Capítulo XXXII

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Habían pasado tres largas y extrañas semanas desde que le dijo a Sasuke sobre su divorcio, Hinata pudo ver esas emociones desbordantes en su rostro: dolor, temor y rabia, había llegado el momento en que les hiciera frente de una vez por todas, salir de ese agujero hondo y oscuro no sería fácil, lo sabía porque para ella tampoco lo fue. Afortunadamente pudo hacerlo gracias al apoyo de las personas que le amaban, Sasuke tampoco estaba solo, sus padres esaban respaldándolo, intentando llevarlo hacia delante. Él estaría bien.

Si lo pensaba un poco para quienes no tenían idea de su secreto debió haber sido inesperado y sorprendente, la forma en que ambos clanes trataron el matrimonio y el deceso de su hijo fue discreta, la información jamás iba a filtrarse a menos que lo quisieran de ese modo, también estaba el hecho de que vio a Shikamaru un par de veces luego del incidente y no tuvo el valor de preguntarle qué pasó después de que se fueron de Ichiraku, él tampoco tocó el tema, entendió que era un punto sensible en su vida.

«Gracias» Estaba agradecida de que no pidiera explicaciones ni hiciera preguntas, ya había sido duro enfrentarlo, mucho. Solo así pudo terminar con esa historia definitivamente y aunque Sasuke no fuera capaz de admitirlo en ese momento él se sentiría liberado. Ya no tendría que cargar con la culpa de haberla abandonado, ella ya lo había perdonado.

Era su turno de perdonarse.

Hinata movió su cabeza, despejando la bruma de sus pensamientos, ya no quería preocuparse por las mismas cosas una y otra vez, si de verdad ib a dejarlo atrás tenía que hacerlo bien. Ahora estaba afuera de la oficina de Minato, moviéndose de un lado a otro y tarareando una canción romántica como una chica enamorada esperando por su príncipe. Él no lo sabía pero su oficina tenía un toque especial que la hacía sentir reconfortada, quizá por eso ya vivía ahí.

—Buenos días señorita Hinata.

Ayato, el joven asistente la invitó a tomar asiento mientras su jefe terminaba una llamada telefónica con Kakashi. Si se enterase de que no fue amable con ella... el cielo se caería y su cabeza rodaría también, él tembló de solo pensarlo, ni siquiera se atrevía a imaginar lo que le haría. Minato parecía amable y tolerante «lo era, sí» pero cuando tocaban algo que le importaba de verdad dejaba salir sus demonios. Se transformaba en una bestia sedienta de sangre.

—Buenos días Ayato-san.

—Minato-san no debe tardar en llegar. ¿Puedo ofrecerle algo de tomar?

Ella negó, no quería ser una molestia.

—Estoy bien, gracias.

El chico no pudo evitar mirarla, de forma discreta por supuesto, Minato era muy afortunado. Ella era tan linda, amable y considerada, ellos jamás dijeron que eran pareja pero honestamente no hacía falta aclararlo. Hinata iba cada mañana para llevarle el desayuno, él podía oír las risas desde afuera, la magia. Se veían felices.

—Estás aquí —Minato sonrió en cuánto la vio, ella en su oficina era la mejor parte de su día—. Buenos días.

—Buenos días —dijeron ambos.

Ya podía oír en su cabeza la música reconfortante cada vez que esos dos estaban juntos, endulzaban totalmente el ambiente.  

—Ya puedes ir a almorzar. Cuando regreses llama a Shisui Uchiha y por favor dile que los detalles de la próxima reunión ya se han decidido, Kakashi lo espera el viernes a las tres.

Él anotó puntualmente cada cosa que dijo, su palabra era ley. Eso y si cometía un error podía estallar la Quinta Gran Guerra. Nadie quería eso.

Hinata disfrutó tanto verlo entregado al trabajo, cuando él daba instrucciones así... se veía totalmente sexi.

La luz que me guía [MinaHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora