Capítulo 12

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Genos se había marchado rápidamente de la casa después de recibir una llamada urgente de la Asociación de Héroes. Desde hacía algún tiempo, Genos se había convertido en una presencia constante en el hogar de Saitama y Hana, casi como un hijo más. Aunque Saitama a veces encontraba exasperante la devoción de Genos hacia él, no podía negar que su presencia tenía sus ventajas, como poder dejar a Hana al cuidado de alguien en quien confiaba mientras él se ocupaba de otras cosas.

Con Genos fuera, Hana estaba en la sala, sentada en el sofá y mirando su teléfono. De repente, hizo un ruido de inconformidad, como si acabara de recibir una noticia que no le agradaba en absoluto.

—¡No puede ser! —exclamó.

Saitama, que estaba en la cocina buscando algo para picar, la escuchó y se acercó, interesado.

—¿Qué pasa? —le preguntó con su tono usualmente despreocupado.

Hana dejó caer su teléfono sobre el sofá y suspiró.

—Mi profesora de arte quiere que salga a fotografiar cosas que puedan ser consideradas obras de arte y luego explicar por qué. ¡Esa vieja de arte sí que molesta! —respondió, cruzando los brazos y haciendo una mueca de desagrado.

Saitama asintió comprensivo, recordando sus propias experiencias escolares, aunque parecían haber sido hace una eternidad.

—Eso suena... aburrido —dijo Saitama con un suspiro, empatizando con el fastidio de Hana—. ¿Te acompaño? —preguntó, tratando de ser útil.

Hana negó con la cabeza, poniéndose de pie y estirándose un poco.

—No creo que me demore mucho —dijo mientras recogía su mochila de una silla cercana—. Solo me alejaré unas cuadras. Quiero hacer esto rápido para volver pronto.

Saitama la observó mientras ella metía un cuaderno y un bolígrafo en su mochila, notando su determinación por terminar la tarea lo antes posible.

—Está bien, si necesitas algo, llámame —le dijo Saitama, con un tono que mezclaba la preocupación con la costumbre de cuidar de ella.

Hana sonrió suavemente, acercándose a él para dejar un pequeño beso en su brillante calva.

—Lo haré. No te preocupes —respondió antes de salir por la puerta.

Saitama se quedó en la entrada unos segundos, mirando cómo se iba, y luego regresó al sofá. Encendió la televisión, aunque su mente seguía vagando, pensando en cómo Hana había crecido y en cómo se las arreglaba con sus propias responsabilidades.

Mientras el sonido del televisor llenaba la habitación, Saitama no pudo evitar sentirse un poco orgulloso de la independencia de Hana, aunque no le gustara demasiado la idea de que estuviera sola por ahí. Sabía que ella podía cuidarse, pero siempre mantenía su teléfono a mano, listo para acudir en su ayuda si lo necesitaba.

 Sabía que ella podía cuidarse, pero siempre mantenía su teléfono a mano, listo para acudir en su ayuda si lo necesitaba

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𝗚𝗢𝗗'𝗦 𝗠𝗘𝗡𝗨 ||One Punch Man||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora