con un brazo, intentando tomar el helado con el otro, terminamos cayendo en el pasto de nuestro patio trasero, él procura no caer sobre mí y mi gran barriga de ocho meses. 

Tomo un poco de aire, para seguir riendo, Ashton, quien ríe junto a mí, acaricia mi barbilla con su nariz. Él me ayuda a sentarme nuevamente y le tiendo el helado.

-¿He ganado? -Pregunta con sorpresa.

-Solo porque eres jodidamente sexy y mío -Digo encogiéndome de hombros. 

Él sonríe y me guiñe un ojo.

El sonido del timbre nos hace mirar hacia la casa, Aston se levanta y camina hacia la puerta, me mira en más de una ocasión, lanza unos besos al aire y lo imito. Estúpidos cursis enamorados. Eso somos.

El rubio me llama por mi nombre a los pocos segundos, para luego aparecer corriendo y emocionado, me ayuda a levantarme y le pregunto qué ocurre.

-Adivina qué ha llegado.

-Uhm... 

-¡La cuna! -Chilla él con emoción. 

Sonrío sin poder evitarlo.

Caminamos juntos al interior de la casa, una caja ocupa gran parte de la sala, es mucho más grande de lo que imaginaba. 

-Creí que llegaría en dos o tres días, apenas la compramos ayer -Digo llevando una mano a mi vientre.

-Ventajas de ser famoso, supongo -Dice él sonriendo. 

A los pocos minutos, llega Roger a ayudarnos, los dos chicos suben a duras pena la enorme caja por las escaleras, yo me divierto viéndolos desde el sofá. 



-¿Crees que la armamos bien? -Pregunta Ashton a Roger, los observo sin que ellos se den cuenta de mi presencia desde el umbral de la puerta.

-Supongo que si..., no lo sé -Dice un exhausto Roger.

-¿Estás cansado? -Pregunta Ashton, Roger hace un mohín-. Amigo, nadie dijo que armar una cuna sería fácil.

-No sé qué fue más difícil, subirla o armarla. ¿Por qué no contrataste a alguien? -Pregunta Roger.

-Porque quería hacerlo yo, el chico que la trajo de la tienda me ofreció ayuda, pensé que sería divertido armarla junto a mi mejor amigo.

ASHTON DREWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora