Capítulo 37

33 2 9
                                    

Silvia fue la primera en despertar, lo vio a Carlos y empezó a besar su mejilla y su cuello hasta que lo despertó y está vez hicieron el amor de una manera suave y tierna. Luego se bañaron juntos y ella salió de la habitación descalza y con la bata de baño. Se encontró a sus hijos en el pasillo junto a su nuera, ellos la miraban y ella notó que estaban bañados y ya vestidos.
Dylan- Quería pedirte disculpas.
Silvia- Ya pasó, no te preocupes.
Emma- pero no estuvo bien mami. Discúlpame.
Silvia- en serio, solo fue el enojo por no poder comer. Eso me tiene mal.
Mateo- Pero ya estás bien ¿Cierto?
Silvia- Si, bebé. Me dan un beso mis bebés.
Raquel la abraza y le da un beso mientras Mateo espera para luego acercarse él.
Dylan- Claro, ya nos olvido a nosotros hermanita.
Silvia- No seas celoso bebé. Yo te amo y ti también mi amor chiquito.
Emma abraza a su madre y besa repetidamente la mejilla de esta. Luego Dylan la abraza fuerte hasta que ella se queja.
Silvia- Déjame respirar bebé.
Dylan- es que te amo mucho.
Silvia- Y yo a ti mi amor.
Silvia besa la mejilla de Dylan y observa a una muy tímida Judith. Es una muchacha delgada, cabello negro y dueña de unos preciosos ojos cafés, tiene las pestañas largas y rizadas y son naturales.
Silvia- Mira esta hermosura de niña... Esos ojos preciosos que tanto me gustan ver. ¿Quien es la nuera más hermosa del mundo?... ¡Si! Tu.
Dice abrazando a Judith que sonríe en sus brazos mientras logra abrazarla con fuerza. Silvia se aleja un poco sin soltarla.
Judith- eres tan linda, gracias por tu buen trato. Eres mucho más amable conmigo que mi madre.
Silvia- Ay preciosa, ¿Quieres que le dé un escarmiento a tu madre?
Judith- si por favor.
Ambas ríen, Silvia abraza a su nuera y besa su frente.
Silvia- No les des el gusto a esas personas que solo quieren verte mal, tu olvídate de ellos y se feliz. Nos tienes a todos nosotros y puedes venir a casa a la hora que necesites no importa si es de madrugada. También cuentas conmigo para lo que sea. Estamos aqui para ayudarnos entre todos.
Judith- muchas gracias Silvia. Siempre voy a recordar lo mucho que me ayudas y lo amable que eres conmigo.
Silvia- Ay chiquita, sonríe y dales en (Habla bajito)  la madre  a esas malas personas.
Todos ríen y se van a desayunar mientras Silvia busca que vestir. Elige una blusa blanca con mangas hasta el codo, jeans azul, con tacones cómodos. Se sienta frente al espejo quejándose de un dolor y ríe, se maquilla rápido y suave. Piensa en lo sucedido anoche y lo adolorida que está, pero valió la pena.  Ríe y Carlos se acerca cerrando la puerta. Está con camisa negra, sus mangas están dobladas hasta el codo y tiene jeans oscuros con zapatos relucientes, está muy bien peinado y huele delicioso. Esa camisa marca sus músculos a la perfección.
Carlos- ¿De que te ríes?
Silvia voltea a verlo y sonríe, al instante borra su sonrisa y niega con la cabeza.
Silvia- No, No y no... Tu no vas.
Carlos- ¿Por qué?
Silvia- estás guapísimo y eso no lo voy a permitir.
Carlos ríe y camina hasta sentarse en la cama. Silvia lo sigue y queda de pie frente a el, cruza los brazos y hace un gesto serio.
Carlos- Amor, me arregle menos de lo normal.
Silvia- Estás jugando ¿Verdad?... Mírate, tu lo haces a propósito.
Carlos- Claro que no. En enserio, no le eche ganas a el peinado y a la ropa.
Silvia- pésimo querer quedar mal cuando quedas perfecto y tan guapo. Mira tus brazotes y ese pecho que se asoma sobre tu camisa.
Ella muerde su labios y posa una mano en el pecho de él acariciándolo. Su mente se pierde en la primera vez que pudo tocarlo, estaban en la misma posición pero ellos eran más jóvenes. Carlos se pone de pie y ella sube su mirada hasta quedar muy cerca de sus labios.
Silvia- Eres muy guapo. Eres encantador. Eres mi gran amor.
Carlos- Te amo Reina. Te amo y te pertenezco solo a ti.
