Su corazón latía tan fuerte que sentía que le iba a explotar en el pecho. Tenía los oídos tupidos y la vista nublada. Todo había pasado en minutos y el escuchar a la locutora solo le provocó, además de los miles de síntomas negativos que abarcaron su cuerpo, una repulsión excesiva en el estómago.
Le ardía la pierna, la herida estaba sangrando, pero ella quería correr hacia donde ahora estaba Ethan, en el suelo, herido, aunque sus piernas no respondieran. Su respiración estaba muy acelerada y tenía mareos, no sabía qué le sucedía, pero se sentía muy mal.
—Ven conmigo, Sky —escuchó una voz a lo lejos y sintió un par de manos cubrirle con una manta la espalda.
Apenas podía balbucear el nombre de alguien. El sol casi se ponía y ella ya caminaba por inercia mirando el movimiento de sus pies mientras avanzaba. Alguien la tenía abrazada, su pánico se alejó un poco al darse cuenta de que no era un chico.
Era Dianne.
—Ten, bebe un poco de agua —ambas llegaron a la cabaña de la mayor y se sentaron en el sofá al lado de la puerta.
Sky no se había fijado antes en los detalles de aquel cálido sitio. Se sintió cómoda y segura ahí dentro con la compañía de la profesora, así que se refugió en la suavidad de la tela desgastada del mueble . Dianne le extendió dos botellas de agua y no fue hasta que bebió de ellas que la chica se dio cuenta de lo tan sedienta que estaba.
—Ethan... tienes que ayudar... tienes que ayudar a Ethan. Killian, Benjamin está en el suelo. Isaac...
—Calma, nena. Calma. Todos están siendo atendidos. Tranquila que no les pasará nada. Bebe agua y respira profundo. Estás temblando, debes estar en medio de un ataque de pánico.
Dianne se arrodilló frente a ella y tomó sus manos, las apretó y le brindó un poco de su tranquilidad. Su tacto transmitía paz a los chicos del campamento. Muchas veces había propagado ese cariño maternal del que una gran parte carecía.
—Gracias.
—Escúchame Sky... vas a dormir conmigo esta noche. Vas a quedarte aquí, vas a tomar un buen baño y te voy a curar esa herida que tienes, ¿sí? Vas a descansar, lo necesitas.
—No... no puedo, Isaac...
—Isaac también está herido y lo más probable es que pase la noche en el hospital como casi todos los que pelearon hoy. No vendrá a buscarte. No temas, ¿ok? Fue tu primera batalla de tal magnitud. Son muy intensas, pero tranquila, luego de lo que sucedió hoy creo que solo te queda una por vivir este año: la final. Y aún falta un poco para eso.
—¿Crees que muera más gente? —logró decir ella cuando recuperó un poco el control de su voz y su respiración.
La profesora la miró con cierta lástima. Sabía que esa pregunta era ridícula, porque la respuesta era obvia, pero Sky necesitaba escucharla una y otra vez para asimilar que no había escapatoria alguna y que al final, todos ellos estaban ahí para morir.
—Creo que te han lastimado mucho durante toda tu vida y este sitio solo lo ha empeorado. Creo, Sky, que no es equivocación el que estés aquí, porque es justo este patrón de familia y pasado desastroso el de todos los chicos y siento que tú, eres una más del juego desde antes de siquiera saberlo.
Dianne suspiró y buscó en su clóset algo de ropa para indicarle que tomara un baño.
Sky se quedó pensando en su respuesta mientras permanecía unos largos minutos disfrutando del agua caliente y del olor a ropa limpia al fin. Su cuerpo lo agradecía, aunque su mente fuera un caos. Había estado mucho tiempo respirando el putrefacto olor de la sangre mezclado al salitre del mar, y aunque tenía media superada su fobia, jamás había percibido una mezcla más asquerosa que el olor de esos dos elementos juntos.
—¿Tienes hambre? —Dianne era una mujer práctica, salía rapido de todos los problemas y no pensaba de más. Se mostraba fuerte, aunque su corazón era bondadoso. Sky la admiraba muchísimo y agradecía estar ahí sola con ella, con la puerta cerrada y sin cámaras. Sin nadie más.
