Capítulo XXII

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—No comas nada aún no llegan los demás.

Ino le dio a Naruto una pequeña palmada en el hombro, cielos, tenerlo cerca significaba corregir a un niño pequeño que a veces olvidaba cómo comportarse adecuadamente.

—Déjame comer solo un poquito —suplicó conteniendo un sollozo. Ya se había vuelto una costumbre obtener lo que quería con un poco de lágrimas, Ino se suavizaba y le daba lo que quería, era su debilidad y él lo sabía.

—No amor. Esta vez no va a funcionarte.

Ella fue fuerte. Mucho. Hacía falta una voluntad de hierro para decirle no a esa cara preciosa. Esa inocencia y alma bondadosa. Aún así siguió negándose, debía mantener sus modales y ella no perder la batalla.

—De acuerdo. Esperemos a que estén aquí —dijo resignado al fin. La dejaría ganar esta vez.

—No tardarán mucho, por primera vez en tu vida sé paciente ¿sí? —le acarició el pelo con calma, le gustaba mucho que hiciera eso. Lo llenaba de serenidad y buen humor.

—Solo quería contener a mi estómago, no he podido comer nada.

—¿Por qué no? Volviste de la aldea de la Arena desde ayer, ¿Qué estuviste haciendo? ¿Con quién?

Ino inició oficialmente el interrogatorio «Dónde estuvo mi novio», Naruto se hundió en su asiento y se puso rojo de una vez.

Luego de preguntarse por qué tenía que ser tan tonto se encogió de hombros y se hundió un poco más en la silla, ahora ella no lo dejaría tranquilo hasta que tuviera todos los detalles, era persistente y astuta.

—Fui por unos tragos con Sasuke.

De pensar en esa noche la cabeza volvía a darle vueltas. Ellos se bebieron muchas botellas de alcohol y mezclaron otras tantas con alguna cosa que no lograba recordar.

—Mmh, ya. ¿Y por eso te pones tan nervioso?

Ella estaba dispuesta a indagar. Los chicos que estaban comiendo al lado la vieron de forma rara, como si fuera una celópata peligrosa. Ino no le dio importancia, honestamente no le prohibía nada y él tampoco lo hacía, desde que comenzaron a salir los dos supieron que lo más importante para que funcionara era el respeto y la confianza, también la paciencia, cantidades ridículas de paciencia y tolerancia.

—No estoy nervioso, ¿Quién lo está? ¿Tú lo estás viejo Teuchi? —dijo buscando su salvación.

—Oh no, no me involucres en sus asuntos de pareja. Yo me voy, buena suerte Naruto.

Él quiso escabullirse lenta y discretamente, esa chica era de temer y no quería estar presente cuando Naruto pasara a mejor vida.

—¿Y qué tal estás para escuchar y chismear, eh? Esta traición no la olvidaré jamás.

Teuchi le dio un último adiós, elevaría al cielo muchas plegarias para que su alma descansara en paz. Y sin más se marchó. Si llegaba un cliente su hija tendría que hacerse cargo, él no volvería a ver la luz de ese día. Y Naruto tampoco.

—¿Entonces, cariño? ¿Qué sucedió anoche?

Naruto respiró hondo. No tenía escapatoria, tenía que contarle.

—Bien, Sasuke dijo que necesitaba alcohol en su sistema así que fuimos. Después de que bebió cinco copas él casi llora pero se contuvo, luego amenazó de muerte al dueño y casi nos echan así que pedí disculpas y nos permitieron quedarnos —hizo una pausa, él se acercaba a su muerte—. Entonces dos chicas...

—¿Chicas? ¿Dijiste chicas? —Ino lo miró fijamente y recogió su cabello.

—Espera amor —pidió con ambas manos—. No me dejas llegar a la parte en la que te das cuenta de que soy inocente.    

La luz que me guía [MinaHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora