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Últimos capítulos 


Kim Nayoung


En mi mente, las imágenes del forcejeo con Jimin se repetían una y otra vez, como una película que no podía detener. Recordaba el momento en que lo golpeé en la cabeza, desesperada por detener lo que estaba a punto de hacer. Y después, el rostro de Haeri, lleno de odio, mientras apuntaba con el arma directamente hacia Jungkook. Las escenas se superponían en mi mente, una tras otra, sin darme un respiro. El miedo me paralizaba, temía por su vida, por lo que podría haberle pasado. Solo quería verlo, sentirlo cerca, asegurarme de que estaba bien.

Pero la imagen del disparo se repetía sin cesar. El sonido retumbaba en mi cabeza, y el horror de ver su cuerpo caer frente a mí llenaba mi pecho de una angustia que me sofocaba. Era como si todo el aire me faltara.

De repente, mis ojos se abrieron de golpe, y un suspiro escapó de mis labios con un nombre en él.

—¡Jungkook!—solté mientras mi cuerpo se agitaba, y parpadeaba varias veces, tratando de acostumbrarme a la luz que inundaba la habitación. Sentía mi corazón acelerado, y mis manos temblaban al recordar la pesadilla de la que acababa de despertar, sin saber si había sido un sueño o una terrible realidad.

—¡Nayoung!—la voz de mi padre resonó con desesperación, haciendo que girara lentamente hacia él. Su rostro estaba surcado de preocupación, las arrugas que normalmente se suavizaban cuando me sonreía ahora estaban más profundas, llenas de angustia.

—¿Papá?—respondí confundida, sintiendo una presión en el pecho. Miré alrededor, reconociendo el entorno estéril de una habitación de hospital. El blanco de las paredes, el constante pitido de las máquinas. ¿Qué hago aquí?—pregunté con un nudo en la garganta.

—Gracias a Dios, has despertado—dijo, acercándose rápidamente a mi cama y acariciando mi rostro con una mano temblorosa—. Pensé que te perdería...

—¿Qué pasó?—susurré, tratando de enfocar mis recuerdos, pero todo estaba borroso. ¿Cómo había llegado aquí?

—Te dispararon, hija. Casi... casi te pierdo—respondió mi padre con una voz quebrada. El peso de sus palabras me dejó sin aliento. ¿Disparada? La confusión en mi mente aumentaba. No recordaba nada de eso. Solo imágenes vagas, sombras de una pelea, voces gritando...

—Voy a llamar al doctor, quédate tranquila—dijo mi padre apresurándose hacia la puerta, dejándome sola por unos segundos.

Miré a mi alrededor, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Me dispararon... ¿Cómo? Las imágenes de lo sucedido eran fragmentadas. Recordaba a Jungkook, la pelea, el peligro que nos rodeaba... y luego, oscuridad. Pero más allá de eso, la memoria se desvanecía. ¿Dónde estaba él? Mi corazón comenzó a acelerarse mientras la preocupación por Jungkook me invadía. Lo último que recordaba era verlo peleando, y la sensación de temor de que no saldría bien de esa situación.

Cuando mi padre regresó, trajo consigo al médico y a mi madre. Verla me hizo sentir una pequeña chispa de consuelo, pero también noté la preocupación en su rostro.

—Te dispararon, pero ya estás fuera de peligro—dijo el doctor con una voz calmada mientras revisaba mis signos vitales—. Recibiste una transfusión de sangre, y tu cuerpo está respondiendo bien. Es un milagro que hayas resistido tanto—explicó mientras yo lo miraba, aún incrédula. ¿Cómo había terminado así?

GOLDEN JWAE - JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora