☰ROUND 4☰

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Las horas habían pasado, y las luces LED de la noche finalmente se apagaron, anunciando el amanecer de un nuevo día. El cielo comenzaba a aclararse, dejando atrás una larga noche que había sido testigo de excesos, emociones desbordadas y consecuencias aún por descubrir. La suite, que horas antes había sido escenario de una fiesta desenfrenada, ahora mostraba los rastros inconfundibles del caos: muebles desordenados, vasos rotos, botellas de alcohol vacías esparcidas por el suelo, y ropa desperdigada sin orden alguno. La escena era una mezcla de lujo y descontrol, el claro indicio de una noche que nadie recordaría por completo.

En medio de ese desorden, una silueta se deslizó discretamente hacia la salida, cerrando la puerta con cuidado para no hacer ruido. Sin embargo, el leve sonido del clic al cerrarse fue suficiente para que Nayoung despertara en su cama. Todavía adormilada, sus ojos luchaban por enfocarse, mientras su mente intentaba procesar lo que había sucedido la noche anterior. Le tomó unos segundos darse cuenta de dónde estaba, pero el dolor agudo en todo su cuerpo la obligó a moverse. Se quejó en voz baja mientras trataba de levantarse, pero el intenso martilleo en su cabeza no la dejaba pensar con claridad. Aún llevaba restos de maquillaje, ahora completamente corrido, y su rostro hinchado delataba las largas horas de desenfreno.

Con esfuerzo, Nayoung logró mover las piernas fuera de la cama, apoyándolas en el suelo frío. Pero al intentar ponerse de pie, un dolor punzante en su intimidad y en las piernas casi la hizo caer de nuevo sobre el colchón. Se quedó quieta por un momento, intentando recomponerse, antes de forzar su cuerpo a levantarse de la cama. Aún llevaba puesto el vestido que había usado la noche anterior, pero ahora estaba rasgado en varios lugares, como si alguien hubiese intentado arrancárselo con desesperación.

Mientras caminaba lentamente por la habitación, sus ojos escaneaban el desorden. El pasillo hacia la sala era un desastre aún mayor. Los cuadros que colgaban en las paredes estaban rotos, algunos caídos al suelo, y todo estaba cubierto por una fina capa de caos. Nayoung, confundida y aún desorientada, llegó hasta un sofá y se dejó caer en él, soltando un suspiro cansado.

De repente, la figura tambaleante de Min Ji apareció detrás del minibar de la suite. Sus pasos eran torpes, y antes de que pudiera reaccionar, perdió el equilibrio y cayó al suelo con un estruendo, golpeando unas latas de cerveza vacías. A pesar del ruido, Min Ji se levantó rápidamente y, sin decir una palabra, se dirigió al baño. Desde allí, Nayoung la escuchó vomitar, lo que la hizo cerrar los ojos con una mueca de empatía.

—¡Ahg! Dios, mi cabeza... —se quejó Nayoung en voz alta, apretando sus manos contra las sienes, esperando que el dolor disminuyera.

Min Ji terminó en el baño y salió tambaleándose nuevamente. Esta vez, tropezó con algo más: el cuerpo de Jia, quien estaba en el suelo cubierta solo por una manta y una almohada. El impacto hizo que Jia despertara, quejándose en voz alta.

—¡Ahg! ¡Carajo! ¿Qué te pasa? —exclamó Jia, irritada, mientras se incorporaba lentamente.

—Lo siento... —se disculpó Min Ji, tratando de mantener el equilibrio mientras se ponía de pie.

—¡Por Dios, Min Ji! ¡Ponte una camisa, tienes las tetas al aire! —le reclamó Jia, señalándola con desdén, mientras caminaba hacia donde Nayoung estaba sentada.

Jia se dejó caer en el sofá junto a Nayoung, quien se veía visiblemente afectada por el dolor y el desconcierto. Al observarla de cerca, Jia frunció el ceño, notando que su amiga parecía estar en peor estado que el resto.

—¿Estás bien? —le preguntó Jia, preocupada, notando lo desorientada que se veía Nayoung.

—No... La verdad es que ahora mismo me duele todo —respondió Nayoung con una mueca de dolor, llevándose las manos al rostro.

GOLDEN JWAE - JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora