Minato palmeó la cama invitándola a venir. Desde que Hinata volvió de la mansión Hyuga había estado abrumada y dispersa, él quiso preguntarle el motivo pero no lo hizo, probablemente era algo que necesitaba pensar primero.
—¿El trabajo ha sido muy duro?
Hinata se sentó recargándose en él, de inmediato las piernas de Minato la envolvieron y sus manos abrazaron por completo su cuerpo. Esto era lo que necesitaba, podía sentirse tranquila, como si nada en el mundo pudiera dañarla.
—No es eso. Es mi familia.
Minato recargó la cabeza en su hombro, luego comenzó a acariciar sus mejillas con las de ella con suavidad. La situación requería una dósis intensa de mimos y dulzura, como ella lo había consolado muchas veces.
—¿Qué pasa con ellos?
—Mi padre quiere que regrese al clan, dice que va a devolverme mi posición y quiere pedirme perdón.
Ambos se sintieron asombrados, incluso Hinata que ya sabía los detalles, debía ser difícil para ella tomar una decisión tan importante. Era su vida y su futuro, había vivido como la heredera de los Hyuga y de pronto le arrebataron todo.
—Oh.
Honestamente era algo inesperado, su mente se puso un blanco por un segundo y sin querer emitió una respuesta automática.
—Sí, oh. Estoy igual de sorprendida, tampoco supe qué decir.
Minato respiró hondo, estaba buscando las palabras adecuadas, algún consejo que pudiera servir.
—¿Qué quieres hacer tú? Es decir, ¿te ves a ti misma volviendo a tu posición?
—Una gran parte de mí dice que no pero otra muy pequeña no está segura.
Hinata tenía muchas dudas; actualmente la mayoría de los que habitaban ahí la parecían completos extraños, la odiaban y la resentían, ya no se sentía parte del clan.
—No creo que pueda volver.
Él pudo comprenderla, nadie en su sano juicio podía hacer como que nada pasó después de haber tolerado humillaciones y desprecios.
—No tienes que hacerlo si no quieres. Tú perteneces a dónde te respetan y te aman, independientemente de los lazos de sangre.
Hinata sabía que él tenía razón, cuidarse a sí misma significaba también atravesar todas las cosas incómodas y dejar atrás el sufrimiento.
—Si crees que van a respetarte y darte el lugar que mereces y decides intentarlo yo te apoyaré. Si no quieres hacerlo también te apoyaré.
Minato depositó un beso tierno en su mejilla, ella sonrió de inmediato. Sabía que no iba a juzgarla por cualquiera de sus decisiones, solo le mostraba las alternativas que tenía, dependía de ella tomarlas o no.
—Mi padre... él quiere recuperar nuestra relación.
Si es que había alguna, para empezar. Más que su hija, Hiashi la vio como un trofeo que entregar al clan y eso era algo que no podía superar fácilmente.
—Estoy pensándolo. ¿Debo hacerlo?
Minato sacudió la cabeza negándolo.
—No tienes la obligación de perdonarlo.
—¿Estaría mal si no quiero verlo?
—Los hijos no nos deben nada a los padres.
Muchos cometían el error de darles una carga tan grande: “Yo te di la vida y tienes que escucharme sin cuestionarme, seguirme sin importar nada”. Era basura, él no creía en algo así.
—Los padres decidimos traerlos al mundo, nuestra obligación es criarlos para que puedan ser personas independientes y sanas, personas felices.
El mundo necesitaba padres responsables y concientes de la responsabilidad que tenían.
—Las personas amadas y felices no dañan a los demás.
Para él, el sufrimiento era una cadena que podía romperse si todas las personas se hicieran cargo de sus acciones.
—Piénsalo con calma, tómate tu tiempo y cuando te sientas lista toma una decisión.
Hinata se dio vuelta encontrando su rostro, siempre le ayudaba a aclarar sus ideas y despejar la bruma de sus pensamientos inquietos.
—Tengo mucha suerte de tenerte conmigo.
Negando Minato acarició su mejilla. Habían estado juntos por un tiempo y aún seguía estremeciéndose cada vez que él la tocaba, despacio, despacio, tan lento como para detener el tiempo.
—Yo soy muy afortunado por haberte encontrado.
No estaba mintiendo, se sentía el hombre con más suerte del mundo, la felicidad estaba en la palma de su mano. Hinata era una gran bendición, una hermosa e inesperada que lo hizo sentirse vivo.
*************
Después de días llenos de lluvia y viento ellos por fin pudieron salir al mar. Esta vez él se había sumado a la tripulación.
—Lo hiciste bien para ser tu primer día. ¿Seguro que nunca pescaste antes? Parecías un experto.
Dan, el hijo más joven del jefe de los pescadores le había enseñado todo lo que sabía, a su corta edad parecía saber todo sobre el mar. Luego de que su padre le contara un par de veces sobre Sasuke sintió curiosidad por él y le pidió invitarlo, honestamente no pensó que aceptaría pero ahí estaba, ellos estaban regresando de un viaje de dos semanas, tenían que reunir algunas provisiones también y fortalecer la venta en el mercado de la aldea.
—Soy un ninja de élite. Al menos solía serlo.
Sasuke no estaba seguro de qué pasaría con él y con su carrera o si seguía teniendo una. Su posición dentro del clan se había debilitado aún más, los rumores sobre su exilio se extendieron en las calles como un incendio furioso. Algunos jefes querían expulsarlo definitivamente porque lo veían como una amenaza para el ascenso de Itachi, él era el heredero natural de Fugaku, su primogénito y el prodigio que se ve una vez cada generación.
Su padre estuvo nervioso por mucho tiempo y fue tan honesto como nunca antes; Itachi tenía intereses divididos, era el siguiente en la línea y también era un ninja devoto a Konoha, tanto como para que él dejase a su propio clan y su futuro como jefe de los Uchiha.
—Tu familia tiene poder y te has sentido presionado, ¿no?
—¿Cómo lo sabes?
Dan movió el hombro. Los rumores de otras naciones llegaban incluso a ese pequeño pueblo remoto, ellos tenían la oportunidad de visitar otros puertos y aldeas y ahí se hablaba de todos los clanes no solo de Konoha sino de Suna, Iwagakure, Kirigakure y las demás grandes naciones. El clan Uchiha había ganado gran fama.
—Soy un simple civil pero también escucho cosas. Eres un Uchiha. Te deshiciste de tu emblema pero tú mismo eres un símbolo de ese clan.
—Debemos tener una reputación horrible.
El chico asintió, eran jodidos ninjas. Su trabajo era hacer lo que nadie más podía hacer, espionaje, batallas, conflictos, todos ellos estaban rodeados de mucha mierda.
—Se dice que son unos desgraciados horribles y despiadados.
Sasuke se echó a reír. Era un desgraciado horrible hasta en el último rincón del planeta, vaya cosa. Dan lo dijo sin intención de hacerlo sentir mal y eso lo sabía. Fue mucho más gracioso por ese motivo, el chico era ingenuo y tontamente sincero.
—No creo que tú lo seas —él negó con desesperación—. No me pareces un desgraciado horrible.
Dan se quería desmayar, acababa de mandar al diablo todos los modales que le enseñaron.
—Lo soy, ¿por qué crees que estoy aquí y no en mi prestigiado clan?Al principio Sasuke creyó que era más fácil deshacerse de él enviándolo lejos, no daría más problemas, sus padres estaban cansados de limpiar sus desastres y su hermano parecía no querer ser más su hermano.
«Solo querían ayudarme» Habían intentado por todos los medios sacarlo de ese maldito pozo de fuego en el que estaba metido y nada parecía funcionar, él tampoco quiso salir hasta ahora. Fugaku lo apartó de todo lo que había estado enfermándolo y se quedó a su lado hasta que lo dejó. Sasuke tomó su espada, su capa y se largó de ahí. Él tenía que enfrentar su propia batalla solo.
—¿Mataste a alguien?
—No —se puso serio y al instante cambió—. Aún.
Oh, esa sonrisa que le dio al chico fue macabra y sarcástica. Vamos, solo quería asustarlo un poco y jugar con esa ingeniudad.
—Al diablo contigo yo me largo.
Dan fingió indignación y miedo, tomó su red llena de peces y apresuró el paso dejando a Sasuke atrás. Él quiso reír pero se contuvo, ¿por quién lo tomaba? No era un santo, sabía que la paz tenía un precio y alguien debía hacer sacrificios.
No iba a juzgarlo por eso.
—¿Qué pasa? ¿Vas a abandonarme?
Sasuke lo alcanzó y siguieron caminando por el bosque, el tiempo no había pasado en vano y ahora era un hombre muy ocupado. Como que se había vuelto más hábil en la carpintería y la pesca, iba al mercado a menudo y por eso algunas mujeres creían que era su empleado, se veía involucrado en tareas de mantenimiento y toda clase de cosas extrañas.
Como que tomaba algunas copas con Dan un par de días a la semana y empezó a entrenarlo de a poco en cosas básicas, él tenía que saber defenderse si tenía mucho que proteger.
—Viejo estás loco, ¿lo sabes?
—Dime algo nuevo.
No estaba loco, aún permanecía lo suficientemente cuerdo para enderezar su vida.
«Ahora también tengo cosas que proteger»
—¿Por qué llevas tanto pescado? ¿Alimentarás a un ejército?
Sasuke miró su red llena de tantos peces y sonrió con ternura.
—Ellos son felices comiendo pescado. Y arroz, cantidades ridículas de él.
