GOLDEN JWAE - JK

☰ROUND 39☰

☰Kim Nayoung☰

—No, no creo que pueda hacerlo —dije, sintiendo el calor subir a mis mejillas mientras miraba a Jungkook con una mezcla de nervios y vergüenza.

—Vamos, no es tan difícil. Te enseñaré lo básico —insistió, y antes de que pudiera objetar, me tomó de la mano y me levantó del suelo con facilidad. Era casi imposible decirle que no cuando tenía esa determinación en los ojos.

—No soy tan hábil como tú —intenté evadir la situación con una sonrisa tímida, pero Jungkook soltó una carcajada suave, como si lo que dijera no tuviera la menor importancia.

—Por eso te voy a enseñar, nena. Además, te puede servir como defensa personal —dijo con esa calma suya que siempre me tranquilizaba, aunque seguía sin estar completamente convencida.

—Bueno... pero tenme paciencia, ¿sí? —finalmente cedí, dejando salir un suspiro resignado. Me quité la gabardina que llevaba para protegerme del frío invierno de Seúl, preparándome para lo que fuera que Jungkook tuviera planeado.

—Paciencia tengo de sobra —me guiñó un ojo, esa sonrisa confiada adornando sus labios. Comenzó mostrándome cómo hacer los estiramientos correctos antes de empezar, asegurándose de que entendiera la importancia de calentar. Lo seguí, aunque me sentía un poco ridícula al principio, pero verlo tan enfocado en lo que hacía me ayudaba a concentrarme.

—Esto no está tan mal —murmuré, tratando de convencerme de que no estaba siendo un completo desastre.

Después de los estiramientos, empezó a explicarme los primeros movimientos básicos. Era paciente, sus instrucciones eran claras y su tono de voz, firme pero suave. Mientras me mostraba cómo moverme correctamente, me di cuenta de que, aunque torpe al principio, no era tan complicado como había imaginado.

—Ves, ya estás agarrándole el truco —dijo, animándome mientras me ayudaba a corregir la postura. Sentí sus manos en mis hombros, ajustándome con cuidado, y por un momento, su cercanía hizo que me olvidara de todo lo demás.

—Creo que voy entendiendo —murmuré, un poco sorprendida de que en realidad me estuviera gustando la experiencia. Me sentía torpe, pero también más segura con cada movimiento.

—Sabía que podías hacerlo —respondió sonriendo, y esa mirada orgullosa hizo que mi corazón latiera un poco más rápido de lo normal. 

Me mostró algunos movimientos defensivos, tomándome de las manos y guiando mis brazos con suavidad pero firmeza, como si hubiera hecho esto mil veces antes. Cuando me animaba a repetir los movimientos por mi cuenta, sentía sus ojos sobre mí, atentos, pero sin presión.

—No lo estás haciendo mal, ¿ves? —comentó, cruzando los brazos mientras me observaba con esa sonrisa satisfecha que lo hacía ver aún más irresistible.

—Bueno, no soy ninguna experta, pero supongo que no estoy del todo mal —dije, sintiendo que mi inseguridad inicial se desvanecía poco a poco.

—Eres mucho mejor de lo que crees —contestó, acercándose para mostrarme un movimiento más complejo, y mientras lo hacía, nuestras miradas se cruzaron.

—Si sigues mirándome así, no me concentrare —bromeé, intentando desviar la atención de lo mucho que me afectaba tenerlo tan cerca.

—¿Qué? Solo estoy asegurándome de que lo hagas bien —replicó con una sonrisa traviesa—. Aunque no puedo negar que te ves adorable cuando te pones nerviosa.