En un mundo acosado por monstruos y amenazas apocalípticas, Nakamoto Hana lleva una doble vida en la bulliciosa ciudad Z. Sin embargo, su determinación por la justicia parece haber sido forjada por manos divinas, dotándola de un poder y valentía que...
Hana se quedó frente al espejo, su mirada fija en su reflejo. Su traje de heroína, impecable y ajustado, le recordaba quién era y qué representaba. Pero sin la capucha ni el cubrebocas, se sentía expuesta, vulnerable de una manera que no había experimentado antes. Suspiró profundamente, intentando calmar la mezcla de emociones que la invadía.
Por un momento, pensó en todas las cartas que había recibido, en las palabras de admiración y alabanza, pero también en las críticas y dudas que surgían tras su revelación. Era como si una parte de su identidad hubiera sido arrancada junto con esa capucha. Pero ahora, no tenía tiempo para lamentaciones; había una situación nivel Dragón que requería de su atención, y todos los héroes de clase S habían sido convocados al establecimiento en la Ciudad A. Sabía que no podía permitirse mostrarse débil.
Tomó su teléfono y activó la cámara trasera, alineando su reflejo en el espejo. Dudó un momento antes de tomar la foto, pero luego recordó uno de los mensajes de las cartas que le sugería que se levantara con más fuerza después de cada caída. Esa simple frase le dio el impulso que necesitaba. Presionó el botón, capturando su imagen con una expresión resuelta en su rostro.
Abrió una de sus redes sociales, una plataforma donde sabía que la mayoría de sus seguidores la estarían observando. Seleccionó la foto recién tomada y, tras unos segundos de reflexión, escribió en la descripción: "Volviendo a la acción~". No necesitaba decir más; sus seguidores entenderían el mensaje. Era una declaración de que, a pesar de todo lo que había pasado, no se iba a rendir.
Con la publicación hecha, guardó su teléfono y dio un último vistazo al espejo. Esta era su nueva realidad, y tenía que enfrentarse a ella. Salió de la casa de Genos, cerrando la puerta detrás de ella, y se lanzó al aire. Voló con velocidad, dejando atrás cualquier duda o inseguridad, enfocándose en la misión que tenía por delante.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las puertas de la sala de reuniones de la Asociación de Héroes se abrieron automáticamente, justo cuando Nova estaba a centímetros de ellas. Las luces brillantes del salón iluminaban su figura, y como siempre, todas las miradas se volvieron hacia ella. Era una costumbre que Nova llegara tarde, tanto que algunos ya la esperaban con cierta resignación, pero hoy era diferente. Hoy, no tenía la máscara que solía ocultar su belleza; su rostro, descubierto y resplandeciente, era el centro de todas las miradas.
—Buenas tardes —saludó con una sonrisa, y el simple gesto fue suficiente para que hasta Atomic Samurai, conocido por su dureza, soltara un suspiro que disimuló tras un carraspeo.
Pero la sonrisa de Nova no logró ocultar el pequeño retraso que había tenido.
—Buenas porque tarde lo que has llegado —le recriminó el Samurai. Aunque se abstuvo a añadir un comentario con la palabra "buena". Es solo un joven de 37 años, tenganmosle paciencia.
—Lo lamento, es que se me cruzó un gato negro en el camino —respondió, rascándose la nuca con una expresión que combinaba disculpa y un poco de humor, manteniendo esa sonrisa que parecía imposible de ignorar.
