Hana entró al hospital, su cabello ondeando ligeramente mientras caminaba por los pasillos. Su visita era una sorpresa, pero no quería dejar pasar la oportunidad de ver cómo estaba Suiryu después del último enfrentamiento con los kaijins. Sin embargo, cuando llegó a la puerta de su habitación y la abrió, se encontró con algo que no esperaba: Suiryu no estaba solo. Ahí, en la cama junto a él, estaba nada menos que Master, recuperándose también de sus propios combates.
Al ver a Hana entrar, ambos hombres se enderezaron de inmediato, sus ojos clavados en ella con una mezcla de sorpresa y curiosidad.
—¡Nova! —dijo Suiryu, con una sonrisa amplia en el rostro—. No esperaba verte tan pronto, pero me alegra que estés aquí.
Master, por su parte, levantó una ceja, observándola con esa calma calculadora que siempre lo caracterizaba. Aunque no dijo nada de inmediato, su atención se centró en ella con una intensidad palpable.
—¿Viniste a verme? —preguntó Suiryu, claramente emocionado, mientras intentaba apoyarse en la cama, ignorando el dolor en su torso. Sus músculos estaban vendados, y aunque trataba de mostrarse relajado, era obvio que el impacto del combate aún le pesaba.
—Por supuesto —respondió Hana con una sonrisa—. Quería asegurarme de que estabas bien. ¿Cómo te sientes?
Antes de que Suiryu pudiera responder, Master intervino con su tono firme y decidido.
—Supongo que viniste a verme también, ¿no, Nova? —preguntó, inclinándose ligeramente hacia adelante, su mirada pasando de Suiryu a ella con algo de picardía.
Hana, atrapada entre las miradas de ambos hombres, no pudo evitar reír suavemente.
—Vine a verlos a ambos —respondió con diplomacia, acercándose a las camas—. Parece que los dos han tenido una buena pelea.
Suiryu, siempre confiado, sonrió y se reclinó en su almohada, mirando de reojo a Master como si aceptara el desafío silencioso que ahora flotaba en la habitación.
—Bueno, he estado mejor —dijo Suiryu, con su tono seductor característico—, pero no me puedo quejar. Después de todo, me siento mejor sabiendo que Nova se preocupa por mí.
Master soltó una pequeña risa entre dientes, ladeando la cabeza como si la actitud de Suiryu le resultara entretenida. Estaba acostumbrado a lidiar con luchadores confiados, pero lo que realmente le molestaba era la manera en que Suiryu trataba de monopolizar la atención de Hana.
—Es curioso cómo algunos parecen recuperarse más rápido con la atención correcta —comentó Master, sus ojos fijos en Suiryu—. Pero el verdadero poder está en la disciplina, no solo en el coqueteo.
El comentario de Master no pasó desapercibido para Suiryu, quien lo miró de reojo, claramente entendiendo la indirecta. Pero en lugar de enfadarse, simplemente sonrió más ampliamente, como si disfrutara del pequeño duelo verbal.
—Disciplina, claro —respondió Suiryu, con una mirada juguetona—. Pero hay algo que decir sobre aprovechar el momento, ¿no crees? Después de todo, no todos tienen la oportunidad de estar en la misma habitación que la número uno.
Hana, sintiendo que la conversación iba a convertirse en algo más serio, decidió intervenir antes de que las cosas se salieran de control.
—Chicos, de verdad… no es una competencia —dijo con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión—. Los dos son impresionantes, y ambos están aquí recuperándose. Eso es lo importante.
Master asintió, aunque su mirada seguía enfocada en Suiryu. Había algo en el joven luchador que lo irritaba, quizás su actitud desenfadada o la forma en que trataba de llamar la atención de Hana de manera tan obvia.
—Ciertamente, la recuperación es importante —dijo Master, sin quitarle los ojos de encima a Suiryu—. Pero no olvidemos que siempre hay espacio para mejorar, incluso cuando estamos heridos.
Suiryu soltó una carcajada, disfrutando del intercambio.
—¿Mejorar? Claro, Master, siempre hay espacio para mejorar —dijo Suiryu, recostándose un poco más, mostrando deliberadamente los músculos de su abdomen tonificado—. Pero algunos ya estamos bastante bien como estamos, ¿no crees, Nova?
Hana se cruzó de brazos, mirando a ambos con una mezcla de diversión y exasperación. Estos dos estaban claramente compitiendo por su atención, y no podía negar que era halagador.
—Creo que todos tenemos nuestras fortalezas —dijo, tratando de mantener el tono neutral—. Y los dos son ejemplos de eso.
Master observó cómo Hana intentaba mantener la paz en medio de lo que estaba empezando a parecer una competencia de egos. Él no era del tipo que buscaba llamar la atención de esa manera, pero con Suiryu presente, sentía que tenía que dejar claro dónde estaba parado.
—Por supuesto —dijo Master con una sonrisa tranquila—, siempre se puede contar con Hana para ver las cosas con claridad.
Suiryu, sin perder el ritmo, sonrió aún más ampliamente y se inclinó hacia adelante, intentando atraer la atención de Hana nuevamente.
—Así es, y estoy seguro de que ella también sabe quién tiene lo que se necesita para mantenerse en la cima —dijo, con una mirada que dejaba claro a quién se refería.
Hana, dándose cuenta de que la conversación no iba a calmarse pronto, se acercó al borde de la cama de Suiryu, colocando una mano en su hombro vendado.
—Lo importante es que ambos se recuperen —dijo, haciendo un esfuerzo por desviar la atención del constante tira y afloja—. Voy a estar pendiente de ustedes, ¿de acuerdo? No quiero ver a ninguno de los dos sobreexigiéndose.
Ambos hombres asintieron, aunque sus miradas seguían enfrentándose en silencio, como si el enfrentamiento por la atención de Hana continuara en segundo plano. Hana, por su parte, estaba aliviada de que la conversación se hubiera calmado, aunque no podía evitar sentir una pequeña risa interna al pensar en la absurda situación en la que se encontraba.
Al salir de la habitación, escuchó el último comentario de Suiryu, suave pero lo suficientemente alto como para que ella lo oyera.
—Oye, Nova, cuando termine mi recuperación, ¿qué tal si entrenamos juntos? Te prometo que te enseñaré algunos movimientos nuevos.
Hana solo sonrió, sacudiendo la cabeza con diversión.
—Cuídate, Suiryu. Te veré cuando estés mejor —respondió, dejándolo con una sonrisa mientras salía del cuarto.
Master, que había estado observando todo con su calma habitual, simplemente dejó escapar un suspiro, volviendo a recostarse en su cama.
—Jóvenes… —murmuró para sí mismo, con una sonrisa en los labios.
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𝗚𝗢𝗗'𝗦 𝗠𝗘𝗡𝗨 ||One Punch Man||
Hayran KurguDonde Nakamoto Hana, una figura legendaria en la ciudad Z, combina su belleza divina con poderes extraordinarios para luchar contra monstruos y peligros apocalípticos. O Donde Hana, dotada de valentía y determinación sobrenaturales, equilibra su vi...