Silvia- Soy tu dueña.
Carlos- Exactamente.
Carlos la besa pero solo posa sus labios y se aleja en un segundo. Ella frunce las cejas.
Silvia- ¿Y esa mierda que fue?
Carlos- Silvia, no seas grosera.
Silvia- Jódete.
Ella le da la espalda y vuelve a verse en el espejo, apoya sus manos en la mesita y se acerca más a ver su reflejo. Se inclina un poco viendo en su cuello un rasguño y abre su blusa encontrando marcas en sus senos. De pronto Carlos se acerca y apoya su masculinidad en el trasero de ella y la embiste con fuerza haciendo que ella tire varias cosas de su mesada.
Silvia- Mira lo que me hiciste hacer.
Carlos- eso te pasa por tener una boquita tan...
Silvia- ¿Hermosa?
Carlos- Tan sucia.
Silvia- eso no te parece cuando te hago eso que tanto disfrutas.
Carlos la voltea y se acerca para besarla mientras ella está entregada pero se aleja dejándola nuevamente con ganas de un buen beso.
Silvia- ¿Por qué haces eso? ¿Quieres que la busque a Fiore así me da un buen beso?
Carlos- Basta. Todavía no me dijiste lo que pasó... Cómo ayer te dormiste súper cansada, quiero que me digas que pasó.
Silvia- ¿Que te dije ayer?
Carlos- no te hagas la que no recuerdas. Dime qué pasó.
Carlos enfrenta a Silvia y ella solo mira los labios de su esposo.
Silvia- La besé... Y...
Su juego quedó atrás cuando sintió que todo le daba vueltas y perdió el equilibrio pero Carlos la sostuvo en sus brazos.
Carlos- mi amor, ¿Estás bien?... Ven conmigo.
Silvia- No, no... Todavía tengo que arreglar mi cabello, no lo sequé.
Carlos la lleva de todos modos a sentarse a la cama y luego se sienta a su lado. Silvia se levanta y se sienta en las piernas de Carlos rodeando un brazo por el cuello de el.
Silvia- solo fue un mareo mi amor. Ya estoy bien.
Carlos- Mejor nos quedamos en casa y...
Silvia- y me quedo a llorar todo el día pensando en ese maldito hijo de pu...
Carlos la besa en los labios para que no termine esa mala palabra.
Carlos- No... Pero me vas a dejar cuidarte ¿Cierto?
Silvia- claro, así espanto a las zorras que tanto miras.
Carlos- Eso no es así.
Silvia- déjame sacar mi enojo y mis celos... Me libera.
Carlos- Sin groserías.
Silvia- No prometo nada porque se me salen.
Carlos- pues que no se te salgan frente a los niños.
Silvia- no. Oye... Vas a tomarme de la mano y vas a darme de comer en la boca, vas a sostenerme todo el tiempo y vas a protegerme.
Carlos- haré todo eso y más.
Silvia- ok, querido esposo dígame porque demonios me dejó marcas.
Carlos- estamos a mano mi amor.
Silvia- en el cuello Carlos.
Carlos- en el cuello Silvia.
Dice imitando la voz de ella, Silvia ríe y logra besarlo como ella quiere. El no se niega y sigue el ritmo de ese beso. Silvia se aleja mientras sonríe y limpia el resto de labial de los labios de Carlos.
Carlos- No quería besarte porque pensaba que me ibas a regañar.
Silvia- Regañarte ¿Por qué?
Carlos- porque te iba a quitar todo el labial.
Silvia- eso se arregla después. Lo importante es que no me dejes con las ganas.
Carlos- lo anotaré.
Silvia- ¿Me secas el cabello?
Carlos- Claro.
Carlos la ayuda con su cabello y luego salen a desayunar. El agarra el tazón de frutas y busca una pinchando con el tenedor y lo lleva a la boca de Silvia, no sin antes ver su reacción.
Silvia- Amor... ¿Me dejas beber jugo primero?
Silvia bebé jugo mientras los niños se levantan para que ella no se sienta presionada. Ellos se excusan con que van a buscar la lista de útiles que Mateo perdió. Silvia bebe solo un poco de jugo y cierra sus ojos.
Silvia- No puedo mi amor.
Carlos- está bien. Que podemos darte para que tengas fuerzas.
Silvia- no sé... Esto está mal. Pero, voy a intentarlo. Dame tú porque yo no me animo.
Carlos come fruta y lo disfruta tanto que eso hace que Silvia tenga hambre. Luego ve unos waffles y lo empieza a comer totalmente perdido en su saciedad.
