Capítulo 50 : Un despertar en silencio

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Desperté en la misma posición en la que había quedado dormida, abrazada a Gally. El sol comenzaba a filtrarse a través de las rendijas de la cabaña, iluminando el espacio con una luz suave y dorada. Su respiración tranquila y rítmica estaba cerca de mi oído, y el sonido de su pecho subiendo y bajando me ayudaba a sentirme más segura.

Me moví ligeramente, temerosa de despertarlo, pero al hacerlo, sentí que Gally se acurrucaba más cerca, aferrándose a mí sin decir una palabra. Estaba profundamente dormido, pero su presencia me hacía sentir que estaba en el lugar correcto. Aunque el miedo seguía rondando en mi mente, la cercanía de Gally me ayudaba a encontrar algo de calma.

"¿Estás bien?" murmuró de repente, su voz rasposa por el sueño. No me había dado cuenta de que él se había despertado.

Lo miré, buscando sus ojos, que lentamente se abrieron, reflejando preocupación. "Sí..." respondí en un susurro, aunque sabía que no estaba completamente bien. "Solo... un poco mareada."

Gally levantó la cabeza ligeramente y me miró con detenimiento. Parecía que quería decir algo, pero se quedó en silencio por un momento, como si estuviera evaluando mis palabras. Sus ojos se suavizaron cuando me vio tan vulnerable. "¿Sigues pensando en lo que pasó anoche?" preguntó, su tono grave y lleno de suavidad.

Asentí levemente, no podía negar lo que sentía. Aunque había estado más tranquila durante la noche, los recuerdos seguían atacando mi mente, como sombras persistentes que no se iban. La idea de lo que el chico intentó hacer, el miedo que había sentido, seguía presente. Pero, al mirarlo, Gally era la única fuente de consuelo que podía encontrar.

"Es difícil dejarlo ir, Gally," susurré, mi voz quebrada de nuevo. "Nunca pensé que algo así podría pasar aquí... ni que sería yo la que terminaría... pasando por eso."

Gally frunció el ceño, y me apartó un poco de su pecho para poder mirarme mejor. "Lo sé," dijo, su tono suave pero firme. "Es algo horrible, pero no estás sola. Y no voy a dejar que nadie te toque de esa manera. No mientras esté yo aquí."

Mi corazón latió un poco más rápido al escuchar sus palabras, aunque la tristeza seguía presente. "Gracias," dije, con una sonrisa débil. "Me haces sentir un poco mejor."

Gally sonrió, pero su expresión era seria. "Eso es lo mínimo que puedo hacer. Te prometo que no te dejaré pasar por esto sola. Y cualquier cosa que necesites, lo que sea... lo haremos juntos."

Nos quedamos en silencio un momento, nuestras miradas entrelazadas mientras procesábamos lo que había sucedido, y lo que vendría después. Sentía una paz temporal en su presencia, aunque la batalla interna aún seguía. Pero algo en sus palabras, en su mirada, me daba esperanza de que las cosas podían mejorar, que no tenía que enfrentarlo sola.

Gally se incorporó un poco, levantándose de la cama con cuidado. Se estiró y luego se giró hacia mí, con una sonrisa pequeña pero reconfortante. "Vamos," dijo, tendiéndome la mano. "Hoy es un nuevo día. Vamos a salir, ¿te parece?"

Lo miré y, por primera vez en mucho tiempo, sentí que tal vez podría afrontar el día. "Sí," respondí, levantándome de la cama lentamente y tomando su mano. "Vamos."

Al salir de la cabaña, el aire fresco de la mañana me dio la sensación de que el mundo seguía adelante, que, aunque las sombras no se irían tan fácilmente, yo tenía algo a lo que aferrarme. Gally estaba conmigo, y mientras estuviera a su lado, sentiría que, poco a poco, las piezas de mi vida rota podrían encajar nuevamente.

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