☰ROUND 41☰

154 15 0
                                    


☰Jeon Jungkook☰


El viento helado del invierno cortaba la piel, pero a su lado, el frío era apenas una sensación distante. Caminábamos por un parque cercano al restaurante donde habíamos cenado, y aunque el frío era intenso, no me importaba. De hecho, nada importaba más que este momento con ella. Le sugerí caminar un poco después de la cena, y cuando aceptó, aproveché para tomar su mano y meterla en el bolsillo de mi abrigo, protegiéndola del aire gélido. Sentir su piel contra la mía me hacía olvidar la helada que nos envolvía, como si todo lo que importara fuera ese simple contacto, esa cercanía.

Había sido una noche llena de conversaciones profundas, de esas que uno recuerda toda la vida, porque aclaran no solo lo que sientes por la otra persona, sino también lo que ambos significan en la vida del otro. La escuchaba atentamente, interesado en cada palabra, en cada detalle de su vida que hasta ahora desconocía.

—Entonces, eres la menor de tus hermanos —dije, curioso mientras ella me contaba sobre su familia, un tema que había surgido por mi petición. Quería saberlo todo, quería descubrir esos pequeños detalles que la hacían ser quien era, esa mujer que, sin darme cuenta, había empezado a ocupar un lugar irremplazable en mi vida.

—Sí, aunque no fui planeada —dijo riendo suavemente—. Mi papá siempre dice que me colé, que aparecí sin que lo esperaran.

Su risa me hizo sonreír, y me sorprendí de lo fácil que era ser feliz a su lado. Solté una carcajada y, sin pensar demasiado, le dije:

—Pues me alegro mucho de que te hayas colado —mis palabras eran sinceras. No podía imaginarme un mundo en el que ella no existiera, un mundo en el que no hubiera tenido la oportunidad de conocerla. Si no se hubiera "colado", como decía su padre, ¿dónde estaría yo ahora? ¿Con quién compartiría este frío invierno que se sentía más cálido solo por su presencia?

—Yo también me alegro de haberme colado —respondió, con una sonrisa tierna—. Mi vida ha sido hermosa desde que nací. Amo a mi familia, y siempre me he sentido afortunada de tenerlos. No tuve grandes complicaciones... hasta ahora, claro —hizo una pausa, su mirada volviéndose más seria—. Pero no me quejo, porque sé que, a pesar de todo lo difícil, también me ha traído cosas buenas.

Sus ojos se encontraron con los míos, y en su mirada había una mezcla de gratitud y vulnerabilidad que me desarmó. No podía evitar pensar que, de alguna manera, nos habíamos encontrado en medio de las tormentas de nuestras vidas para ser el refugio del otro.

—Quiero creer que soy una de esas cosas buenas que te ha dado la vida —dije, con una pequeña sonrisa, medio en broma, pero con una sinceridad profunda en mi corazón. Sabía que me había convertido en alguien importante para ella, de la misma forma en que ella lo había hecho para mí.

—Lo eres —admitió, sin vacilar—. Siento que, sin ti, no habría sabido cómo llevar todo esto. Quizás me habría vuelto loca... o habría terminado en algún psiquiátrico por la depresión —dijo con una risa amarga, pero sus palabras me golpearon fuerte. Ella estaba reconociendo cuánto la ayudaba a mantenerse a flote, y al mismo tiempo, me daba cuenta de cuánto me aferraba yo a ella para no perderme en el caos de mi propia vida.

Nos habíamos vuelto el ancla del otro, evitando que nos hundiéramos en el mar de complicaciones que nos rodeaba. Esa conexión, esa mutua necesidad, era lo que nos había salvado de caer en el vacío.

—Tú también lo eres para mí —respondí con firmeza. Me detuve en seco y me giré hacia ella, deteniéndonos en medio del camino nevado. La tomé por los hombros y la miré directo a los ojos—. Te has vuelto importante para mí, más de lo que puedes imaginar.

GOLDEN JWAE - JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora