-Short: Las clases de Rosaria-

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Esto sucedió unas noches antes del día de mi partida a Liyue.

Era una noche fría, Rosaria y yo nos encontrábamos en la punta del Acantilado Estrellado, pero no en la punta donde se suelen ir a rejuntar Marvin y Marla.

Nosotros nos encontramos en una punta más al este que desemboca directamente en mar abierto.

¿Qué estamos haciendo?

Digamos que me está enseñando a obtener información de los locales.

— Debes sostener la cuerda de esta manera, de lo contrario él podría agarrarte y ambos terminarán cayendo.

— Sí.

Detrás de nosotros, una cuerda se encontraba atada a un par de árboles, un paso detrás del acantilado, Rosaria sostenía la soga con una mano.

Y al final de ella, colgando del precipicio, estaba atado uno de los ladrones de tesoros que habíamos capturado hace un rato, el resto de la banda estaba amarrada alrededor de una roca cerca de los árboles donde estaba asegurada la cuerda.

— Ahora, tómalo tú, te diré como hacerlo paso a paso.

Tome su lugar tratando de imitar a la perfección la manera en la que estaba parada.

— Ahora tienes que hacerlo hablar.

— De acuerdo.

Me giré hacia el sujeto en cuestión y dije.

— ¡Habla!

— ¡Nunca les diré nada! — Contesto con una voz temblorosa mientras cerraba los ojos con fuerza.

Y no dijo nada más.

— ¿Y ahora qué?

Volví la mirada hacia Rosaria en busca de ayuda.

— TN, tienes que asustarlo, hazlo pensar que realmente lo soltaras.

— ¡Podemos oírlos! — Gritaron todos los ladrones.

— No lo sé, me parece algo...

— Solo toma una de tus dagas y corta la cuerda hasta dejar unas cinco fibras.

Haciendo caso a sus instrucciones comencé a cortar una a una las fibras que componen la soga, no vaya a ser que se me caiga el tipo y me quede sin quien interrogar.

— ¡Niño, si quieres yo lo hago!

— ¡Llévenos de una vez al calabozo!

— ¡Ya hace sueño!

Al verme chiquito y tonto, varios de los ladrones de tesoros que se encontraban detrás de nosotros se comenzaron a burlar.

— ¡Guarden silencio! ¡Les voy a enseñar la mejor interrogación que han visto en su vida! — Grite una vez termine de cortar el último pedazo.

— Uy, ya se enojó.

Con determinación en mi ser guarde la daga, me acerque al borde del abismo y antes de que pudiera decir palabra alguna.

*POOP*

— ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Rompiéndose en menos de un segundo, aquella desgastada soga no soporto la tensión creada por el agarre del árbol y el peso del ladrón de tesoros, dejando caer al pobre tipo hasta el fondo del acantilado.

Me gustaría decir que tendrá una muerte rápida, pero al caer con sus piernas lo más probable es que se quede ahí un rato con un montón de fracturas en su cuerpo, con los órganos reventados, hasta que la perdida de sangre lo desviva, todo esto mientras sufre de un indescriptible dolor.

Sin poder decir nada, los ladrones de tesoros y yo, giramos nuestra mirada hacia Rosaria quien se encontraba con una mano en su barbilla.

— Escoge a otro, pero esta vez deja al menos una docena de fibras, aprovecharemos esta situación para que puedas jugar un poco con el siguiente.

— ¡S-Sí!

Por la naturaleza de su trabajo ya sabía que Rosaria estaría acostumbrada a este tipo de situaciones, pero aun así... Me alegra no estar en su lista negra.

Una vez llegue frente al resto de los bandidos a mi mente vino la pregunta. ¿A quién escojo y como lo hago?

Cuando estaba debatiendo entre escoger el método del zapatito blanco o el método del tin Marín, uno de los ladrones llamo mi atención.

— ¡Espera, espera! ¡No tienes por qué hacer esto! ¡Te contaremos todo lo que quieras tan solo no nos hagas lo mismo, por favor!

— ¡¿Es así?!

— ¡S-Sí! — Todo el grupo asintió al unísono.

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Después de haber presenciado tan traumante situación, la colaboración de todos los bandidos fue más que remarcable.

Con toda la información recopilada, volví hacia donde estaba Rosaria, quien ahora se encontraba sentada sobre una roca mientras afilaba una rama con su daga, dándole una forma de estaca.

— Ya conseguí toda la información Rosaria, ya los podemos entregar al puesto de vigilancia.

— ¿Entregarlos? — Me miro con sorpresa. — T/N. ¿Por qué crees que estamos haciendo esto en un lugar tan alejado de la civilización? Si los fuéramos a entregar, le hubiera pedido un par de prisioneros a Jean, en vez de irlos a buscar yo misma.

— ¿Y realmente tenemos que hacerlo así?

— Si no quieres hacerlo en ellos, podría hacerlo contigo. No será lo mismo, pero algo deberías de ser capaz de aprender.

Respondió con un tono frío mientras apuntaba la estaca hacia mí.

Voltee a ver a los chicos, quienes me miraban con lágrimas en sus ojos.

Volví la mirada hacia Rosaria, me llevé la mano al corazón y mirándola a los ojos, dije:

— Bueno, si son ladrones de tesoros, significa que no eran buenas personas para empezar.

Un chillido grupal se escuchó detrás de nosotros.

Una estrellita y una seguida, por favor. (9.<)◠☆◠(>.6)

¿T/N llegará a Liyue antes de que salga Natlan?

PD: El autora ya le está aprendiendo a la IA.

PD: El autora ya le está aprendiendo a la IA

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