☰ROUND 25☰

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Una lágrima resbaló por la mejilla de Nayoung, cayendo lentamente mientras permanecía despierta, fija en un punto en el techo. El nudo en su garganta le causaba un dolor constante, un dolor que deseaba aliviar corriendo al baño, metiéndose en la ducha y tratando de lavarse la suciedad que sentía incrustada en su piel. Pero su cuerpo no podía moverse; el peso de su esposo todavía estaba sobre ella, inmóvil y tranquilo en su sueño. Jimin estaba dormido plácidamente, ajeno al tormento que le había causado.

Nayoung quería borrar los recuerdos de la noche anterior, deseaba eliminar las marcas de caricias y besos que su esposo le había dejado. Habían tenido sexo, pero lo que Jimin consideraba un acto de amor para Nayoung no era más que una obligación indeseada, una tortura emocional que no estaba dispuesta a soportar más. Se mantenía a sí misma en la farsa, jugando el papel de la esposa complaciente, pero estaba al borde del colapso. Los días pasaban y, aunque antes había disfrutado de la intimidad con su esposo, ahora solo le causaba repulsión. La idea de que Jimin estuviera con otra mujer, acostándose con ella, hacía que la situación se volviera aún más insoportable.

Finalmente, su esposo comenzó a moverse, levantándose de la cama y dándole a Nayoung un breve respiro. Adormilado y aún sumido en su sueño, no se percató de las lágrimas de su esposa ni del dolor que ella sentía. Se levantó y se dirigió al baño para ducharse, siguiendo la rutina diaria que no había cambiado. No tenían sexo todos los días, pero cuando lo hacían, era una necesidad recurrente para él, una necesidad que ahora solo él parecía tener. Nayoung observó su espalda mientras se alejaba, deseando que cada día fuera diferente, que pudiera liberarse de esta prisión emocional que la atrapaba cada noche.

Cuando su esposo se fue, Nayoung corrió al baño, desesperada por lavar cada rincón de su cuerpo mientras sollozaba. La sensación de suciedad la atormentaba, y el jabón parecía ser su único aliado en el intento de borrar la opresión que sentía. Pasó casi una hora allí, frotando y enjuagando, pero al salir se pudo sentir mas reconfortada. Sus ojos aun estaban hinchados y enrojecidos por el llanto, y su corazón seguía cargado con una tristeza abrumadora, pero que debía aprender a sobrellevar.

Mientras cepillaba su cabello frente al espejo, Nayoung se obligó a ser fuerte. Observó su reflejo con determinación, dejando atrás la tristeza que la había consumido. No se permitiría ser dominada por sus emociones, ni por el rencor que hervía en su interior. Necesitaba ser fría y calculadora. A partir de ese momento, su única misión sería llevar a cabo su venganza junto a Jungkook.

No sería la mujer débil que todos creían, aquella que su esposo había manipulado y traicionado sin reparos. Fingiría ser la esposa perfecta, aún mejor que antes. Se entregaría a su papel con una convicción renovada, con la determinación de enredar a su esposo en una telaraña que ella misma tejería. Sería más complaciente, más devota, aunque la repulsión que sentía la consumiera por dentro. Eso quedaría relegado a un segundo plano. La única prioridad era el plan.

En su mente se fue formulando la estrategia con claridad. Haría que su esposo se obsesionara con ella. Lo envolvería en su encanto hasta que no pudiera vivir sin ella. Aunque él tuviera una amante, Nayoung estaba decidida a ser su única obsesión, a hacer que cada pensamiento y cada deseo de él giraran en torno a ella. Lucharía contra esa amante, porque sabía que, si la tenía, era porque la necesitaba para llenar un vacío. Pero ella le arrebataría ese lugar. Se convertiría en la única que él ansiara, en la única capaz de darle la paz que buscaba.

Primero, lo enamoraría más allá de toda razón. Él pensaría que la tenía en la palma de su mano, que su esposa le pertenecía de cuerpo y alma, pero en realidad sería él quien estaría a su merced. Nayoung jugaría su juego a la perfección, hasta convertirlo en un hombre desesperado por su atención, desesperado por su amor. Y cuando llegara el momento, lo tendría completamente bajo su control, justo como él creía tenerla a ella ahora.

GOLDEN JWAE - JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora