Capítulo 63

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Por unos instantes la habitación permaneció en silencio; Rebecca con la vista clavada en la alfombra y Freen, en ella. No era capaz de leerla, parecía perdida en otra realidad.

—¿Estás bien? —le preguntó. Se acercó a la cama y se sentó a su lado sin dejar de mirarla. Le tomó una mano y la envolvió entre las suyas—.

¿Cariño?

Rebecca la miró al fin. Parpadeó varias veces antes de responderle.

—Sí. Es que... no es justo.

—¿Qué no es justo?

—Que no haya pagado lo que hizo. Pasé meses en la cárcel. Las otras llevan años encerrada. Ella apenas... —negó con la cabeza—. No es justo. Y Naving también podía salir.

Freen cerró los ojos y asintió.

—Así es. Lo hizo en el peor momento.

—¿Qué pasará con ella?

—Le añadirán tiempo a su condena.

—¡Dios!

El silencio volvió; la directora continuó con su mano entre las suyas, acariciándole un trozo de piel con el pulgar.

—Es trágico, pero nos permitirá seguir adelante. Dejar el pasado atrás

—dijo al cabo de unos segundos.

Rebecca volvió a mirarla. Sus ojos grises denotaban un brillo extraño.

—Ibas a hacerlo, ¿no es cierto? ¿Ibas a...? —no fue capaz de terminar.

Freen supo de qué hablaba de inmediato. Tragó saliva y frunció el entrecejo.

—Sí —volvió a humedecer su garganta—. Últimamente, dudaba; pero sí, iba a hacerle justicia a Sam.

—No era justicia, Freen. Era venganza.

—Era mi justicia —rebatió con firmeza.

Hubo una pausa, en la que no dejaron de mirarse.

—Entonces lo que sucedió fue lo mejor —opinó Rebecca—, aunque lo lamento por Naving. Si lo hubieses hecho tú, no podría estar ahora contigo, ni mirarte a los ojos.

La directora respiró hondo.

—No quiero que nada nos separe.

—Eso iba a hacerlo —le recalcó.

La otra mujer se mordió el labio y se quedó pensando en ello. La verdad es que ahora no era capaz de imaginar otro final. Mucho menos uno lejos de ella.

El costo del paraiso (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora