23. Loco por ti.

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aviso 🔔 ⚠️ ⛔️ que no se diga que no he avisado. contenido explícito abajo, si no os gusta leer este tipo de cosas, saltaros el capítulo porfi. no quiero incomodar a nadie!!

...

Juanjo.

—No te preocupes. Se ha tomado genial que le dijera que no podemos seguir viéndonos porque estoy loco por ti.

Juanjo casi saltó de la cama. No se lo esperaba. Llevaba todo el día convenciéndose de que Martin había tomado la decisión de olvidarse de lo que sea que se traían entre manos desde hacía más de un mes, y que había optado por seguir con su vida con normalidad, justo como hacía hasta entonces: viéndose y teniendo encuentros esporádicos con Pablo. Estaba seguro de que pasaría así, porque Pablo llevaba un año en la vida de Martin y Juanjo apenas había llegado. Por eso casi saltó de la cama para impedir que Martin terminara de cerrar la puerta de su habitación y se marchara, como pretendía hacer, para dejarle dormir. Pero no iba a dormir, no cuando Martin lo había elegido a él.

—No te vayas. ¿Puedes repetir eso?

—Que no te preocupes. Todo genial.

—No, lo otro.

—Estoy loco por ti.

Juanjo se sintió deseado por Martin. Sabía que la atracción física existía; de hecho, era mutua, pero no esperaba que fuera más allá. Nada comparado con estar loco por alguien, con todo lo que eso puede significar. Analizó las palabras en su cabeza, una tras otra, los sinónimos y las analogías, y comprendió a la perfección lo que significaba estar loco por alguien. Necesitaba saber si Martin también entendía el significado detrás de esas palabras, si coincidían en el razonamiento, si también sentía una "pasión desbordante, irracional e incontrolable" hacia él, de la misma manera en que él la sentía.

Se incorporó en la cama, deteniendo a Martin, que esbozó una pequeña sonrisa al ver la expresión expectante de Juanjo. Dio un paso hacia el colchón.

—¿Qué quiere decir eso para ti?

—¿Y para ti? —replicó Martin como respuesta.

—Yo pregunté primero.

Martin soltó una risita. Cerró la puerta a su espalda y miró a Juanjo. No tuvo que pensar mucho; tenía clara la respuesta.

—Que no paro de pensar en ti. Y no me había pasado antes.

Martin dio un paso más hacia Juanjo. Juanjo quiso levantarse de la cama, pero las palabras de Martin no hacían más que marearlo y nublarle la mente. No podría mantenerse en pie, así que lo miró con ojos grandes y expectantes desde el borde de la cama.

—Yo pienso mucho en ti.

Fue un pensamiento en voz alta. Quizás no eran las palabras más oportunas ni las más inteligentes; de hecho, eran las más infantiles, las más breves, pero también eran las más sinceras. Juanjo también pensaba mucho en él, muchísimo, a todas horas.

—¿Y eso qué quiere decir para ti? —preguntó Martin, devolviéndole la misma pregunta.

Juanjo tenía una respuesta, aunque no tan clara, y su voz reflejaba nerviosismo.

—Que yo también. Que a mí tampoco me había pasado antes.

—Necesito que seas más claro, Juanjo, porque quiero besarte de una vez y necesito saber que quieres que lo haga.

Juanjo asintió. Se esforzó por ordenar un par de palabras en su cabeza antes de hablar.

—Que yo también estoy loco por ti, que a mí tampoco me había pasado antes.

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