Capítulo 5

14 3 0
                                    

Hana abrió la puerta, y Genos, el muchacho rubio que soltaba electricidad, quedó impactado al verla. Su cabello estaba ligeramente despeinado, recogido de manera casual con un lápiz, lo que le daba un aire despreocupado pero encantador. Genos no pudo evitar pensar en lo bonita que se veía, su apariencia sencilla resaltaba aún más su belleza natural. Por un momento, se quedó mirándola, perdido en la impresión que le causaba.

—¿Qué necesitas? —preguntó Hana, sacándolo de su ensimismamiento.

—A-al Sensei... —respondió Genos, recuperando la compostura.

Hana alzó una ceja, algo confundida por la solicitud, justo cuando Saitama apareció por un lado con el ceño fruncido.

—Sensei Saitama, yo soy Genos.

—¿Podrías dejar de llamarme ''Sensei''? Me avergüenzas.

—¡Shisho!

—Tampoco ''Shisho''.

—Eeeh... ¿ok? —murmuró Hana, divertida por la interacción.

Entonces, Saitama comenzó a explicarle a Hana cómo había conocido a Genos, dejando en claro la inesperada conexión entre ellos.

Entonces, Saitama comenzó a explicarle a Hana cómo había conocido a Genos, dejando en claro la inesperada conexión entre ellos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Termina tu bebida y vete a casa, no estoy buscando un aprendiz —dijo Saitama con voz firme.

—Entonces, ¿ella quién es? —preguntó Genos, señalando a la adolescente que estaba pegada a la cartilla.

—Hana es mi hija —respondió Saitama.

—Un placer —sonrió Hana al mirarlo brevemente, pero pronto apartó la vista para seguir con lo suyo.

Genos se quedó mirándola un poco más de tiempo, notando lo diferente que era de su padre.

—Pero no se parecen en nada para ser familia —comentó Genos, algo confundido.

—No tenemos que parecernos —respondió cortante la adolescente.

—¿No estabas muy lastimado? —preguntó Saitama, cambiando de tema.

—Sí, pero la mayor parte de mi cuerpo está hecho de máquinas. Repararlo es rápido.

—Qué cool... —murmuró Hana, tan bajo que ninguno la escuchó. Pero pronto empezó a imaginar escenarios.

Él es un cyborg... ¿Quiere decir que un rayo láser no podría dañarlo?

—¿Usted qué tipo de partes usa, Sensei? —preguntó Genos, volviendo la atención a Saitama.

—No uso partes.

—¿Qué hay de tu armadura craneal color durazno?

—Es mi piel.

—Pero eso significaría que eres calvo tan joven...

—¡Sí, estoy calvo! ¿Estás feliz ahora? —exclamó Saitama, algo exasperado.

—¿Y tú? —preguntó Saitama, mirando a Genos—. ¿Te gustaría saber mi historia? ¿A ti también, Hana?

Así no me concentro.

Pensó Hana, dejando sus tareas de lado a pesar de que Saitama se negó a escuchar la historia. Sin embargo, a Genos no le importó y comenzó a hablar, mirando a Hana, quien parecía ser la única que le daba la atención que merecía.

—Hasta hace cuatro años, yo era un humano normal. Hasta los 15 años, vivía pacíficamente con mi familia en nuestra esquina feliz en este frío mundo, pero un día, un androide arrasador atacó nuestro pueblo. Si tuviera que adivinar, diría que algo salió mal con el proceso y se volvió loco. Destruyó todo en su camino: parques, escuelas, edificios, mi casa y mi familia. Milagrosamente, yo sobreviví. Un débil quinceañero solo en una ciudad de ruinas. Estaba en mi último suspiro cuando apareció el doctor Stench, un científico que buscaba la forma de detener al androide. Le pedí al doctor que me realizara una operación modificadora y entonces renací como un androide de la justicia. Le prometí al doctor que algún día destruiría a ese androide.

Oh, se parece un poco a mí.

—Han pasado cuatro años. Luego de cumplir 19 años, he ido de pueblo en pueblo peleando contra el mal. He vencido incontables monstruos y sindicatos del mal, pero no he encontrado ninguna pista sobre el androide que mató a mi familia. Cada día estaba lleno de frustración y ansiedad. Un día, mientras peleaba contra el mal, cazando el fantasma de un androide, cuando ese monstruo mosquito apareció la semana pasada... bajé la guardia completamente. Empecé a pensar que el androide era mi única amenaza y solo ataqué ciegamente al enemigo sin siquiera analizar la información. Tú mismo viste el resultado. El monstruo cambió la jugada. Yo hubiera sido destruido si Nova no la hubiera medio partido con su rayo láser, y si tú no hubieras pasado caminando. Tú y ella salvaron mi vida, Saitama-sensei. La vida que el doctor Stench salvó fue de nuevo rescatada gracias a sus acciones. Sentí crecer mi responsabilidad. No podía morir antes de destruir al androide que mató a mi familia. Debo continuar peleando contra el mal hasta que él aparezca de nuevo, pero tengo que volverme más fuerte. Y cuando fui testigo de tu poderoso golpe, pensé: "Tengo que ser como él y volverme tan poderoso como él". Esto no es por mí, es por mi familia y el doctor. Pero necesito un poder extraordinario capaz de aplastar a un mal enorme y...

—¡Maldita sea, resúmelo en 20 palabras más o menos! —interrumpió Saitama con un grito.

—Hasta para mí fue largo —comentó Hana con una sonrisa.

—Ese fue mi resumen —respondió Genos—. Ya lo terminé, Sensei. Por favor, dime cómo puedo volverme tan fuerte como tú.

—Genos... ¿Cuántos años tienes?

—19.

—Eres joven, probablemente me superarás pronto. Yo tengo 32, pero empecé a los 19. No me molesta decirte cómo, pero es difícil. ¿Podrás seguirme? —hablaba Saitama, serio y dedicado.

—¡Sí, señor! —respondió Genos con determinación.

De repente, Genos se movió en posición de pelea, detectando enemigos aproximándose.

—Es cierto, viene algo —dijo Hana con los ojos cerrados, percibiendo la presencia.—Viene por el techo —apenas dijo esto, el techo se rompió y un kaijin verde apareció.

A Hana no le gustaba el color verde, pero al menos ese kaijin no se veía fuerte y tampoco era tan feo. Saitama, notando la reacción de Hana, se apresuró a darle un puñetazo al kaijin en la cara, haciendo que la cabeza del monstruo explotara.

—Tú vas a pagar mi techo —dijo Saitama con fastidio—. ¿Por qué tienes ese color tan desagradable? Molestas a mi niña.

Sin embargo, según Genos, quedaban otros dos enemigos afuera. Salió dispuesto a encargarse de ellos, pero cuando llegó, Saitama ya había hecho todo el trabajo.

Hana, sabiendo que su padre no la dejaría hacer nada, simplemente se asomó por la ventana para ver a Saitama. Lo hundieron en el pavimento, pero rápidamente se levantó y derrotó a un androide y a un león gigante, junto con otro kaijin más pequeño que aparecieron frente a él. Genos también logró derrotar a su enemigo, quien no era un cyborg sino un gorila disfrazado y, además, temeroso.

𝗚𝗢𝗗'𝗦 𝗠𝗘𝗡𝗨 ||One Punch Man||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora