𝗚𝗢𝗗'𝗦 𝗠𝗘𝗡𝗨 ||One Punch Man||

Capítulo 37

La sala estaba oscura, solo iluminada por el resplandor de la pantalla, donde una película romántica desplegaba una escena de amor. Hana, Genos y Saitama estaban sentados en el sofá, cada uno con una postura distinta ante la situación. Hana, abrazando sus rodillas y con el rostro iluminado por la luz suave del televisor, no podía ocultar su entusiasmo. Sus ojos brillaban como estrellas, reflejando la intensidad de la pantalla, mientras una sonrisa de oreja a oreja le adornaba el rostro. El momento de la película la tenía completamente cautivada.

Cuando la pareja en la pantalla se besó apasionadamente bajo la lluvia, Hana soltó un suave suspiro, uno de esos suspiros que salen sin permiso cuando te sumerges en una escena que parece sacada de un sueño. Sus manos se apretaron un poco más alrededor de sus piernas, como si su cuerpo intentara contener toda la emoción que sentía. Cada segundo del beso la hacía imaginar las mismas emociones, y el brillo en sus ojos aumentaba. Estaba tan absorta, que casi podía imaginarse en una escena similar, rodeada por esa misma magia.

Saitama, por otro lado, tenía una expresión completamente diferente. Mientras veía la pareja besarse, su rostro estaba inexpresivo, casi abrumado por lo que consideraba una secuencia larga y sin mucho sentido. Su ceja derecha se arqueó levemente, y con un tono monótono soltó: —Esto es demasiado largo... ¿No? —dijo en voz baja, sin esperar una respuesta realmente. Luego tomó otro puñado de papas fritas de un plato en la mesa y siguió mirando, con una mezcla de confusión y aburrimiento en su rostro.

—Eh, ¿por qué siempre alargan estas cosas? —continuó, pero notó a Hana completamente atrapada en la escena, por lo que decidió no seguir insistiendo. En cambio, volvió su atención a la pantalla, tratando de entender qué tanto le fascinaba a la gente esas situaciones. Sus pensamientos ya estaban divagando hacia algo completamente diferente, tal vez algún videojuego o el entrenamiento del día siguiente.

Genos, sentado a un lado de Hana, estaba inmóvil. La escena de la película, tan cargada de emociones y deseo, comenzó a tener un efecto inesperado en él. Mientras veía a la pareja besarse, no podía evitar pensar en Hana. Cada gesto, cada mirada intensa de los personajes lo hacía recordar momentos con ella, esas pequeñas interacciones que habían tenido recientemente. El beso en la película lo hizo imaginar un escenario parecido, pero entre él y Hana. Su sistema se sobresaltó, y aunque externamente seguía sentado con postura firme, por dentro algo más fuerte se estaba gestando.

Sus circuitos sintieron una especie de aceleración, como si sus sistemas internos trataran de interpretar una emoción humana que no entendía del todo. Se sintió inquieto, como si el solo hecho de estar tan cerca de Hana mientras observaba la escena le hiciera experimentar algo similar a lo que veía en pantalla. Una leve sensación de calor recorrió su cuerpo metálico, y aunque él no podía sonrojarse como los humanos, había una clara sensación de nerviosismo en su interior.

Hana seguía completamente hipnotizada, ajena a la tensión que generaba en Genos y al aburrimiento de Saitama. El romance que veía en la película le parecía mágico, y la hacía sentir ligera, casi como si estuviera flotando. La escena terminó con una hermosa melodía de fondo, mientras la pareja se alejaba de la cámara, pero la chispa de la emoción seguía viva en ella. No pudo evitar imaginarse en un escenario parecido, tal vez compartiendo algo especial con alguien... o tal vez ya había sentido esa chispa antes.

Finalmente, cuando la escena terminó, Saitama soltó un suspiro de alivio, pensando que por fin había pasado lo más pesado de la película.

—Por fin. Ya era hora —dijo, mientras tomaba una bebida de la mesa y se reclinaba en el sofá, como si hubiera terminado de ver una batalla en lugar de una escena romántica.

Genos, por su parte, seguía en silencio, su mente todavía ocupada en los pensamientos sobre Hana, y la sensación extraña que esa película le había dejado. No sabía bien cómo interpretarlo. ¿Acaso era algo similar a lo que los humanos llamaban enamoramiento? No pudo evitar girar un poco la cabeza para ver a Hana, que aún sonreía soñadoramente.