Capítulo 48: Necesitaba a Gally

10 3 0
                                    

El día había sido largo, y mi cuerpo pedía descanso. Caminé hacia mi hamaca, intentando ignorar las miradas furtivas que todavía sentía sobre mí desde la confrontación de la mañana. Me recosté, dejando que el cansancio comenzara a adormecerme. Pero justo cuando el sueño estaba por alcanzarme, sentí una mano firme en mi cintura que me arrancó de mi tranquilidad.

"¿A dónde tan sola?", susurró una voz que reconocí al instante. Era el mismo chico de antes, aquel que Gally había enfrentado.

Mi cuerpo se tensó al sentir cómo me apretaba con más fuerza, acercándome a él. Intenté gritar, pero me cubrió la boca con su otra mano.

"No hagas ruido", dijo con una sonrisa que me heló la sangre. "¿No quieres divertirte un rato? Porque yo sí."

Lo sentí inclinarse hacia mi cuello, sus labios rozando mi piel mientras yo luchaba por apartarlo. Usé toda la fuerza que tenía, moviendo mi cuerpo, intentando liberarme, pero era como si me estuviera enfrentando a una pared.

"Déjame ir", quise gritar, pero mi voz quedó atrapada tras su mano. Las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Me sentí débil, impotente, aterrorizada.

Él rió suavemente, como si mi desesperación le resultara divertida. "No te pongas así, novata. Vas a disfrutarlo."

Mis manos golpearon su brazo con todas mis fuerzas, pero no cedía. Mi mente gritaba por ayuda, por alguien, por... Gally.

De repente, un fuerte ruido interrumpió el silencio. El chico apenas tuvo tiempo de girarse cuando fue arrancado de mi lado con una fuerza brutal.

"¡Apártate de ella, maldito imbécil!"

Era Gally. Su voz era un rugido, cargado de furia. Antes de que pudiera procesar lo que ocurría, lo vi golpear al chico con tal fuerza que cayó al suelo.

"¿Qué demonios crees que estás haciendo?" Gally lo levantó por el cuello de su camisa, mirándolo con una mezcla de odio y rabia. "¿Qué te hace pensar que puedes tocarla?"

El chico intentó defenderse, balbuceando excusas, pero Gally no estaba dispuesto a escuchar.

"¿Te pareció divertido?" gruñó, lanzándolo contra el suelo nuevamente. "¿Creíste que esto iba a terminar bien para ti?"

"Gally, por favor", murmuré con la voz rota, pero él no me escuchó. Su atención estaba completamente en el chico, que ahora suplicaba.

"Lo siento, lo siento, no quise-"

"¿No quisiste? ¿Entonces qué estabas haciendo?" Gally lo interrumpió, dándole una patada que lo hizo retorcerse de dolor. "Si vuelves a acercarte a ella, si siquiera la miras, te juro que no saldrás vivo de este lugar."

El chico, pálido y temblando, asintió rápidamente antes de levantarse y tambalearse lejos de nosotros, sin mirar atrás.

Gally se quedó en silencio por un momento, respirando con dificultad, antes de girarse hacia mí.

"¿Estás bien?" Su voz era más suave ahora, pero aún cargada de preocupación.

Yo estaba temblando, incapaz de responder. Gally se acercó y, con cuidado, me tomó del rostro, limpiando las lágrimas que seguían cayendo.

"Ya está, ya pasó. No voy a dejar que nadie te haga daño."

Sin pensar, me lancé a sus brazos, buscando consuelo en su fuerza. Gally me sostuvo firmemente, su mano acariciando mi cabello mientras murmuraba: "Lo siento. No debí haberte dejado sola."

Me quedé así, refugiada en él, mientras el miedo y la tensión se disipaban poco a poco. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba segura. Con Gally, nada podía lastimarme.

Dentro del área Donde viven las historias. Descúbrelo ahora