Hinata dejó que su bolso tocara el suelo, ésta vez olvidó el contenido tan importante que transportaba desde el País de la Tierra: una enorme cantidad de medicinas para abastecer el Hospital Central se habían roto por el impacto, eso no fue lo más importante en ese momento, en absoluto. Él lo era. Sus manos presionando alrededor de su espada, sus ojos recorriendo cada centímetro de su cuerpo, seguía conservando esa mirada animal que gritaba peligro, podía sentir toda esa intensidad.
Y lo mejor; la había interceptado un par de kilómetros antes de llegar a los límites de Konoha, sin haberlo notado, sin haber sospechado su presencia, cubría muy bien sus huellas, las piernas comenzaron a temblarle.
—¿Estás sorprendida?
Lo estaba y él lo sabía. Le gustaba que fuera de ese modo, tener el control, lo amaba. Así como llevar a sus víctimas hasta su propia muerte, no había nada que disfrutase más que ganar, que le reconocieran. Tener el poder.
—Estoy seguro de que no esperabas verme.
Oh, qué hombre tan inteligente. Todos esos meses evitándolo solo lo hacían enfurecer, hacían que la deseara con más fuerza, él la quería de vuelta y no planeaba permitir que nadie se cruzara en su camino. Él dio unos pasos hacia delante, analizándola.
Su miedo, podía saborearlo.
—Ha pasado un tiempo, has hecho un buen trabajo escondiéndote de mí.
Hinata evaluó sus opciones, confrontarlo ahora o buscar protección «Y bien, ¿con quién?» no había nadie a quién pudiera recurrir, estaban en una parte solitaria. «No va a lastimarme» en el fondo esperaba que no. Aun así quiso irse, correr, estaba considerándolo realmente pero no serviría de nada, no con él siguiéndole los pasos y tampoco quería continuar huyendo.
—Eso se acabó.
Su voz fue grave, peligrosa y ya estaba yendo hacia ella en una velocidad que una persona normal jamás podría ver. Hinata activó el Byakugan.
—¿Por qué lo haces? No puedes competir contra mí.
Él ya estaba detrás, jugando con su pelo, oliéndolo con calma. Hinata de verdad estaba asustada, era voluble, fuerte y sabía que estaba indefensa, a su merced. Diablos estaba en grandes problemas y era muy probable que no tuviera la fuerza necesaria para luchar con ello. Con lo que seguía sintiendo, no iba a rendirse ni a dejarla ir.
—¿Me temes?
Ella dejó de respirar por un minuto, ¿temerle? Dios, hacía mucho más que eso. Se aterraba con el simple hecho de pronunciar su nombre, de pensarlo, de... recordarlo.
—Sí.
Oírlo lo llenó de satisfacción, lo único que amaba provocar en los demás era el miedo, un terror tan puro que no se atreviesen a mirarlo a los ojos.
—¿Por qué?
—Tú sabes por qué.
Sin premura, desenfundó su larga y bien afilada espada, haciendo un par de movimientos con ella. ¿Qué mierda le sucedía? Simplemente no podía ver que eso que les ocurrió en el pasado había sido un estúpido error, le costó caro. Mucho muy caro.
—Por favor Sasuke.
—¿Por favor qué? —murmuró en su oído—. No voy a lastimarte.
En este punto, Hinata no podía saber si estaba diciéndole la verdad y confiar no era una buena alternativa. Él perdía el control, enloquecía, terminaba rompiendo sus promesas.
Lo había hecho siempre.
Hiriéndola, decepcionándola.
—Tu pequeña garganta podría estar abierta en este momento, desangrándose. De querer...
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La luz que me guía [MinaHina]
Fiksi PenggemarCon su mundo haciéndose añicos, Minato Namikaze vive por y para el dolor, no tiene otro propósito que morir lentamente. Hasta antes de ella. Bella portada hecha por _HelloKero_