Cuando Mikoto Uchiha ponía su expresión más seria solo podía significar una cosa: problemas. Enormes y devastadores problemas que conllevaría un huracán furioso de por medio, arrasando todo a su paso. Aunque no siempre era así, la gentileza y la amabilidad la seguían como un cachorro sigue a su amo por un camino de fuego y espinas.
—¿Sorpresa?
Tapó su rostro con el ramo de flores que compró en el negocio Yamanaka, hermosas y vívidas orquídeas perfectamente acomodadas. En ese instante Minato solo pudo ser atravesado por la aparente mirada fría y estoica de Mikoto, su única amiga. Él conocía la verdad que se escondía detrás de esa máscara, poder y autoridad. Como esposa de Fugaku, el líder del Clan, ella tenía la responsabilidad de guiarlo a tomar las decisiones más convenientes para su familia, así mantendrían la estabilidad y lo más importante; el control.
—A que lo es para mí ¿eh?
Ella le obsequió una sonrisa pequeña, apenas visible. Acerca de eso... estaba comenzado a pensar que Fugaku jamás le había dado su recado, quería verlo, escucharlo. Quería estar para él porque vivió de cerca todo el dolor que hundía su espíritu. Y no podía permitírselo.
Libraban una batalla y sabía quién sería el ganador. Minato, nadie más. Lo merecía, paz, equilibrio y alguna cosa maravillosa que lo hiciera reír de nuevo.
—Entonces tienes que lucir sorprendida.
Mikoto abrió la boca y se llevó una mano a su mejilla izquierda.
—¿Qué opinas?
—Practica más.
—No. ¿Te importaría?
Por supuesto que estaba encantada de ver tantas orquídeas juntas, sus favoritas pero ahora mismo estaba mucho muy ocupada así que él tendría que ser bueno y sostenerlas mientras recordaba dónde había guardado los jarrones de porcelana que Itachi le regaló en su cumpleaños anterior. Conocía su obsesión secreta por las flores.
—¿Y esta bebé preciosa quién es?
En los brazos de Mikoto, se escondía una niña pequeña de piel blanca, parecía un copo de nieve con pies y brazos. Y ese cabello en un tono extraño ¿una lucha entre castaño oscuro y negro quizá? Combinación poco usual en la familia de engreídos cara de culo, apodo cortesía del Clan Inuzuka.
—Es Shiori. Hija de Shisui, saluda a Minato.
La bebé hizo un movimiento sutil con la mano, sin dejar de mirarlo. Bueno, es que ella estaba acostumbrada a ver miles de clones de su padre, todos los que entraban y salían del Distrito eran copias exactas. Maravillas de la genética.
—Hola Shiori —le sonrió—. No sabía que...
Mikoto no lo dejó terminar.
—No te culpo, hace mucho no vienes por aquí y él no deja que ponga un pie fuera de nuestros territorios.
La paranoia y sobre protección de Shisui habían aumentado a niveles inimaginables, las personas en las que confiaba se reducían a dos: Mikoto e Itachi así que los demás podían irse a la mierda, la mantendría a salvo, incluso si eso significaba construir una burbuja alrededor. Una fortaleza impenetrable, nadie la tocaría nunca. Nadie la arrebataría de sus brazos.
A su único amor.
—Ya veo.
Minato empezaba a comprenderlo, él tenía tanto miedo de perderla. Sin mencionar el profundo odio por la madre de Shiori, estaba consumiéndolo por completo.
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La luz que me guía [MinaHina]
FanficCon su mundo haciéndose añicos, Minato Namikaze vive por y para el dolor, no tiene otro propósito que morir lentamente. Hasta antes de ella. Bella portada hecha por _HelloKero_