Silvia-¿Me invitas? Se ve muy rico y... Hace mucho que no como eso. Además no me hará daño dejar lo saludable y la dieta por... Unos días. Creo yo.
Dice de una manera tan dulce que hace que Carlos sonría y la mire con amor. Corta un bocado chiquito y lo acerca a la boca de ella mientras ella logra comer y lo disfruta. Sonríe porque verdaderamente lo disfruta y tiene ganas de comer más.
Silvia- Mmm, que delicioso.
Carlos- ¿Yo?
Silvia- esta vez no. Los waffles... Me recuerdan a papá.
Carlos- ¿El sabía hacer waffles?
Dice para hacer que su mente se distraiga y hablé de algo que evite que piense en si va a vomitar o no.
Silvia- Si, los hacía tan ricos. Amaba verlo tan feliz por poder cocinarlos y le ponía tanto empeño que se veía tan lindo el plato. Yo le decía "No quiero destruirlo papito" y el reía orgulloso y feliz por su logro.
Carlos- ¿siempre supo hacerlos?
Dice mientras, le da de comer más. Ella mastica y bebe jugo mientras sonríe con los ojos brillosos y felices al recordar.
Silvia- los aprendió a hacer porque yo vi en la tele y dije que los quería. Papá escuchó y al principio fue horrible pero al tercer día ya le salieron riquísimos. El se sentía tan feliz al ver qué me comía todo y me llevaba más a el colegio. Se los compartía a todos mis amigos y al llegar a casa le comentaba muy feliz que a todos les encantaron sus waffles, el sonría y no olvido jamás su sonrisa llena de orgullo.
Silvia se queda con esa imagen de su padre sonriendo feliz ante un logro tan hermoso. Ve a Carlos muy sonriente observándola y luego arruga sus cejas al ver el plato vacio.
Silvia- ¿Cuando pasó?
Carlos- Pues... Hace varios minutos.
Silvia- Ay mi papito. Fíjate que Quise que me diera la receta.
Carlos- ¿Te la dio?
Silvia- no, me dijo que era su secreto y que no podía saberlo. Pero lo tenía escrito en su cuaderno de recetas.
Carlos- Tenía un cuaderno de recetas. Que interesante.
Silvia- lo tenía desde que yo era un bebé y están todas las comidas que me preparaba y también las veces en que intento realizarlas hasta que le salieron bien.
Carlos- Tu eras la juez.
Silvia- si, papá decía que amaba que pobrara sus alimentos porque comía de todo y era súper sincera.
Carlos- ¿Jamás le dijiste "está rico" y no lo estaba?
Silvia- por supuesto que no. No le haría eso jamás, el quería hacerlo bien y yo no iba a mentir. Además no era malo en la cocina, era bueno pero es perfeccionista.
Carlos- Ah viene de familia.
Silvia- así es... Además mientras cocinaba lavaba y mantenía el orden muy bien.
Carlos- También viene de familia.
Silvia- si, somos muy ordenados. Papá y yo somos uno, nos peleamos varias veces pero somos iguales. Y amo ser como el porque vive en mi.
Carlos- Es muy bonito eso. Me encanta escucharte hablar tan bien de tu papá, yo quiero que en un futuro mis hijos hagan lo mismo.
Silvia- lo harán, eres un excelente papá.
Carlos- ¿Ves a algunos de nuestros hijos parecido a tu papá?
Silvia- Emma... Es igual a él, hace tres días la encontré queriendo cocinar un pastel, se enojo porque no le salió a la primera y juro que era él. Solo negué con la cabeza y le dije a papá que la ayudará. Va a hacer corajes por nada.
Carlos- como que por nada.
Silvia- porque si le salió bien, solo que no supo presentarlo bonito. Los niños lo probaron y hasta Judith dijo que estaba delicioso. Ella sacó talento para la cocina como su abuelo. Me encanta observarla batallar y luego esa sonrisa al final cuando le sale bien... Es hermoso el momento.
Paso media hora más donde Carlos había querido que se distrajera pero el también disfruto de escucharla feliz, amaba escucharla hablar de sus recuerdos con su padre porque la llenaba de una energía mágica. De pronto todo estaba bien y amaba verla así.
Carlos- quisiera saber más de tus recuerdos con tu papá. Es como una enseñanza para mí.
Silvia- Cuando quieras te cuento más. Pero ahorita nos tenemos que ir. ¡Niños vamos!
Grita ella y todos salen sin decir nada. Al ver la sonrisa de ambos saben que todo salió bien.

Ven por miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora