—¿Qué pasa? —preguntó Minato con curiosidad. Desde que se apareció en la puerta de su departamento Hinata no había dejado de mirarlo, lo contemplaba con calma, con tanto cuidado como si de un ángel se tratara.
Y lo era. Para ella era el ángel que acababa de sacarla de un pozo hondo de sufrimiento, entonces tenía que decirle la verdad, contarle sobre su pasado tormentoso, él la entendería.
—¿Es porque me aparecí de repente? —él sonrió amable—. Quiero celebrar contigo.
Minato no sabía si estaba bien que llegara sin avisar, dudó un poco en ir hasta allí, sin embargo, sus propios pies lo traicionaron y fueron solos a buscarla. Él había recibido una noticia maravillosa y quería compartirla con ella, como todo. Contar historias, comer con la mejor compañía, reír, salir a pasear; de ahora en adelante podía hacer todo con ella y eso le llenaba por completo el corazón. Le brindaba felicidad.
—¿Qué estamos celebrando?
Hinata lo miró fijo, sin ocultar su curiosidad: desde que llegó le dio un abrazo fuerte y sanador, no paraba de sonreír y de inmediato comenzó a limpiar su cocina.
¿Por qué lo hacía? Ella ladeó la cabeza un poco, quizá eso lo tranquilizaba. Simplemente le dejó ser. Se veía realmente adorable.
—Ichigo finalizó mi tratamiento. Dijo que mejoré mucho y estaba listo para enfrentar el mundo por mi cuenta. Solo.
Hinata se levantó, recorriendo el pequeño pasillo hacia la cocina fue a encontrarlo. Lo abrazó por detrás y dejó descansar su cabeza sobre su espalda. De pronto una mezcla de felicidad y nostalgia inundó su corazón, él había luchado mucho por sanar y ahora estaba más cerca que nunca. Verlo avanzar, entender sus propios sentimientos y recuperar la esperanza fue lo mejor que pudo pasarle, el proceso fue duro y lento pero lo logró. Él lo hizo: avanzó.
—No estás solo.
Minato dejó de lavar las tazas de café, al sentir la suavidad de sus manos rodeándolo sonrió al instante: dulce, agradecido de que lo haya acompañado en el camino, él giró despacio y se encontró con la mujer de sus sueños, quién había salvado su vida y había estado a su lado en los momentos más jodidos y desesperados de su existencia. Aún con miedo él quería amarla, protegerla.
—Lo sé, me acompañas. Tengo a mi hijo, Kakashi, Shisui. Solo que hay cosas que cada uno debe enfrentar.
—¿A qué te refieres?
Ella no entendió, no sabía si algo más estaba molestándolo.
—A nada en particular. Las cosas de la vida.
No era nada específico, simplemente la cotidianidad de la vida, los golpes que a veces da y los pequeños o fuertes obstáculos que cada uno debe enfrentar. Estaba listo para todo eso. Podían venir y él les haría frente. Ya no se escondería.
—¿Por qué eso suena triste? Estamos celebrando.
Minato besó su sonrisa amable, no era tiempo de traer al presente recuerdos dolorosos. Cosas que habían tardado tanto en sanar, eso tenía que quedar en el pasado enterrado.
—Felicidades, te esforzaste mucho para llegar hasta aquí. Estoy tan feliz por ti.
Hinata deslizó su dedo suavemente, acariciando su mejilla con calma y paciencia. Estaba tan orgullosa.
—Gracias por acompañarme.
Minato sabía que no había sido fácil, había momentos en los que no quería saber del mundo y se aislaba dentro de sí mismo. Ella estuvo en cada paso, fue amable, paciente, escuchó, abrazó, acompañó siempre.
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La luz que me guía [MinaHina]
FanficCon su mundo haciéndose añicos, Minato Namikaze vive por y para el dolor, no tiene otro propósito que morir lentamente. Hasta antes de ella. Bella portada hecha por _HelloKero_