25. Dejarse llevar.

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—Entonces, Juanjo me pidió que dejara de ver a Pablo —continuó Martin.

Juanjo reaccionó de inmediato, frunciendo las cejas al mirar a Martin.

—¡No te pedí eso! —dijo Juanjo, ofendido de repente.

—Bueno, algo así, sí —se excusó Martin.

—Yo solo no quería besarte mientras siguieras viéndote con él.

—Follándotelo... —añadió Chiara en voz baja.

Ambos dejaron de mirarse y dirigieron su atención a la chica, frunciendo el ceño. Juanjo se estremeció, mientras Martin se encogió de hombros. Chiara levantó las manos en señal de disculpa.

—Eso ya no importa. Además, hacía mucho que no follaba con él —dijo Martin, buscando la mirada de Juanjo. Quiso sonar tranquilizador—. Solo quería follarme a Juanjo.

—¡Martin! —gritaron al unísono Violeta, Chiara y Juanjo.

Martin abrió mucho los ojos y se encogió de hombros. Llevaban más de media hora contándoles a Chiara y a Violeta lo que había estado pasando entre ellos. Las chicas no perdían detalle, atentas como nunca antes.

—Vale, vale. No mencionamos el tema entonces. Lo que sea. Juanjo no quería besarme sin haber dejado antes a Pablo, así que lo dejé.

—¡Oh...! —exclamó Violeta, de repente enternecida. Se llevó las manos a la barbilla y apoyó la cabeza sobre ellas—. ¿Te dijo algo el viejo? ¿Algo malo? —preguntó, repentinamente tensa. Intentó mostrarse protectora de su hermano, aunque el dedo con el que señalaba a Martin no resultaba muy amenazante.

—No, se lo tomó bien. Me dijo que me había notado más distante de lo normal últimamente.

—¿Y lo estabas? —preguntó Chiara, curiosa.

—Claro. Solo quería quedar con Juanjo.

Juanjo lo miró de reojo y tuvo que morderse el interior de las mejillas para no sonreír de la manera más ridícula posible. Le gustó oír eso, se dio una palmadita en la espalda interiormente.

—Ah. Le dije que llamar "cachorro" a alguien no es tan sexy como pensaba. Que busque otro apelativo para el siguiente tío.

Juanjo tosió, atragantándose con su propia saliva. Martin lo miró con el ceño fruncido.

—¿"Cachorro"? ¿Te llamaba así?

—"Cucciolo", sí.

—Yo no... no voy a llamarte así. Martin está bien. ¿Qué tiene de malo?

Martin soltó una risita. Le gustaba tanto Juanjo que no podía dejar de reaccionar siempre de la misma manera.

—Martin está genial.

Juanjo asintió e imitó la sonrisa de Martin. Quizás se sonrieron más de la cuenta, porque cuando volvieron a mirar a las chicas, estas estaban mordiéndose el labio y suspirando de forma adorable.

—Qué monos —dijo Chiara—. Juanjo me gusta más que el viejo... —continuó, pero de repente pareció recordar algo importante—. Espera, ¿tienes buenas intenciones con él?

Juanjo se sobresaltó y se puso nervioso. Claro que tenía buenas intenciones con Martin. Tenía clara la respuesta, pero le daba vergüenza admitirla en voz alta. Aún no habían hablado mucho sobre ellos dos.

—Yo... —comenzó Juanjo.

—Oh, no. Estoy preguntándole a Martin —dijo Chiara, señalándolo—. ¿Tienes buenas intenciones con Juanjo? Es un chico genial y monísimo, nada de tonterías con él —advirtió, apuntando con el índice.

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