22. El antes y el después.

4.9K 535 645
                                    

Juanjo.

A la mañana siguiente, Juanjo se despertó temprano.

Sé que esto no es lo que esperabais leer. Tan solo esperad. Fluíd. Hacedme caso, ya me conocéis. ¡Nada de leer el final del capítulo todavía! Mantened la intriga.

El día anterior había sido intenso; estaba agotado cuando finalmente logró echarse a dormir. Hubiera deseado dormir un poco más, pero la luz que entraba por la ventana era demasiado potente como para ignorarla y seguir soñando. Además, el calor bajo las sábanas era sofocante.

Se desperezó, estirando los músculos sobre el colchón, y se frotó los ojos, intentando despegarlos del todo. Había dormido solo con ropa interior, y aún así su cuerpo estaba caliente, pegajoso por el sudor. Se quitó las sábanas de encima y permaneció un rato tumbado, dejando que sus pensamientos vagaran de aquí para allá.

Recordó la mañana anterior, cuando Violeta y él fueron al pueblo a hacer la compra. No pudo olvidar aquel flash de un móvil que le pareció percibir a lo lejos mientras entraban en la panadería, aunque hizo todo lo posible por convencerse de que no era nada, solo una coincidencia: alguien tomando una foto de los alrededores, en la que casualmente él también aparecía. Se obligó a no darle importancia. Se repetía que allí nadie le conocía, nadie sabía quién era. Tenía que ser una casualidad. Así que compró una bolsa de bollos con Violeta y después siguieron con su misión de encontrar ofertas en la frutería. Mangos, peras, melocotones.

Después, recordó cómo Martin estaba tan concentrado en lo que fuera que estuviera pintando en el jardín que ni siquiera se percató de su llegada a la villa con su hermana. Juanjo lo observó durante un rato: el ceño fruncido, la boca apretada, el bañador verde, y la camisa abierta. No se acercó, no quiso interrumpirlo, especialmente cuando sabía que Martin aún estaba en proceso de reconciliarse con su lado artístico y parecía disfrutar tanto lo que estaba haciendo, y Juanjo decidió posponer la conversación que sabían que tenían pendiente. No habían intercambiado ni una palabra desde el momento en que estuvieron a punto de besarse, justo antes de que fueran interrumpidos por la llegada abrupta de Pablo y su coche descapotable. Un golpe de realidad personificado en la puerta de casa. Uno muy inoportuno. Sin embargo, la conversación no llegó a darse a lo largo del día. Martin se había pasado la mañana pintando y, al terminar, se marchó rápidamente sin decir ni una palabra.

Seguid leyendo. Solo un poco más de texto. Os prometo que esto forma parte de mis triquiñuelas como narradora para que os despistéis... Oh, no. Queria decir para crear misterio. Da igual, seguid leyendo. Tenéis que saber qué pasaba por la mente de Juanjo durante todo el día en ausencia de Martin. Olvidad eso de que quiero que os despistéis.

La posibilidad de que Martin se hubiera ido con Pablo revoloteaba en su mente, pero Juanjo intentaba no darle demasiada importancia. Sabía que era posible. Después de todo, él mismo le había dicho que no quería besarle si seguía viéndose con Pablo. Y Martin tenía dos opciones: dejar de ver a Pablo y besar a Juanjo, o seguir viendo a Pablo y olvidarse del beso. Si había ido a ver a Pablo, la opción elegida era clara. Y Juanjo no tenía más remedio que aceptarlo. Seguirían llevándose bien, disfrutando de la compañía del otro, pero no se besarían. Y no habría nada más entre ellos.

Juanjo decidió unirse a la conversación de Violeta y Chiara mientras almorzaban, quienes hablaban de una novela que ambas habían empezado a leer juntas antes de dormir.

—¡Déjame contarlo a mí! —se quejaba Violeta—. La chica se despierta un día en un mundo surrealista lleno de sin sentidos. Plantas salvajes que trepan hasta las nubes, un cielo de colores y bosques encantados. Además, hay un mar infinito que se pierde en el horizonte y unos atardeceres de colores amarillo y rosa. Te crea una imagen mental preciosa en el libro. Te lo prestaremos cuando lo terminemos, ¿lees novelas o solo cómics de superhéroes? Bueno, da igual, merece la pena que lo leas. La chica no tiene ni idea de cómo ha llegado allí, y mucho menos de cómo salir.

OasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora