Capítulo 42: Un vistazo al pasado

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La fogata ardía con intensidad en el centro del Área, iluminando los rostros de los chicos mientras el sonido del crepitar llenaba el aire. Me senté cerca de Chuck, que no dejaba de hablar sobre una broma que Minho le había hecho a Sarten durante el día. Sin embargo, mi mente estaba lejos de las risas.

Miré de reojo a Gally, quien estaba de pie al otro lado del círculo, con los brazos cruzados y la mirada fija en las llamas. Parecía perdido en sus pensamientos, lo que era inusual para alguien que siempre estaba tan seguro de sí mismo.

"¿Estás bien?" la voz de Chuck me sacó de mi trance.

"¿Qué? Sí, sí. Solo estoy cansada," respondí, dándole una sonrisa rápida para que no insistiera.

Sin embargo, Chuck no era tan fácil de engañar. "¿Es por Gally? Lo has mirado como diez veces en los últimos minutos."

Me sonrojé y desvié la mirada. "No es eso... solo, no sé. Siento que hay algo que no entiendo de él."

Chuck me miró con sus ojos brillantes y llenos de curiosidad. "Gally no siempre ha sido así, ¿sabes? Antes de que tú llegaras, solía ser más... ¿normal?"

"¿Normal?" repetí, arqueando una ceja.

"Bueno, tan normal como se puede ser aquí," respondió Chuck con una risita. "Pero algo cambió hace tiempo. Se volvió más frío, más distante. Nunca nos contó por qué."

Antes de que pudiera preguntar más, Newt se puso de pie, llamando la atención de todos.

"Está tarde, chicos. A descansar. Mañana tenemos otro día pesado," dijo con su típica mezcla de amabilidad y firmeza.

Los chicos comenzaron a dispersarse, y yo también me levanté, lista para regresar a mi cabaña. Sin embargo, una mano en mi brazo me detuvo. Giré para encontrarme con Gally, quien parecía más serio de lo habitual.

"¿Podemos hablar?" preguntó en voz baja, casi como si no quisiera que nadie más escuchara.

Asentí, siguiéndolo hacia un rincón más apartado del Área. Una vez allí, Gally se quedó en silencio por un momento, mirando el suelo como si buscara las palabras adecuadas.

"Escucha, sé que a veces no soy fácil de tratar," comenzó, finalmente levantando la mirada hacia mí. "Pero no quiero que pienses que soy así porque... no sé, porque te odio o algo."

"Entonces, ¿por qué eres así?" le pregunté, cruzándome de brazos.

Gally suspiró y miró hacia las paredes del Laberinto, oscuras y amenazantes en la distancia. "Este lugar cambia a las personas. Lo que sea que yo era antes de llegar aquí... ya no importa. Aquí tienes que ser fuerte, o no sobrevives."

"Eso no explica por qué afilaste esas lanzas para buscarme," respondí, sintiendo cómo mi voz temblaba ligeramente.

Por un instante, vi algo en sus ojos que nunca había visto antes: vulnerabilidad. Pero tan rápido como apareció, desapareció, reemplazada por su habitual dureza.

"Porque perderte no era una opción," murmuró antes de girarse y alejarse, dejándome con más preguntas que respuestas.

Me quedé ahí, mirando cómo se perdía en la oscuridad, y no pude evitar preguntarme qué más escondía ese chico detrás de su fachada de piedra.

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