Nunca olvidaría el rostro feliz de Karin al verla comer por primera vez. Ella gritó al ver su plato y al comerlo hizo un bailecito que le pareció extraño. Se veía radiante, Sasuke no sabía que se podía ser tan feliz con algo tan simple.
—No olvides el té.
Él asintió, en la mesa jamás podía hacer falta. Si algo así pasara habría una guerra mundial.
—El señor Kin es el fan más grande del té.
Dan despejó su garganta y miró a Sasuke con insistencia. Él no parecía ser el chico que vio hace meses, el hombre «déjenme en paz o los haré picadillo con mi espada» le agradaba y por eso temía.
—¿Planeas regresar a tu aldea o te quedarás aquí? ¿Qué harás, Sasuke?
Él se estremeció, era una pregunta que había estado evitándose hacer. No planeaba conocerlos ni sentirse cómodo a su alrededor, tampoco quería sentirse triste al pensar en dejarlos.
Sasuke no planeaba quererlos.
—Él va a volver a su aldea, con su familia.
Una voz áspera e imponente se hizo presente. Sasuke dejó caer su red e instintivamente puso a Dan detrás suyo. ¿Los habían seguido?
Desenvainó la espada y empezó a tantear el terreno.
—Increíble que no sepas que soy yo, ¿acaso me olvidaste hermanito?
No lo olvidó. Jamás podría.
—¿Itachi?
Sasuke lanzó un suspiro, guardó su espada y se rejaló de inmediato. No esperaba tener que pelear con nadie y tampoco quería hacerlo pero si atacaban él respondería.
Dan parpadeó muchas veces y lo miró de pies a cabeza, él parecía un tipo rudo, su presencia era fuerte y sorprendente. Asintió con la cabeza, eran parecidos.
«Así que él es su hermano mayor» Sasuke le contó muchas historias sobre Itachi, su héroe y el ninja más fuerte que conocía.
—¿Por qué estás aquí?
—¿No es obvio? Vine por ti, es hora de que regreses.
Itachi le dio una voz baja, autoritaria, amenazante. ¿Qué diablos? No era una petición, era una orden, una que no admitía réplicas.
—¿Qué?
Sasuke sacudió la cabeza, estaba muy confundido. ¿Desde cuándo él quería manejarle la vida? Itachi estaba fuera de sí.
—Me escuchaste. Andando.
—Oye debes preguntarle a él que es lo que quiere.
Dan no pensó antes de abrir la boca, ni vio el aura penetrante de ese hombre, no le importó nada más que su amigo.
—¿Sasuke tú quieres irte?
Itachi posó su mirada sobre él, ¿así que ese muchacho era con quién solía beber y pescar? Tenía muchas preguntas, lo más importante; ¿Por qué Sasuke no estaba trayendo su trasero con él?
—Regresa a la casa y dáles lo que pescamos. Manejaré esto por mi cuenta.
Él lanzó la red sin dejar de mirar a Itachi.
—Pero...
De inmediato replicó, no era correcto dejarlo solo en un momento como ese, su hermano no parecía ser amigable y no sabía si venía en son de paz. Dan estaba preocupado.
—Por favor solo haz lo que te pido.
Itachi estaba sorprendido, tenía que admitirlo, Sasuke nunca pedía, ni era amable con nadie más que con él. Ni siquiera lo era con Naruto, el tonto que lo salvaba todo el tiempo.
—Está bien. Lo que sea que decidas, lo respeto. Siempre puedes volver, ¿lo sabes?
Sasuke le dio una sonrisa amable. Él lo sabía y estaba agradecido.
Dan tomó las redes y se marchó.
—¿Ibas a lastimarlo? ¿Realmente ibas a hacer eso?
Oír la respuesta le aterraba. Había construido su pequeño mundo pacífico y no quería que nada lo destruyera.
—Sabes que no peleamos con civiles.
Si bueno la actitud que mostró hace un rato no parecía ser una muestra de paz. Sasuke lo conocía, Itachi no tenía que decir ni una palabra él atacaba y ya. Por un segundo tuvo miedo, sabía lo que significaba irse de la aldea dónde nació no podía quedarse más tiempo ahí, ya había sido suficiente.
Aún así... aún así él no quería irse. Si tan solo fuera una persona distinta, si hubiera elegido otro camino, Sasuke sacudió la cabeza alejando esa idea, eso no era posible ya todo estaba escrito.
—Iré contigo.
Itachi sonrió triunfante.
—Eso es lo que quería escuchar.
«¿Qué significan esas personas para ti, Sasuke?» Iba a probarlo.
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La luz que me guía [MinaHina]
FanfictionCon su mundo haciéndose añicos, Minato Namikaze vive por y para el dolor, no tiene otro propósito que morir lentamente. Hasta antes de ella. Bella portada hecha por _HelloKero_