OASIS

12. Llamada de seguridad.

Juanjo.

—¿Hola? ¿Me escuchas? ¿Se corta?

—¡Te oigo perfectamente! No te muevas ni un milímetro.

"Vale, mantén la calma, y sobre todo, no te caigas. Son varios metros de altura, y no tengo el cuerpo para accidentes mortales hoy. El alféizar de esta ventana debería ser lo suficientemente amplio para este culo chupado que se me ha quedado después de tanta ansiedad. Puto Pablo. No lo digo lo suficiente. No mires abajo, no mires... ¡Dios, qué alto está esto! Maldita cobertura. Maldita dependencia al móvil, que me hace estar ahora mismo sobre esta ventana jugando con mi vida. Además, estoy seguro de que me veo ridículo agitando el móvil así. Menos mal que no hay vecinos cerca para ver este espectáculo. Oh, qué bonito está el cielo, casi está atardeciendo. Si pudiera enviarle una foto a Denna... pero ni eso puedo hacer sin que la llamada se corte. ¡Oh, mira! Ahí van Chiara y Martin. Qué rápido conduce Chiara. No me extraña que destrozara el triciclo del niño. No sé si volvió a encontrar al crío, pero hoy se ha pasado varias horas fuera con Martin en el pueblo. Espero que no se haya metido en problemas. Los niños a esa edad son un dolor de cabeza. Qué bien le queda el verde a Martin, ¿no? Creo que todos los colores le sientan bien en realidad. Vale, basta de mirarlo, que ya me ha visto. ¡Denna, concéntrate en Denna! Sujeta bien el teléfono, que se te cae... ¡Martin, ni se te ocurra entrar a la casa! Si me caigo, necesito que alguien me rescate. Bueno, creo que Pedro está por ahí, podría avisarles de mi accidente. Pero Martin, por favor, si caigo desde aquí y me rompo el cuello, quítate la camisa antes de acercarte a mi cuerpo sin vida y ensangrentado. Estás demasiado guapo para mancharte."

—¡Oye! ¿Me escuchas o no?

—Sí, perdona. Estoy tratando de encontrar la postura para no caerme. Estoy sentado en la ventana del piso de arriba.

—¿¡Sentado en la ventana!? ¡Agárrate bien, por Dios! Aún podemos sacarle provecho a esa carita si no puedes volver a la música definitivamente. ¿Has pensado en lo del anuncio...?

—Oh, no. ¿Otra vez con eso? ¡No voy a hacerlo!

—¿Pero por qué? ¡Es una gran oportunidad!

—¡Porque soy cantante! ¡No modelo! ¡No hago televisión!

—Solo tendrías que sonreírle un poquito a la cámara. Mostrar esos dientes perfectos y sujetar el tubo de pasta de dientes diciendo...

—'Cada sonrisa cuenta'... ¡Dios, es ridículo, Denna! No lo voy a hacer. Además, para que te quede claro, estoy a muchos kilómetros de Madrid y así seguirá siendo por un buen tiempo. Así que ni se te ocurra aceptar eso, no quiero ser el cantante fracasado que hace anuncios porque su carrera está hundida.

—Bueno, tú sabrás. Quizás convertirte en la sonrisa del país te abriría nuevas puertas, además nos daban un bono con veinte sesiones gratis en la clínica dental, y ya sabes lo caro que está el dentista. Si tu carrera continúa hundida por mucho tiempo quizás lo necesitemos. Da igual, cuéntame, ¿qué tal estos días?

—Tu siempre con las palabras más bonitas. Pues... bien, sorprendentemente relajado. Esto es precioso.

—¡Te felicito! Ya casi has sobrevivido una semana sin Internet. ¡Te mereces un aplauso, mi pequeño nómada digital!

—Si vieras donde estoy... ni tú extrañarías tu móvil. Todo es bosque, cielo y mar. Si no fuera por el pequeño detalle de que pensar en cómo están las cosas en Madrid me pone de los nervios, podría decir que estoy perfectamente a gusto aquí. Dime que estás haciendo algo para arreglarlo todo.

—Por supuesto que sí. No hago otra cosa más que eso... bueno, eso y ver 'Sexo en Nueva York' en bucle. ¿Sabías que a Samantha le maquillaban el culo para las escenas de sexo?