Hana, o mejor dicho Nova, no tenía tiempo para volver por su traje de heroína. La situación era crítica y su deber como clase S era priorizar la seguridad por encima de todo lo demás. Mientras volaba entre las ciudades, su largo cabello azul ondeaba salvajemente en el viento, su vestido y tacones parecían tan fuera de lugar comparados con la magnitud del caos que la rodeaba. No necesitaba su traje para ser quien era: una de las heroínas más poderosas del mundo.
El cielo estaba teñido de gris oscuro, y en el horizonte se podían ver enormes columnas de humo ascendiendo hacia las nubes. Kaijins de diversas formas y tamaños devastaban las ciudades, atacando a civiles y destruyendo edificios con un nivel de fuerza y violencia incontrolables. Las sirenas de emergencia sonaban en cada rincón, mientras que los héroes más débiles luchaban por mantenerse a la par con las criaturas monstruosas. Pero Nova no se detendría, no mientras tuviera el poder de cambiar la marea de esta batalla.
Mientras volaba, sus ojos entrenados captaron al primer kaijin: una criatura gigantesca con tentáculos, que arrasaba con todo a su paso. Los civiles corrían despavoridos, tratando de escapar de los enormes apéndices que derribaban autos y arrancaban postes de luz como si fueran juguetes. Hana descendió rápidamente, aterrizando con una explosión de polvo y escombros al pie del monstruo.
- ¡Aléjense de aquí! -gritó, su voz firme y autoritaria. Las pocas personas que quedaban cerca no dudaron en correr en dirección contraria, sabiendo que una heroína clase S había llegado para salvarlos.
- Esto se acaba aquí.
El rayo láser salió disparado de sus ojos con una velocidad aterradora, atravesando el aire con un sonido que cortaba el silencio de la destrucción. La criatura apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el rayo impactara su pecho. El láser atravesó la carne del kaijin, incinerando todo a su paso, hasta que la energía se desbordó por completo, haciéndolo explotar en mil pedazos. Trozos de su cuerpo cayeron por todos lados, mientras la columna de energía de Nova lo consumía todo.
El caos en esa parte de la ciudad se detuvo en un instante. Pero Nova no tuvo tiempo de disfrutar su victoria. Apenas respiró antes de alzar el vuelo de nuevo, sabiendo que el mismo panorama se repetía en decenas de otras ciudades.
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En cada lugar que aterrizaba, Nova se encontraba con nuevas criaturas más aterradoras que las anteriores. En una ciudad costera, un kaijin con forma de cangrejo gigante emergía del océano, aplastando edificios y barcos de pesca bajo sus enormes pinzas. Hana aterrizó justo frente a él, su rostro inmutable. A pesar del tamaño de la criatura, no dudó en dar un paso al frente.
- ¿Qué? ¿Te crees muy grande? -dijo con una sonrisa confiada.
Una vez más el rayo láser salió disparado. Esta vez apuntó directamente a una de las pinzas del cangrejo, que explotó en un destello cegador. La criatura lanzó un grito ensordecedor, pero Nova no se detuvo. Aterrizó en la parte superior del caparazón del kaijin, corriendo rápidamente por su espalda antes de apuntar hacia la base de su cuello.
