En un mundo acosado por monstruos y amenazas apocalípticas, Nakamoto Hana lleva una doble vida en la bulliciosa ciudad Z. Sin embargo, su determinación por la justicia parece haber sido forjada por manos divinas, dotándola de un poder y valentía que...
Hana se vistió con un elegante conjunto oscuro que destacaba su estilo único. Llevaba un vestido de corte entallado que delineaba su figura de forma atractiva, con mangas largas y un escote pronunciado que daba un toque sofisticado. El vestido tenía detalles decorativos en la parte inferior, con pequeños símbolos y motivos de caracolas en colores suaves que resaltaban en contraste con el negro del conjunto.
Su largo cabello azul oscuro caía en grandes ondas, brillando bajo la luz, extendiéndose más allá de su cintura, dando una apariencia etérea y majestuosa. En sus piernas, llevaba unas sandalias de tacón con tiras finas que se entrelazaban alrededor de sus tobillos, dándole un aire delicado pero moderno. Los calcetines hasta los tobillos completaban el look, con una textura suave que complementaba el estilo chic y juvenil.
Se veía elegante y lista para cualquier situación, pero con su toque personal. Tras vestirse, Hana no perdió más tiempo, salió de inmediato volando hacia la ciudad S, siguiendo la dirección que había marcado en su teléfono, mientras el viento acariciaba su cabello y sus pensamientos ya estaban centrados en su particular misión.
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Hana llegó a la casa y tocó la puerta con suavidad, entrelazando sus manos mientras esperaba que alguien abriera. No tardó mucho en escuchar pasos apresurados al otro lado, y pronto la puerta se abrió revelando a una niña de cabello negro y corto, vestida con un abrigo amarillo clarito, un vestido rosa y un moñito rojo que adornaba su cuello.
— Hola, linda. Tú debes ser Zenko —sonrió Hana, inclinándose un poco hacia adelante para saludar.
La pequeña Zenko se quedó con la boca completamente abierta, mirando fijamente a Hana como si estuviera viendo a una estrella de cine. Para la pequeña, la adolescente frente a ella era como una princesa salida de un cuento, y estaba segura de que si le pusieran un vestido largo y de época, se vería aún más como una princesa.
— ¿Te has disfrazado de Pocahontas? —preguntó Zenko de repente, sin poder contenerse.
— ¿Eh? —Hana ladeó la cabeza, claramente confundida por la pregunta, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa intrigada—. No, no me he disfrazado de Pocahontas.
Hana sí solía disfrazarse en Halloween, pero sus disfraces normalmente eran de lo más ramdon y, a menudo, a juego con Saitama. Pero un disfraz como Pocahontas... no se le había ocurrido antes.
— Deberías disfrazarte —insistió Zenko, con total seguridad.
— Bueno, lo tendré en cuenta —aceptó Hana, agachándose para quedar a la altura de la niña, ya que se sentía más cómoda así—. Batto me contó que iban a ir de compras hoy, pero le asignaron una misión, y me pidió el favor de que fuera contigo. Si no tienes problema, claro.
Zenko no podía despegar los ojos de Hana, todavía embelesada por su presencia. Con un suspiro de sorpresa, la pequeña respondió sin pensarlo dos veces.
