Martin.
Juanjo estaba guapo. Lo pensó cuando lo vio salir al jardín momentos antes. El rosa era su color; le combinaba con las mejillas. También estaba ridículamente guapo durante la cena. La llama de la vela iluminaba su rostro y el brillo del vino se reflejaba en sus ojos. Tenía las pupilas dilatadas y una mirada más intensa de lo habitual. A Martin le gustó verlo así, más suelto y relajado, influenciado de más por las dos copas de vino que había tomado. Descubrió que Juanjo era muy hablador cuando se sentía cómodo, y no dejó de hablar durante mucho tiempo. Martin escuchó cómo contaba anécdotas sobre su infancia en el pueblo, alguna del instituto, su relación con Pablo y, por ende, su ruptura, pero sin entrar en demasiados detalles. Lo justo.
Y un sinfín de cosas más. Muchísimas para lo poco que duró la cena. Os ahorraré esos detalles y os llevaré directamente a la parte jugosa, porque si no, os va a hacer la cabeza un bombo. El chaval tiene verborrea aguda.
—Estuve en un concurso de canto cuando era más pequeño —dijo Juanjo despreocupado. Martin levantó las cejas, sorprendido.
—Pensaba que eras músico, no sabía que también cantabas. ¿Cantas a día de hoy?
—Algo, sí. Pero no me pidas que te lo demuestre ahora mismo porque llevo dos copas de vino y probablemente aceptaría, pero mañana me moriría de vergüenza. Otro día.
—A ver si es verdad. Empezaba a pensar que eso de ser músico era una trola y que traías la guitarra de adorno. No la has tocado aún. ¿O es solo para impresionar a los chicos que conoces? Seguro que te la llevas a todos lados y les sueltas el rollito de cantautor para camelártelos y después no das una nota.
—No es verdad. Alguna vez de más pequeño sí que intenté impresionar con eso, pero después siempre me daba corte y no me atrevía a tocar. No se me daba demasiado bien por aquel entonces, era pequeño. Pero ahora se me da genial, para tu información, doy más que una nota.
—Pues dime entonces que soy especial y que a mí sí me la tocarías. Dime que me la tocarás, por favor.
"Qué cara. A ver si el malpensado vas a ser tú. Ja ja. Lo he hecho a conciencia. Venga, va, pregúntamelo. Quiero verte rojito otra vez."
—¿Qué te tocaré, qué?
—La polla, claro.
—¿Qué? ¡No!
"Ahí está. Me encanta."
—¡La guitarra, Juanjo! Céntrate, hombre. Estamos hablando de música.
"Aunque podemos hablar de lo otro cuando quieras. Hoy mismo. De hecho, podríamos irnos. Y que se jodan las que están de aniversario. Tendríamos toda la noche para nosotros. Aún es temprano. Yo no duermo mucho, bueno, me entra sueño después de follar, pero dame media hora y renuevo las pilas. Bueno, ¿qué, nos vamos? Ah, joder, que aún estás terminando la copa. Bueno, te espero. Venga.
—Ya, joder. Es que estoy algo mareado por el vino. Hace mucho que no bebo. Pídemelo otro día. Piensa en alguna canción que te guste y busco los acordes.
"Está bien, si haces eso no tengo otro remedio que comerte la boca. Es así. Tú sabrás lo que haces. Yo aviso."
—Hace muchísimo que no escucho música nueva. Tengo el móvil guardado en un cajón desde hace más de dos años. Violeta tenía un mp3 antiguo de cuando era pequeña por casa, pero solo tiene tres canciones y las quemé demasiado durante la infancia. ¿El Canto del Loco? ¿Sabes alguna?
—Sí, puedo pensar en algo. ¿En serio no escuchas música aquí? ¿Nunca? Yo no podría vivir sin ella.
—Te acostumbras. Empiezas a escuchar otras cosas. A veces, cuando estás muy en silencio, desde el jardín de casa puedes escuchar el rompeolas* del mar, las hojas chocando entre sí por el aire, a los pájaros piar. También es parecido a escuchar música. A mí me vale.
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OASIS
FanfictionDonde juanjo, un cantante muy popular en la industria musical, se ve involucrado en un escándalo mediático que amenaza con destruir su carrera. Buscando huir de los focos, acaba refugiándose en un pueblo perdido a orillas del mar. o Donde martin, un...