Capítulo XVI

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A pesar de ser compañeros y haber compartido tantos momentos tan preciosos como dolorosos él no la veía desde hacía tanto, el tiempo pasaba demasiado rápido, sentía como si hubiese sido una eternidad sin su amabilidad, su sonrisa tímida y la forma tierna en la que le hablaba; ella solía tartamudear, perdía el control de sí misma y su lenguaje se volvía confuso. Nunca nadie había actuado así, no con él, eso comenzó a conmoverlo y una pregunta aparecía en su mente de manera recurrente: «¿Por qué?» no lo entendía y honestamente no lo habría hecho sin ayuda. Shikamaru se lo dijo.

Amor, ella estaba loca y absurdamente enamorada de él tan simple como eso. Y al saberlo su corazón se sacudió con tanta fuerza que no fue capaz de reconocerse.

—Déjame ayudarte con eso.

—No, yo puedo hacerme cargo. Ya es bastante malo que hayas dejado tus planes para venir aquí.

Ella estaba avergonzada, Neji era el sujeto, el culpable. Él había prometido ayudar con la mudanza de Kurenai y en lugar de eso envió a Naruto a hacerlo, Dios ella podía entender que no pudiera hacerlo pero, ¿Por qué él? No tenía idea pero ambos habían arruinado su día libre, quizá una cita con Ino.

«Ino» Su compañera, amiga, la chica de Naruto. Aún cuando continuaba sintiendo ese amor unilateral fue capaz de aceptarlo, lloró, sufrió y luego de asimilarlo la resignación llegó por completo para darle paz a su alma lastimada. Realmente había dejado de doler, Ino lo quería y ambos eran felices juntos ¿Quién iba a decirlo? Ellos tendrían una relación hermosa similar a una comedia romántica repleta de espontaneidades y actos de amor asombrosos. Para todo el mundo era una completa locura.

—No seas tan dura, Hinata. No iba a hacer nada especial hoy.

Él estaba tan exhausto que solo soñaba con tirarse en su cama y dormir todo el día sin interrupciones, la vida había estado sacudiéndolo, enviándolo de un lado a otro y se hundía en responsabilidades y lamentos. Incluso podía sentir como su espíritu se apagaba poco a poco, sin embargo, tantas personas confiaban en él que darse por vencido no podía ser nunca una opción.

Él sería candidato a Hokage. No, sería el Hokage costase lo que costase.

—¿Estás diciéndome la verdad?

—Yo no miento.

Tenía toda la razón, no lo hacía. El infierno podía congelarse antes de que Naruto dijera una mentira, era honesto y tan transparente. Como él.

Como Minato.

«Viniendo a mi cabeza en un momento como este» Una vez más Hinata se dio cuenta de que estaba perdida en sus recuerdos, en su mirada, sus enseñanzas. En él, la había atrapado fuertemente.

Perdida, enamorada. Entonces una sonrisa involuntaria escapó de su ser.

—¿Qué pasa?

—¿Cómo?

—¿Recordaste algo? Sonreíste sin más.

—Oh, sí. Lo siento.

Naruto la miró con atención, siguiendo sus movimientos, ella llevó un mechón de cabello detrás de su oreja, desvió su mirada hacia otro lado intentando esconder sus emociones.

«Mierda es bonita» Él estaba seguro que aparecería alguien para darle una bofetada diciéndole «¿Y recién te das cuenta? ¿En serio? Ella es jodidamente bonita y ha estado enamorada de ti desde hace años imbécil» Y ciertamente lo era, el más grande de los imbéciles por no haber visto todas las señales.

El maldito rey de los estúpidos.

—Hinata yo... no me di cuenta antes.

Genial, en el instante más importante iba a volverse impreciso y cobarde. A decir verdad sus piernas temblaron y eso lo sacó de balance ¿Pero qué carajo? Jamás le había sucedido algo como eso. Tal vez era culpa mezclada con estrés por hablar de esto luego de siglos.

La luz que me guía [MinaHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora