GOLDEN JWAE - JK

☰ROUND 47☰

☰Kim Nayoung☰

El bullicio del público llenaba el ambiente, el sonido de los aplausos resonaba por todo el gimnasio mientras Jungkook ingresaba al ring. Los estudiantes de taekwondo, artes marciales y boxeo habían organizado este evento, y aunque no era algo habitual para él, le pidieron que participara. Jungkook, siempre dispuesto a aceptar un desafío, aceptó sin dudarlo. La multitud lo apoyaba con entusiasmo, y yo lo observaba desde los asientos laterales, mi corazón latiendo a un ritmo acelerado.

Por un lado, me emocionaba verlo allí, en el centro de atención, preparado para la pelea. Se veía fuerte, seguro de sí mismo, como si ya supiera que ganaría. Pero por otro lado, no podía evitar preocuparme. A pesar de que era una competencia deportiva, el riesgo siempre estaba presente, y la idea de que pudiera salir lastimado me inquietaba. Mi mente se debatía entre el orgullo y la ansiedad.

Desde el ring, Jungkook me lanzó una mirada y una sonrisa que me hicieron sentir mariposas en el estómago. No pude evitar devolverle la sonrisa, sintiendo una conexión especial en ese momento. Se veía tan guapo, confiado y lleno de energía, como si nada pudiera detenerlo. Era como si, desde el primer instante en que subió al ring, ya supiera que la victoria estaba de su lado.

Su contrincante, un estudiante experimentado de boxeo, se veía igual de decidido que Jungkook. Ambos se posicionaron en sus esquinas, tensos pero confiados, bajo la atenta mirada del público y el árbitro. Cuando la señal para comenzar se dio, los dos avanzaron con cautela al centro del ring, sus miradas fijas en el otro. Al principio, el combate fue más de estrategia que de fuerza, ambos midiendo sus movimientos y estudiando las posibles aperturas del oponente.

El sonido de las suelas de sus zapatos rozando el suelo del ring llenaba el ambiente mientras intercambiaban pasos laterales, probándose con pequeños amagues, pero ninguno daba el primer golpe real. Entonces, en un parpadeo, el estudiante de boxeo lanzó el primer golpe directo, rápido y fuerte, buscando impactar en el rostro de Jungkook. Pero él, con su agilidad característica, se inclinó hacia atrás, esquivando el golpe por milímetros y, en un movimiento fluido, contraatacó con un puñetazo a las costillas del otro chico.

El público reaccionó con un grito de emoción. Los golpes comenzaron a volar de un lado a otro, ambos contrincantes ahora plenamente enfocados en la pelea. Los ataques del boxeador eran rápidos y directos, pero Jungkook se movía con una ligereza casi imposible de igualar. Evitaba la mayoría de los golpes, moviéndose en sincronía con el flujo de la pelea, y cuando encontraba una apertura, lanzaba sus propios ataques con precisión.

Desde mi asiento, observaba cada movimiento, el corazón me latía con fuerza. Cada golpe que Jungkook lanzaba me hacía sentir una mezcla de orgullo y ansiedad, y cada vez que esquivaba un golpe peligroso, soltaba un pequeño suspiro de alivio. Pero no podía evitar preocuparme por él. Aunque era un combate deportivo, con reglas y árbitros, los golpes que intercambiaban eran reales, fuertes, y sabía que cualquier descuido podía ser peligroso.

A pesar de todo, Jungkook mantenía el control. Movía sus pies con rapidez, deslizándose alrededor de su oponente, utilizando su conocimiento de taekwondo y su entrenamiento para frustrar los ataques del boxeador. Cada vez que su contrincante intentaba acorralarlo, él encontraba una manera de zafarse, lanzando contraataques con una destreza que solo aumentaba el fervor del público.

De repente, el boxeador consiguió conectar un golpe en el costado de Jungkook, lo que lo hizo retroceder unos pasos. El aire se me atascó en la garganta por un momento, pero él no tardó en recuperarse. Lanzó una mirada a su oponente y se posicionó de nuevo, listo para continuar la pelea.