Capítulo Treinta y Tres

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Nueve de septiembre, el diez ocurriría la batalla.

El diez de septiembre debía acabar todo y a cada segundo que pasaba Sky se sentía más nerviosa. Sabía que cualquier cosa podía pasar, y el no tener nada seguro hacía que la ansiedad reinara dentro de ella y a su alrededor.

Todos habían trabajado muy duro durante ese período. Hunter, Dianne y ella eran las únicas personas que conocían exactamente el plan que Ethan había ideado. El resto debía moverse a su ritmo gracias a las indicaciones dispersas que darían, disfrazando el plan para intentar salvarlos a todos sin la necesidad de pelear.

No tenía por qué salir mal. Al menos eso se decía Sky cada dos minutos para tranquilizarse. Intentaba aparentar que estaba bien, que estaba preparada y que se había comido el miedo en el instante en el que la locura se había apoderado de ella. Pero la verdad era que nunca había dejado de sentirlo. La verdad era que, aunque estaba totalmente loca por intentar romper una cadena de hacía muchísimos años, por intentar enfrentarse a tanta gente a la vez con actos simples como huir mediante la distracción y esperar que la policía hiciera su trabajo (sin siquiera saber si llegarían), tenía muchísimo miedo porque era una posibilidad de salir vivos de eso contra miles de posibilidades, de factores que podían salir terriblemente mal.

En verdad estaba loca, no podía frenar el miedo a lo incierto.

¿Quién dijo que los locos no sienten miedo? Es cuando más rápido el temor te llena el cuerpo. Cuando sientes que tienes algo en mente, una idea descabellada pero que es tu única opción y aunque suene fuera del límite de la cordura tienes que intentarlo, porque de otro modo aceptas una muerte instantánea y tortuosa.

No. Ellos no. Ya estaban condenados a muerte hacía mucho tiempo de todas formas, pero no los atraparían tan fácil.

Primero iban a luchar.

—Bebelo, es té. Te ayudará a relajar el cuerpo al menos, la mente sé que te es imposible relajarla —aceptó la taza que Dianne le brindó con aquel líquido caliente, y suspiró perdiéndose en las vueltas que trazaba este al ritmo del viento que entraba por las ventanas. Su mente se concentró en eso para no seguir torturándose a sí misma.

Dianne también bebió un poco, a su lado Hunter prefirió agua. Todos permanecían en silencio mientras esperaban a Ethan en la cabaña de la mayor.

Todos se habían alejado un poco durante ese tiempo para proteger las apariencias. Fuera de esa cabaña actuaban como jugadores normales, o al menos lo más cercano a eso. Ni siquiera hacían contacto visual y solo se comunicaban por mensajes ocultos entre los árboles que ya sabían que tenían las cámaras más alejadas, para que al menos no se entendiera lo que había en los papelitos con ideas e indicaciones que plasmaban, creyendo en la suerte y también rezando a cualquier dios que los escuchase para que solo alguno de los cuatro los encontrara durante sus rutinas.

Habían estado ensayando muchísimo. Sky había preparado una canción que sabía que no valdría nada para una audiencia sedienta de muertes y un show disparejo y sangriento, pero que igual tendrían que presenciar todos por las formalidades que eran parte del programa.

Se presentarían cuatro canciones. Una por cada equipo, una de ella y una actuación especial de la cual se encargaba el líder de la banda que quería ascender al primer puesto en reputación.

Ethan.

El campamento se sentía aún más grande e intimidante, el bosque más espeso y la playa más amplia y serena. Incluso aquella parte a la que no los dejaban acercarse aún, no hasta la hora de la batalla. Todo ese territorio había sido modificado a favor del juego. Un límite no explorado por los nuevos, aunque quienes habían peleado antes sabían exactamente lo que se iban a encontrar cruzando esa línea entre árboles ya custodiada por hombres que el campamento había puesto. Una parte de quienes rodearían el territorio durante la pelea para evitar que alguien escapara.

Los encargados del campamento habían agrupado los cadáveres de los chicos fallecidos de "Blockbuster" que yacían en las pilas de piedras, moviendolos hacia esa área del campamento preparada para el show, colocandolos en forma de círculo alrededor del escenario, adornandolos con flores de color violeta, todo en honor a "Jet Black Heart".

Dianne le había contado que cada año se hacían esas formalidades y solo variaban los jugadores, los colores y los muertos; que ese fuego que crecía durante la batalla se alimentaba de los cadáveres de todo el verano, incluyendo los nuevos, los que morían peleando al final. Solo lo apagaba el viento, cuando ya la materia se había sacrificado por completo a las llamas.

Sky había evitado a toda costa tomar el camino cerca de la zona de "Jet Black Heart", llevaba mucho tiempo evitando a Isaac aunque sí lo había visto a lo lejos cargando algún que otro instrumento, siempre con Daniel y Killian cerca. Dianne estaba junto a ella todo el rato que podía para acompañarla, evitando que estuviera siempre sola como demandaban las reglas ahora que no estaba en ninguna banda. La profesora sabía que los dueños no dejarían que se repitiera lo de la generación anterior, pero imaginaba y tenía la esperanza de que al menos a su hija, no la matarían.

Los cuatro quedaban para verse cuando podían en la cabaña de la mayor, milagrosamente no le habían puesto cámaras, a pesar de que era más que obvio ya para todos que ella y Hunter tenían algo, ni siquiera se molestaban en disimular tanto y el chico siempre estaba ahí. Sky lo había juzgado mal, Hunter se había portado muy bien con ella, y era la única persona del equipo de Ethan al que le había agarrado total confianza, además de Ethan, obviamente.

Tres toques en la puerta los sorprendieron y Sky corrió a abrir sabiendo ya quién era. Ethan entró con la respiración agitada y el cabello revuelto por el viento. Había comenzado a bajar la temperatura y a oscurecer más temprano, incluso el clima parecía estar listo para el infierno que se viviría pronto.

—Sky... —él la abrazó y Dianne se apresuró a cerrar la puerta. Había que tener mucho cuidado porque a pesar de que todo estaba tranquilo, confiar era un lujo que no podían permitirse.

Se habían limitado las peticiones y las que se hacían eran bastante leves en comparación al inicio del verano. Las reglas ya básicamente estaban de adorno y los dejaban hacer lo que querían. Si querían ensayar, ir a clase o no, matar, jugar o lo que fuera... nadie decía o hacía nada.

Había un desnivel en disciplina por parte de la autoridad y aún así nunca hubieron noches más tranquilas que las que estaban viviendo. Y eso preocupaba.

Esa calma solo llamaba una pronta tormenta.

La calidez de Ethan la envolvió como siempre a pesar de que su ropa estaba muy fría. Él la apretó contra su cuerpo con más fuerza de lo normal y Sky notó que estaba temblando, así que alzó la cabeza para verlo a los ojos. Se sorprendió al ver la nariz del chico sangrar. Él no parecía notarlo y solo la veía como siempre, con cariño.

—Ethan, tu nariz... —Dianne también notó el sangrado y le estiró un pañuelo a Sky para que lo limpiase.

El chico arrugó sus cejas sin entender hasta que ella le mostró la sangre en la tela. Era más oscura de lo que debía ser un sangrado normal y eso la asustó, pero él solo sonrió para tranquilizarla y tomó el pañuelo para limpiarse él mismo.

—No duele. Ni lo había notado, tranquila —susurró y caminó hacia el baño luego de dejar un beso en su frente. El corazón de la chica se oprimió en su pecho.

Sky podía sentir un dolor en esa zona y sabía que era porque lo quería mucho y le preocupaba su salud. Tenía miedo de perderlo. Ethan se sobre exigía demasiado y llevaba días actuando raro. Se había quedado dormido sentado a su lado mientras alguno de ellos hablaba, las manos y el cuerpo solían temblarle y ahora, le sangraba la nariz. Una sangre espesa, casi negra.

