MAS QUE UN JUEGO || FREENBECKY (G!P)

35. Una cucharada de su propia medicina

FREEN

La habitación de Nam se sentía sofocante, cada rincón parecía reflejar la tensión que me consumía por dentro. Caminaba de un lado a otro, con el pecho apretado, sintiendo cómo la furia me carcomía. No podía apartar de mi mente la imagen de mi cámara rota, los fragmentos esparcidos por el suelo como un cruel recordatorio de lo que había perdido.

No, no se trataba solo de la cámara. Se trataba del último regalo de mi abuelo, del único recuerdo tangible que me quedaba de él. Ese objeto contenía en sí mismo todas las memorias, el cariño, y el dolor de su ausencia. Y ahora, todo eso estaba en pedazos, destruido por una mano malintencionada.

:- Estoy segura de que fue ella - escupí las palabras, sintiendo cómo la rabia burbujeaba bajo la superficie de mi piel.

Nam, sentado en su cama, me miraba con una mezcla de preocupación y cautela. Sabía lo que esa cámara significaba para mí, y sabía también que, cuando me sentía así, no había vuelta atrás.

:- ¿Bam? - preguntó, aunque su tono dejaba claro que ya conocía la respuesta.

Asentí con fuerza, clavando la mirada en un punto indefinido de la pared, como si al concentrarme en él pudiera mantener a raya la tormenta de emociones que se arremolinaba en mi interior.

:- ¿Quién más podría ser? Esa perra... rompió mi cámara. ¡La única cosa que tenía de mi abuelo! - Mi voz tembló, traicionando el dolor que intentaba esconder detrás de mi enojo.

Nam siguió observándome en silencio mientras continuaba mi recorrido de un lado a otro de la habitación. Cada paso resonaba como un eco de la ira que me impulsaba. Sabía que tenía que hacer algo, que no podía simplemente quedarme de brazos cruzados mientras Bam se salía con la suya una vez más.

:- ¿Y qué vas a hacer al respecto? - preguntó Nam, su voz era suave, como si temiera que cualquier tono más fuerte podría hacerme explotar.

:- Algún secreto sucio debe esconder esa zorra, Nam. Y voy a averiguarlo. Vamos a la universidad, la vamos a seguir todo el día- dije

Nam parpadeó, sorprendido por la intensidad de mi tono. Podía ver la duda en sus ojos, la preocupación por lo que estaba proponiendo.

:- ¿En serio? - preguntó, aunque yo sabía que en el fondo entendía que no había marcha atrás cuando me veía así - ¿No crees que esto puede salirse de control?-

Apreté los puños, sintiendo cómo las uñas se clavaban en mis palmas, tratando de canalizar la ira que bullía dentro de mí.

:- ¿Me ves cara de que estoy bromeando? Jugó con algo demasiado importante para mí, me lastimó, ¿sabes? Y no sabes cuánto. Ya estoy cansada de dejar que se salga con la suya-

Nam suspiró, resignada. Sabía que cuando me decidía por algo, no había nada que me detuviera. Se levantó lentamente, recogiendo sus cosas, sin decir una palabra más.

:- Está bien, Freen - dijo finalmente.

:- No voy a arrepentirme, Nam. Esto no es solo por la cámara. Es por todo lo que me ha hecho. Y es hora de que pague-

Nam asintió, aunque la preocupación seguía reflejada en su rostro. Sabía que lo que estaba por hacer cambiaría muchas cosas, pero no podía dejarlo pasar. No esta vez. Bam había cruzado una línea, y ahora, se enfrentaría a las consecuencias.

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Llegamos a la universidad, el sol del mediodía brillaba fuerte, y la energía habitual del campus parecía más intensa de lo normal. Mi teléfono vibró en el bolsillo, recordándome de las múltiples llamadas perdidas de Becky. Resoplé, sintiendo una mezcla de culpa y frustración, pero decidí que hablaría con ella más tarde. No podía distraerme ahora, tenía una misión.