Sus padres no estaban, Isaac tampoco y ella al fin tenía la excusa perfecta para dar el paso. Estaba convencida de ir al campamento, ya nada podía impedirlo, ni siquiera Mía, su mejor amiga, quien la veía guardar la ropa en la maleta desde el otro lado de la habitación. De vez en cuando Sky pensaba en lo que pasaría una vez llegara, había imaginado y planeado tantas veces la escena que en su cabeza nada podía salir mal. Sus padres no esperaban que su única hija, siempre obediente y tranquila, estuviera a punto de romper la única regla impuesta en la casa: "Nunca, jamás, ir al campamento Sky".
Era irónico que el dichoso lugar llevara su nombre y fuera ella la persona que menos conocía sobre él. No lo había visitado. Le resultaba inquietante el hecho de ser la heredera de un sitio el cual sus padres no le habían querido mostrar. Estaba harta de verlos llegar de allá, tarde y riendo como tontos luego de lo que llamaban "un fin de semana exitoso"; de su frialdad, de verlos irse, huir de la casa para llegar al "trabajo" cada día y dejarla sola con los empleados. Decían que aún no era su momento de conocer el negocio familiar. Sky sabía que de eso vivían, del dinero que daba tan famoso sitio. Decenas de jóvenes habían pasado por sus puertas y graduado como músicos. Muchos concursaban cada año por el gran premio y, al final de cada verano, luego de las batallas, se hacía la mayor celebración musical de la ciudad.
Ella quería formar parte de todo eso ahora que ya había cumplido la mayoría de edad. ¿Qué tenía de malo su deseo? ¿Por qué ni siquiera su padre se había tomado el tiempo de darle una explicación? Todos a su alrededor, incluso Mía, parecían conspirar para arrancarle sus ganas de ir. Pero la decisión ya estaba tomada y aquel era el momento perfecto porque, además, Isaac, su ex novio, estaba allá, y su banda era la más popular del momento.
—¿Esas malditas tijeras? Sky, estás muy mal. Pensé que las habías perdido —soltó Mía, deteniendo la mano de su amiga antes de que esta pudiera guardar el afilado objeto en la mochila.
Sky le sonrió como siempre, brindando seguridad. Necesitaba convencer a su mejor y única amiga de que sus buenas ideas eran realmente buenas. Solía manipular a quien podía de esa forma. Y aunque casi siempre sus travesuras terminaban mal, ella no era de las que se quedaban con las ganas.
El estilo de vida implantado por sus padres era estricto y monótono, siempre con la justificación de protegerla. La familia Davies era famosa en Canadá por el alto estatus social que mantenían y eso los ponía en el ojo de todo tipo de personas. El día a día de la chica a pesar de los lujos económicos estaba lejos de ser perfecto. A veces la rutina era agotadora, y Sky necesitaba una dosis de adrenalina para seguir. Tenía dieciocho años y casi ninguna anécdota emocionante de adolescencia. Ni siquiera Mía sabía que pensaba en la muerte como escape muy a menudo, o que cuando hablaba sobre la depresión ajena en realidad hablaba sobre lo que traía dentro. Nadie sabía tampoco, que, si no fuera por él, Sky se habría rendido unos años atrás.
—Estaré en medio de un bosque. Nunca se sabe.
—No deberías estar cerrando esa maleta, no deberías ni pensar en ir.
—A tu hermano no te he visto decirle eso nunca, Mía. —La conversación entre ambas chicas fluía rápido, no se veían a los ojos.
Sky no quería que su amiga le preguntara acerca de su verdadera razón para ir, aunque claramente esta ya lo sospechaba. La excusa de que extrañaba a sus padres no era para nada creíble.
Mía por su parte, sentía una opresión en el pecho que se hacía más fuerte a cada minuto, pero eso Sky nunca lo iba a notar. Sabía que la chica no iba a cambiar de opinión. Sky ponía prácticamente todo en riesgo al ir allá. Hasta su libertad. Si sus padres se enojaban ellas probablemente no se verían más en un año, incluso viviendo al lado. Sky estaría más sola que nunca, y a Mía le había costado muchísimo subirle los ánimos luego de su ruptura con Isaac como para volver a verla mal.
¿Lo peor? No era eso lo único que traía a Mía con la boca seca.
—Mi hermano va y no hay nada que yo pueda hacer al respecto, pero cada año se vuelve más imbécil, y se pone más raro. Sigo sin entender qué harás allí siendo una chica. ¿Sabes que solo te permitirán la entrada porque eres la hija de los dueños, ¿verdad?
—Y porque lleva mi nombre —bromeó Sky. Para ella toda la situación era emocionante.
Al final sí había guardado las tijeras, quería que él viera que aún las tenía, y que iba a todos lados con ellas.
—En serio Sky, ¿a qué irás? Y justo en verano, en época de batalla de bandas.
—Es lo más emocionante. Quiero aprender música con los mejores maestros y sabes que están allá.
—No es por la música que vas, no soy tonta.
Mía la detuvo al fin para verla a los ojos. Podía notarse la tensión repentina entre ambas. Sky decidió confesar, de todos modos, su auto ya debía estar llegando.
—Está bien, lo admito. Voy a ver a Isaac. —La ilusión en los ojos de la chica contrastaba con el pánico en los ojos de su amiga, pero nuevamente, esos pequeños detalles pasaron desapercibidos para quien traía el mundo resumido a su próxima llegada al campamento.
—Estás demente... Isaac ya no es el mismo de hace dos años. Riki me contó que lidera su propia banda y está en primer lugar en el ránking de reputación.
—Eso es genial, ¿no?
—¡No! Estar en ese puesto significa una guerra constante con el resto. Esa gente se toma muy en serio la reputación, más que la música en sí.
—Estás exagerando, Mía. Cálmate, solo quiero darle una sorpresa.
—No, Sky, hablo muy en serio. ¿Cuándo van tus padres?
—Dos semanas después de que yo entre, creo. Aún deben cerrar algunos asuntos en otras ciudades.
—Hasta que ellos lleguen mantén un perfil bajo, no mires a los ojos a nadie, menos a los líderes. ¡Menos a los de ránking alto! La banda de Isaac se llama "Jet Black Heart", evita a sus miembros a toda costa y ni los menciones en ninguna conversación. Si vas a hablar con Isaac hazlo cuando nadie más esté alrededor y-
—Dios, Mía, ni que fueran presos encerrados en una cárcel.
—Peor. Son jóvenes sin empatía. Escucha Sky, no estoy jugando, mi hermano ha cambiado totalmente desde que fue el verano pasado.
—Y aun así irá otra vez este año. Deja el drama.
—Por supuesto. Dice que no puede faltar. Está en la banda del segundo puesto en mayor reputación "Blockbuster". Su líder es Ethan March.
—¿De dónde me suena ese nombre?
—Ganó el concurso de música de la ciudad hace tres años. Isaac y él son enemigos, se odian.
—Pues me parece interesante todo lo que se traen en el campamento. Todo ese rollo macabro de reputaciones y competencias que dices.
—Por favor, Sky, escúchame, no tienes nada que hacer ahí. Además, eres una chica, no hay chicas en el campamento, ¿qué harás en ese sitio?
—Tranquila, todo está bajo control. Solo quiero estar un tiempo allá, conocer el campamento que voy a heredar. Quiero vivir la aventura, salir de esta casa, Mía. Son las primeras vacaciones en las que me atreveré a vivir como una persona normal y dejaré de estar encerrada como si tuviera una maldita enfermedad contagiosa. Y quiero ver a Isaac... necesito una explicación, ¿recuerdas?
—Ha pasado un tiempo desde su ruptura, Sky. Creo que tendrás mayores problemas que ese chico.
—Deja de querer asustarme. La maleta está hecha, la decisión está tomada. Puedo hacer esto, Mía. Sé que siempre has estado conmigo para protegerme, eres como mi hermana mayor, pero estaré bien, ¿sí? Además, Isaac no dejará que me pase nada, lo sé. Llevo mis tijeras y mi guitarra, voy a tocar un poco allá, y a cantar, amiga. De algo me tiene que servir mi talento musical, ¿no? —Sky rio para sí misma recordando lo que más amaba de niña, o más bien lo único: sus clases de canto y guitarra—. No sé, quizás hasta me presento en las batallas.
—¡¿Qué?! ¡No, no! Sky no. ¡Deja de ser tan testaruda! Nadie sale a salvo de esas batallas, es una cruz de por vida. Te perseguirán y te transformarán en uno de ellos como hicieron con mi hermano. Su vida se arruinó desde que entró a esa maldita banda.
—¿Qué son? ¿Un culto?
—Amiga, no estoy jugando.
—Ya sé, tonta. No te preocupes, en septiembre regresaré renovada, quizás con novio nuevamente —sugerente, Sky guiñó un ojo a Mía y esta solo puso los ojos en blanco mientras resoplaba—. Tranquila, solo quiero divertirme.
—Morirás —susurró Mía mirando a la nada, quedándose en estado de suspensión luego de sobrepensar muchísimo, pero Sky no la escuchó.
La heredera del imperio Davies salió corriendo de la casa mientras su amiga miraba por la ventana.
Mía lo comprendió. No había forma de evitar que Sky fuera a aquel sitio y lo tuvo claro desde el principio. Aun así, lo había intentado con todas sus fuerzas. La conocía desde siempre y la amaba, aunque a veces deseaba que Sky pensara un poco más en alguien que no fuera Isaac, o ella misma.
La pelinegra se despidió lanzando un beso en dirección a su amiga y a la enorme mansión, esa que nunca se había sentido como un hogar. Sonrió entrando al auto. La espera había terminado. Sky estaba segura de que aquel verano se convertiría en una experiencia inolvidable.
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Aquel Último Verano
Misteri / ThrillerSky Davies tiene un único propósito de verano: reencontrarse con Isaac, su ex novio, en aquel campamento en medio de un bosque en Columbia Británica que lleva su mismo nombre. Con eso en mente, emprende camino hacia el sitio esperando pasar por prim...