Sky no sabía qué le sucedía, pero la tenía aterrada el hecho de que estuviera enfermo y que no tuviera fuerzas para luchar en la batalla.

Ethan era el más fuerte de todos ellos, al menos del lado coherente, del lado que buscaba el bien. Si él fallaba, todo fallaba.

—Vine corriendo porque los hermanos me contaron que tus padres vienen antes. Vienen esta noche para amanecer aquí. El resto de espectadores V.I.P. comenzará a llegar a eso de la una de la tarde. La batalla debe comenzar a las tres, a menos de que se adelante o atrase.

—Sigo preguntándome hasta ahora cómo hacen los hermanos para enterarse de todo si solo están todo el día caminando sin hacer nada.

—Justo por eso debe ser, Hunter. No hacen nada. Y es preferible que anden escuchando que actuando, recuerden que queremos evitar más muertes.

—Exacto —Dianne se levantó del mueble, buscó una pastilla y un vaso de agua para darle a Ethan—. Por eso tenemos que comenzar por cuidarnos nosotros mismos, ¿ok? Sé que te duele la cabeza, vamos, tómala. Te vi ayer con los hermanos y Riki hasta tarde afuera de tu cabaña. No has dormido nada, estoy segura. Ahora vas a comer algo mientras repasamos por última vez el plan, porque tienes que cuidar tu salud también. No sólo la de los demás.

Ethan asintió a la mujer con una leve sonrisa, Sky tomó su mano libre para apretarla con las suyas y sonrió cuando él la miró. Dejó un besito en su hombro y pegó su cabeza ahí, cualquier contacto con él le venía bien mientras lo tuviera así, cerca de ella, a salvo.

—Recordemos el plan —habló Dianne mientras se recostaba a la pared cruzando los brazos—. La policía no es prioridad, no tenemos cómo saber que esa chica va a ayudarnos.

—Conozco a Mía, lo hará. Quiero pensar que sí aunque la deteste por lo de Isaac, estoy segura de que ayudará y si no es por mí lo hará por él. Si de verdad lo ama como decía en el chat... si Isaac borró los mensajes ella de todos modos tiene que haber visto algo, notado algo. Nuestro desespero y nuestros intentos por sobrevivir no le deben haber pasado desapercibidos, y ella ve el juego. Lo sé, se lo dijo a Isaac. No se pierde una transmisión.

—No podemos depender de ella, Sky. La policía no es opción y lo sabes. En todo caso puede ser un apoyo al plan.

—Exacto, D —habló Ethan—. El plan es atraer a todos los espectadores y guardias a un solo lugar. Localizar a cada persona y atraerla cerca del escenario, de las gradas, a esa sola área. Luego, quemar el escenario después de las presentaciones y utilizar el humo para escapar mientras regamos el fuego con fogatas por el bosque. Debemos correr lo más rápido posible. Si logramos robar alguno de los vehículos que traen ellos saldremos de aquí y al llegar a la ciudad vamos directo a una estación de policía, a alguna sede nacional o militar, algo; al menos una organización debe quedar en Columbia Británica que no esté comprada por los Davies.

—Sigo pensando en que no se nos van a unir los de "Jet Black Heart".

—¡Que se jodan, Sky! —soltó Hunter—. Al menos Terry lo hará. Estoy seguro de que aprovechará el caos para escapar. Si logro mantenerlo cerca podré convencerlo de unirse a nosotros. Últimamente no lo he visto porque Isaac tiene muy restringidos a sus miembros. Algo traen entre manos, aunque ya sabíamos que iba a ser así.

—Podemos llevar a Killian también —dijo ella, recordando a ese chico que siempre estaba ahí, pero apenas se notaba.

—No, Sky. Benjamin, Killian y Daniel se mantendrán fieles a Isaac —dijo Dianne.

Aquel Último Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora