Capítulo Veintitrés

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Había pasado un mes desde su llegada al campamento. Un muy extenso mes donde día a día le tocaba aprender lo largo que podían llegar a ser los segundos. Esa pequeña muestra de tiempo infravalorada a veces era una verdadera tortura. Ahí todo lo era... hasta las medidas, y el estrés que provocaba estar pendiente a cada detalle, a cada persona, pasado, presente y futuro los dividía a ellos, los jugadores, en dos: los jodidos y los que jodían.

Muchos habían muerto, el campamento se encontraba en una forzada tregua porque ese constituía el año donde más gente había muerto durante el primer mes. Apenas quedaba alguna banda además de "Blockbuster" y "Jet Black Heart". Las actitudes de todos se habían vuelto más hostiles, más crueles y frías. Misteriosas. Había más rencor, sed de venganza y ambición de dinero. Las peticiones habían cesado con la "tregua", se suponía que debían descansar porque lo más fuerte aún no llegaba, pero Sky creía que lo más fuerte era entender que nunca habría un verano más podrido que el propio que vivían en su presente: ese verano en el campamento "Sky".

—Tu falsete, lo estás haciendo mal, Sky.

—Perdón, profesor.

Los profesores que quedaban estaban siendo protegidos por los mismos patrocinadores del juego, solo por mantener un "protocolo de fachada". Igual se esperaba que murieran al final del juego, como el 95% de los que vivían en ese momento. Se esperaba que todo cambiara ese año, había apuestas aún más fuertes sobre sus cabezas. El juego había ganado la mayor audiencia en todo el tiempo que llevaba en pie y ella... ella estaba más consciente que nunca de que estaba jugando con fuego.

Miró a la esquina derecha del salón de música y sonrió internamente, ocultando su emoción cuando vio a Ethan mover sus dedos de esa forma familiar por el micrófono, un mensaje escondido que solo los dos sabían.
 
Su aspecto había cambiado, como el de muchos. Llevaba el cabello un poco más largo y estaba más delgado. Terrence traía el cabello un poco más oscuro, Daniel lo llevaba negro y ella ahora lo tenía corto, por los hombros, en honor al inicio de su época con Isaac.
 
Ahora tenía menos miedo. Había aprendido a controlar bastante sus emociones gracias a la anulación de las mismas por los dolores recibidos... fisicos y sobre todo mentales. Conocía casi todo el campamento, puntos ciegos incluidos, como ese al que iba a solas a veces, a encontrarse después de cada clase de canto con el chico que se había ganado su corazón.
 
—Tu falsete está bien, solo intenta "hacer" de maestro para que le mantengan la protección los patrocinadores. Estás muy linda hoy...
 
—Cada vez que nos vemos me repites lo mismo, Ethan.
 
—No me cansaré de decírtelo, jamás.
 
Él la abrazó, la cabeza de ella ya acostumbrada a esos momentos se recostó en su hombro derecho. Sky sonrió al recibir esa paz que Ethan siempre traía consigo para darle.
 
—Sigo sin hallarle la gracia a todo esto. Lastimar, ofrecer vidas por dinero —suspiró—. Todo por el puto dinero...
 
—El dinero es lo que mueve el mundo, Sky.
 
—Me importa una mierda, ¿venderías tu alma, tu vida por dinero?
 
Ella ya sabía que Ethan no estaba ahí por el premio, por eso se atrevió a preguntar aunque no conocía del todo la respuesta.
 
—Si los idiotas que dirigen esto supieran que soy el hombre más rico del mundo solo por poder estar así abrazándote, me eliminarían del juego ahora mismo.
 
Ella sonrió otra vez. Lo hacía de verdad, mientras lo veía sonreír a él.
 
Estaba jugando a dos bandos, lo tenía más que claro. Pero los quería a los dos, y quería salvarlos a los dos. Quería salvar a todos si era posible. Nadie merecía seguir con esa asquerosa tradición y como "heredera", sentía que debía detenerla.
 
Isaac... Ethan... los dos estaban muy lastimados, por dentro y por fuera, pero lo reflejaban diferente. Tanto, que por más que ella intentaba no les hallaba un punto en común excepto ese detrás de su cabeza, abajo, en la nuca. A ninguno le gustaba que ella tocara ahí, y aunque al inicio la rareza de tal coincidencia entre ambos chicos le quitaba el sueño, en ese momento era el menor de sus problemas.
 
Tenía a dos chicos que adoraba, y ambos tenían intenciones distintas. Isaac al igual que Ethan deseaba que el juego terminase, pero pensaba hacerlo de la manera más violenta posible, creando así su propia destrucción, sumando más muertes a su nombre y agrandando el trauma que ya de por si tenían todos por el ritmo de vida que llevaban. Solo pensaba en él mismo, y en ella, y en vencer a Ethan, pero el juego era mucho más que eso, y él no quería cambiar su visión, cosa que a ella le preocupaba día y noche.
 
Ethan por su parte quería lo mismo que ella, detener todo, evitar muertes e incluso, salvar a Isaac. No lo odiaba, ella lo sabía. Lo había demostrado a través de pequeñas acciones que valían más que su aparente repudio.
 
Isaac no sabía que ella se encontraba con Ethan, nadie de hecho, tenían mucho cuidado. Sus encuentros eran breves, pequeños rastros de cariño y fuerza que se daban el uno al otro para poder seguir adelante mientras afuera, por todo el campamento, se estaba preparando una guerra, literalmente.
 
Antes de la final ocurrían batallas decisivas, y muy pronto llegaría una de esas para eliminar otra banda. Las reglas internas no respetaban los derechos humanos como aparentaban respetar las externas, por lo cual nadie tendría piedad y volvería a correr sangre luego de un poco de tranquilidad. Sky no sabía si se había vuelto insensible, pero la sangre o los golpes ya no la horrorizaban tanto. Le preocupaba más perder a alguien, o que muriera otro inocente.
 
—¿Cómo sigue Riki?
 
—Me preocupa mucho su indiferencia —Ethan suspiró y ella lo apretó más contra su cuerpo. Él aprovechó y dejó un besito en su frente, haciéndola suspirar también—. Justo hoy hacen quince días de la muerte de Nigel.
 
—No sé cómo puedes con todo. No sé cómo te mantienes fuerte a pesar de tantos golpes, Ethan.
 
—Mi fuerza viene de raíz, desde pequeño, Sky.
 
Ethan a veces decía cosas como esas y sus ojos se empañaban, como si recordar los viejos tiempos le doliera.
 
Sky no había visto más a sus padres desde lo de Jhonny, tampoco quería hacerlo, pero tenía el presentimiento de que muy pronto lo haría. No sabía cómo podría ver al rostro de su padre luego de haberlo visto asesinar a ese chico. O a su madre, luego de verla tan feliz contemplando cómo ella sufría.
 
El sadismo de los dos era enfermizo, y como si de un cruel chiste del destino se tratase había terminado en el sitio donde la enfermedad estaba más propagada.
 
—¿Encontraste alguna prueba que demuestre si su muerte fue culpa de Isaac? ¿Estrategia o...?
 
—No. Esta vez Isaac no ha tenido nada que ver, en ninguna de las dos muertes de mi equipo. No este año, Sky. Isaac no es al único al que debemos vigilar. La escoria también está en mi equipo, y sé que tengo que controlarlos... eso intento pero... ellos dos son impredecibles, más cuando están juntos.
 
—Los hermanos... ¿por qué los aceptaste en "Blockbuster" si son tan crueles?
 
—Los equipos están creados estratégicamente, pero a cada nuevo líder le dan ciertos prospectos al inicio de un juego. De los que me dieron a mí ellos eran los más fuertes, y tenían talento musical. En un momento de desesperación no te detienes a mirar si es buena o mala persona a quien tienes a tu lado aquí, sino si te hará ganar o no el juego. Sé lo que hacen, lo que han hecho, sé que quizás ahora mismo estén preparándose para hacer más daño pero, de algo estoy seguro: lo darán todo en la batalla final. Por algún motivo me siguen como líder y respetan la mayoría de mis decisiones. Supongo que he sabido tratarlos, he cumplido con un patrón bajo que nos le ha faltado el respeto o los ha molestado. Si son psicópatas y ese es su detonante, no me harán daño a mí, pero eso no me garantiza que a ti no te lo hagan tampoco... y justo eso temo.
 
—Isaac no dejará que me hagan daño.
 
—Lo sé, pero Isaac se ciega y cree mucho en sí mismo cuando las cosas le salen bien. No analiza y piensa que por mantener una racha de victorias, la derrota puede estar mucho más cerca. Se descuida, y te descuida. Por lo cual, si queremos evitar que corra más sangre, Sky, debemos aguantar un poco más. Seguir con la rutina como hemos hecho estos días. Yo me encargo de los hermanos, tú de Isaac, sin descuidarnos nosotros de los movimientos de los demás. Recuerda que hay más bandas, y más jugadores. Me preocupa Riki... y también Hunter. Está totalmente enfocado en proteger a Dianne, temo que se descuide él también.
 
—Tranquilo, no pierdas la fuerza, Ethan. Eres la persona más buena que conozco, podremos con esto. Tu propósito es justo, ayudaré en lo que pueda a que "Blockbuster" gane este año. Atraerás la atención a ti y con eso debemos lograr que los patrocinadores vengan al juego, personalmente.
 
—Este año vendrán, lo sé. Hemos dado el mejor show, esos enfermos querrán verlo en vivo.
 
—Debemos contarle a Dianne y a Hunter nuestro plan. A Riki también.
 
—A Riki no... confío en él, pero siento que me está ocultando algo.
 
—Necesitamos también a alguien afuera, que se encargue de atraer a la policía nacional, no a la local. Si la policía nacional llega, si logramos acabar con el juego de manera limpia sin que nadie más muera, creo que podríamos respirar en paz y lograr tener una vida normal, Ethan. Merecemos al menos eso.
 
—Lo sé, créeme, es lo que más quiero Sky, pero no es tan sencillo. No podemos comunicarnos con la gente afuera...
 
—Isaac...
 
—¿Qué?
 
—¡Eso es! ¡Isaac tiene un teléfono! Debe tener acceso si podía comunicarse conmigo.
 
—Deben tenerlo bajo control. No podemos arriesgarnos.
 
—Quizás sí, Ethan. Podría hablar con Mía, ella y yo tenemos una manera de hablar en código que podría funcionar. Ella no me fallará. Es una esperanza. Si Mía logra entender lo que quiero decirle, si ve que pido ayuda ella podría...
 
—¿Confias en esa chica? —Ethan tomó su rostro entre sus manos y la miró más serio que nunca.
 
Sky sabía que todo eso era muy arriesgado, pero si no lo intentaban iban a perder mucho más. Llevaban tiempo hablando de ese plan, ella confiaba en que podía funcionar.
 
—Sí. Totalmente. Es mi mejor amiga. La hermana de Riki.
 
—Si tú confías en ella podemos intentarlo. Pero, cuidado por favor, Sky. Mucho cuidado con Isaac. Si te descubre...
 
—No lo hará, tranquilo.



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