La mujer le brindó un bol con frutas y helado y el estómago de la chica rugió al instante. Al verla comer, Dianne pasó una mano por su espalda con cariño y sonrió. Sky se parecía a todos sus chicos de agrado. A Daniel, a Ethan, a Terry y a Hunter... estaba igual de rota por dentro, tanto que a través de sus ojos y sus pequeñas e inconscientes acciones se podía ver asomada a esa niña asustada que había crecido abrazada al miedo.
—Perdona que no te brinde nada más. Debo comprar comida, últimamente tengo muchos inquilinos aquí dentro —rio la mujer y procedió a darle a la chica una explicación luego de recibir de su parte un gesto de desentendimiento—. He estado cuidando a algunos chicos. No es totalmente mi obligación, pero los ataques entre las bandas suelen incrementar llegando a la final, así que acuden a mí como profesora y hago lo que puedo por ayudar. Aunque sea dando solo un bol de frutas y yogurt, o helado en tu caso.
Ambas rieron suavemente, Sky terminó de comer y se acostó cuando Dianne se lo pidió para así dejarla curar su herida.
—¿No tienes miedo? —le preguntó la menor en medio del silencio y la profesora terminó de limpiar la zona afectada con algo de alcohol y suspiró.
—Claro que sí. ¿Quién vive sin miedo? Nombra un solo ser humano que no tenga miedo... el miedo es lo que nos mueve, lo que nos impulsa a mejorar, Sky. ¿Cómo se creó el fuego, por ejemplo? Un humano sentía frío, sentía miedo a la oscuridad y a todo lo que esta albergaba, por lo tanto, intentó e intentó y sin darse cuenta hizo el movimiento probablemente más importante para la humanidad. Gracias al miedo.
Dianne le puso una venda con total cuidado luego de haber puesto una especie de ungüento.
—Gracias —susurró la chica cuando la profesora se acostó a su lado después de taparla con un par de mantas.
—Por nada... ah, y si te refieres a si tengo miedo de morir, no. A eso no. Perdí ese miedo hace un tiempo, en el momento en que dejé de creer que no lo merecía. No soy una buena persona, Sky. No quiero morir, pero si debo poner mi vida para que alguien que sí merece vivir lo haga, la pongo. Tengo más miedo de que este juego no acabe nunca, y sigan muriendo adolescentes inocentes para que un montón de gente enferma deposite en cuentas de banco ajenas, haciendo ricas a personas que están mal de la cabeza, que necesitan detenerse o terminarán dominando al mundo y haciendo un verdadero caos, un infierno total.
—Mis padres.
—Tus padres... y varios más. Pero escúchame, deja de culparte, que por lo que veo lo haces todo el tiempo. Es suficiente ya de pagar por pecados ajenos. Los hijos llevamos toda la vida pagando por los padres y eso es lo más erróneo que existe. Solo porque nos traen al mundo no deberíamos hacerlo. No es suficiente excusa, porque nosotros no pedimos venir. Se supone que deben velar por nuestro bien, no al revés. Sus crímenes, sus deseos oscuros y sus actos ilícitos los tienen que pagar ellos, como seres humanos iguales que son a nosotros. Llevan años, llevan mucho tiempo desde antes que nacieras haciendo daño, como para que ahora solo por el hecho de tenerte tengas ese título fijo de pagar sus "deudas". No. Sus enemigos no deberían ser tus enemigos, sus errores no son tus errores. Por ser mayores, por vivir más tiempo en este mundo se creen que tienen derecho a implantarnos su cadena de mentiras, su herencia de maldad. Es suficiente. Los padres deberían de amar, cuidar, enseñar. No maltratar ni brindar herencia de sus malas relaciones. Si ellos son así, no significa que tú debas pagar por eso, tú no eres así. Que seas la heredera de esta mierda no quita que hayas sido toda la vida una víctima más, justo como ahora. Mete en tu cabeza que no mereces nada de lo malo que te suceda, solo eres una chica producto de la enferma sociedad, una más. Como yo, como todos en este sitio.
Sky se conmovió al escucharla. Sentía que sus palabras eran para ambas así que la abrazó y le sonrió entre lágrimas.
—Gracias D... en serio, gracias por todo.
—Duerme tranquila, Sky. Mañana será otro día.
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Aquel Último Verano
غموض / إثارةSky Davies tiene un único propósito de verano: reencontrarse con Isaac, su ex novio, en aquel campamento en medio de un bosque en Columbia Británica que lleva su mismo nombre. Con eso en mente, emprende camino hacia el sitio esperando pasar por prim...