Capítulo XXXI

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Su pacífico y planeado día se había visto afectado por una persona. La chica rubia más bonita que había conocido, ahora mismo Ino Yamanaka estaba esperando frente a su puerta para hacer preguntas y pedir explicaciones. Hinata lo veía venir, Ino no descansaría hasta obtener toda la información necesaria, el interrogatorio podía durar tantas horas si ella no cooperaba. Agradecía que Sakura no estuviera presente, cuando estaban juntas cualquier conversación podía volverse una batalla campal en cuestión de segundos, no resistiría tanto.

—Hola.

Siendo honestos, Hinata no supo qué más decir. Nunca tuvo que informar a nadie sobre su situación sentimental, ni siquiera cuando estuvo enamorada de Naruto por tanto tiempo salió de su boca una sola palabra, luego estaba el hecho de su matrimonio secreto con Sasuke, pocas personas lo sabían.

Resopló, sabía guardar secretos. Lo hacía muy bien, era una profesional.  

—¿Hola? Hinata... sé que está mal decir que ya sé todo lo que ha sucedido en tu vida, ni siquiera has tocado el tema pero, demonios, estoy preocupada por ti. ¿Estás bien?

Ino escuchó los rumores en la aldea muchas veces y aún con toda la curiosidad del mundo fue paciente para escucharlo de Hinata, ella no quería preguntar si eso significaba abrir viejas heridas. Incluso se contuvo cuando Naruto le dijo que Minato salía con ella pero ahora con la partida inesperada de Sasuke supo que ella había estado reteniendo tanto en su interior.

Entonces haría un esfuerzo para ser su apoyo.

—Ahora lo estoy —respondió dándole una sonrisa honesta. Hasta hace un par de años, si Ino le hubiera preguntado Hinata se habría derrumbado.

—Siento que por fin puedo seguir mi camino, me sucedieron tantas cosas que me obligaron a ser fuerte. Esa fue la única opción que tuve.

Ino le dio un abrazo cálido y sincero, ella estaba diciéndole la verdad, podía sentirlo, Hinata tenía una nueva oportunidad para ser feliz y eso la reconfortó.

—¿Estás llorando?

—Sí. Diablos, odio llorar, se supone que debo estar feliz por ti y lo único que puedo hacer es llorar. Lo siento.

Hinata se tragó una risa inocente, Ino era tan transparente, ella no podía ocultar nada aunque quisiera.

—También puedes llorar de felicidad por más contradictorio que suene.

—¿Mmh? —Ino la alejó para verla a los ojos—. Hablas como...

—Minato.

De pronto Ino dejó escapar un grito.

—¡Sí, sí! Hablas como él, oh Dios, aún estoy procesando que sales con mi suegro. Jamás lo habría imaginado, es raro. Perdón pero lo es.

Hinata estaba lejos de ofenderse, Ino tenía razón era raro. Muy raro. Y es que no podía ser de otra manera, habían pasado tanto tiempo juntos que era inevitable no adoptar algunos de sus hábitos, expresiones y manías, gracias a él ahora le tenía miedo a la ducha porque Minato estaba obsesionado con que el agua estaría helada siempre, incluso ahora también busca refugiarse en un rincón como lo hace él.

—¿Te gusta, de verdad te gusta?

A pesar de haberlo escuchado cientos de veces hasta del mismo Naruto, ella seguía incrédula. ¿Cómo se veían ellos dos juntos? Simplemente no podía imaginarlo.

—Me gusta mucho.

Era más que eso, Hinata lo quería. En su pequeño corazón no había espacio para nadie más, Minato era el hombre que quería tener a su lado el resto de sus días, quería escuchar sus chistes inocentes y su risa única, sus sentimientos y su apariencia eran una fusión perfecta.

La luz que me guía [MinaHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora