Capítulo 22

6 3 0
                                    

La Asociación de Héroes había decidido recompensar a sus guerreros más valientes con un merecido descanso después de la intensa batalla contra los extraterrestres. El ataque a la ciudad había dejado una marca imborrable, pero los héroes habían prevalecido, salvando la humanidad de un destino terrible. Para agradecerles, la Asociación organizó un viaje a un lujoso hospedaje en aguas termales, donde podrían relajarse y recuperarse. Hana estaba emocionada como nunca.

Desde el momento en que supo del viaje, Hana se sumergió en una fiebre de preparativos. La idea de unas vacaciones en aguas termales la llenaba de una alegría que pocos conocían. Solo Saitama y Genos habían sido testigos de la energía desbordante con la que empacó su bolso, y de cómo rebuscó en los rincones más profundos de su armario para elegir sus mejores atuendos. Sabía que era un momento especial, y quería estar a la altura.

Hana se encargó de que todo estuviera perfecto. Su traje de heroína, el cual había llevado en tantas batallas, fue lavado meticulosamente por Saitama. Aunque el héroe se había mostrado algo reacio al principio, terminó lavándolo tres veces para asegurarse de que estuviera completamente limpio. Cada vez que se lo mostraba a Hana, ella lo olfateaba con cuidado, como si su nariz tuviera la capacidad de detectar el más mínimo rastro de impureza. Al final, Saitama había cumplido con su misión, y Hana, satisfecha, guardó el traje en su bolso con una sonrisa.

—Papá, ya sabes que no tienes que preocuparte tanto por mí, ¿verdad? —le dijo Hana mientras cerraba su bolso.

Saitama, que estaba sentado en el sofá, la miró con una mezcla de orgullo y preocupación.

—Lo sé, lo sé… pero sigue siendo difícil. Eres mi niña, Hana, y no puedo evitar querer protegerte.

Hana le sonrió con ternura y se acercó para darle un suave abrazo.

—Y siempre estaré agradecida por eso, pero ahora que sabes todo lo que hago y de lo que soy capaz, quiero que confíes en mí un poco más. Quiero ser más independiente, ¿de acuerdo?

Saitama suspiró, sabiendo que no podría decirle que no. Aunque no estaba del todo cómodo con la idea de dejarla sola, entendía que Hana necesitaba ese espacio para crecer.

—Está bien —aceptó, dándole una pequeña palmada en la espalda—. Pero eso no significa que no te vaya a estar cuidando. Solo… no seré tan exagerado como para dejar a Genos de niñero.

Hana soltó una risita al escuchar eso, mientras Genos, que estaba cerca, fingió no haber escuchado la conversación.

—Gracias, papá —dijo ella, dándole un beso en la mejilla antes de terminar de cerrar su bolso—. Te prometo que te lo pasarás bien también. Esto es un cuento con un final feliz.

Saitama sonrió, contagiado por el entusiasmo de su hija.

El día del viaje, el grupo de héroes se reunió en la entrada de la Asociación, donde un autobús estaba listo para llevarlos al hospedaje en las montañas. Hana no pudo contener su emoción cuando subió al autobús, y se sentó junto a Saitama, quien había traído consigo una bolsa simple y pequeña, a diferencia del equipaje más preparado de su hija. Genos, como siempre, permaneció cerca, vigilante, aunque en el fondo estaba deseando ver a Hana disfrutar de sus vacaciones.

Cuando finalmente llegaron al hospedaje, Hana no podía creer lo hermoso que era el lugar. Las montañas cubiertas de árboles, el vapor de las aguas termales que se elevaba suavemente en el aire, y la arquitectura tradicional del hospedaje lo hacían parecer salido de un cuento de hadas. Sin perder tiempo, Hana corrió a su habitación para cambiarse y prepararse para la primera inmersión en las aguas termales.

Mientras tanto, Saitama y Genos se tomaron su tiempo para acomodarse. Saitama miró a su alrededor, satisfecho con la elección de la Asociación.

—Creo que esto fue una buena idea después de todo —dijo, mirando a Genos—. Necesitábamos un descanso.

𝗚𝗢𝗗'𝗦 𝗠𝗘𝗡𝗨 ||One Punch Man||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora