GOLDEN JWAE - JK

☰ROUND 30☰

☰Jeon Jungkook☰

Había recibido información de que Haeri y Jimin se reunirían esta noche en su departamento, así que me aposté pacientemente a la espera de la llegada de Park al edificio. La noche había caído hace un rato, así que no creí que tardara demasiado en aparecer. Y así fue. Unos minutos después, un auto negro se estacionó frente a la entrada principal. El recepcionista salió a recibirlo, claramente lo conocía, ya que se subió al vehículo para estacionarlo en el garaje mientras Jimin, con pasos apresurados, ingresaba al edificio. Lo observé detenidamente, notando su semblante tenso y su constante manía de pasarse la mano por el cabello, un gesto que delataba su frustración.

Supuse que Haeri ya le había informado sobre los sobres y paquetes que le habían estado llegando. Durante todo un mes no había habido señales de Park, pero apenas envié el último paquete, él apareció de inmediato. Parecía que la presión finalmente estaba dando frutos.

Cuando se perdió de vista al entrar al ascensor, aproveché para seguirlo. Sabía que no podría llegar hasta el interior del apartamento, pero necesitaba pruebas concretas de que esos dos estaban conspirando juntos. Tomé algunas fotos de Jimin mientras llegaba al edificio y hasta que entró al ascensor. Vi que subió hasta el séptimo piso, así que decidí seguirlo con discreción. Cuando llegué, caminé con cautela por el pasillo desierto, hasta detenerme frente a la puerta del apartamento de Haeri.

Aguardé un momento y, afortunadamente, pude escuchar la conversación que se desataba al otro lado. Haeri no tenía la capacidad de controlar su tono de voz, y rápidamente comenzó una discusión acalorada. Ella le recriminaba por no haberla visitado en semanas, y mencionó el nombre de Nayoung en varias ocasiones, insultándola con una furia que casi se podía palpar en el aire. Era evidente que su odio hacia ella no tenía límites. Pero lo que realmente me sorprendió fue el abrupto silencio que siguió a uno de sus insultos, acompañado por un sonido seco. ¿Acaso él la había golpeado? Me pregunté con el ceño fruncido, que poco hombre era. Ella no dijo nada por unos segundos, hasta que la voz de Jimin, más baja pero aún claramente audible, resonó en el departamento.

—Podrías dejar de actuar como una jodida loca, ¿sí? —escupió él, su tono cargado de desprecio—. Aunque te duela, ella es mi esposa, y no permitiré que la insultes así.Me resultó irónico escuchar esas palabras de su boca. ¿Cómo podía defender a Nayoung cuando ni siquiera la amaba?

—Y tú deja de actuar como el esposo perfecto, si ambos sabemos que no lo eres —respondió Haeri, elevando de nuevo la voz, casi chillando—. No la quieres, no sientes nada por ella, por eso estás conmigo.

—No empieces con tus dramas de mujer dolida que no te quedan —dijo Jimin, claramente irritado.

—¿Mujer dolida? —exclamó ella, incrédula—. ¡Pues claro que me duele! Me duele que estés con ella, que ella sea tu esposa y no yo. ¡Yo soy tu mujer, no ella! Soy mucho mejor en todos los aspectos.

—No te humilles más, Kang —espetó Jimin con desdén—. Nayoung es tonta e ingenua, sí, pero aun así es una verdadera mujer. Me ha sabido complacer en todo lo que le pido. Incluso en la cama, ella es una verdadera mujer.

Un nudo se formó en mi estómago al escuchar sus palabras. ¿Por qué demonios me afectaba escuchar eso?

El sonido seco de una bofetada rompió el tenso silencio. Haeri le había abofeteado, pero antes de que pudiera reaccionar, otro golpe resonó en la estancia, seguido por un quejido de ella.

—¡Suéltame, idiota! ¡Me lastimas! —se quejó, su voz teñida de dolor.

—En tu puta vida me vuelvas a tocar, ¿entendiste? —esta vez, Jimin alzó la voz con furia.