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Los tacones resonaban con fuerza contra el suelo mientras la mujer se dirigía a paso firme hacia la oficina de la presidenta Kang. Otro paquete había llegado para Haeri, uno más en la creciente lista de envíos misteriosos que había estado recibiendo durante el último mes. Paquetes y sobres cuyo contenido la mantenían en un constante estado de nerviosismo y ansiedad. Eran como pequeños recordatorios del crimen que había cometido contra Jungkook, cada uno de ellos cargado de acusaciones veladas y amenazas que le erizaban la piel.
Algunos contenían simples palabras escritas en papel, frases inquietantes que parecían penetrar en lo más profundo de su conciencia. Otros, recuerdos que preferiría olvidar, objetos insignificantes pero cargados de significado para ella. Se sentía como si alguien estuviera jugando con su mente, revolviendo su pasado, reavivando una culpa que creía haber enterrado.
La puerta de la oficina se abrió, y su secretaria entró con el paquete en manos. Lo sostenía con cuidado, como si fuera algo peligroso, y se lo entregó a Haeri con una expresión cautelosa.
—Es otro paquete para usted, señorita —anunció la asistente, con el tono neutro que utilizaba para no mostrar ninguna curiosidad.
Haeri miró el paquete con recelo, sintiendo un nudo en el estómago. Había contratado vigilancia adicional y había pedido que revisaran las cámaras de seguridad, tratando de encontrar alguna pista sobre quién era el responsable de estos envíos. Pero hasta el momento, no había logrado identificar a nadie sospechoso. Parecía que quien estuviera detrás de esto sabía muy bien cómo mantenerse oculto.
Con manos temblorosas, rasgó el envoltorio y abrió la caja. En su interior encontró un montón de fotografías. Su rostro se tornó pálido al reconocer las imágenes: eran de ella y Jimin, momentos privados que nadie más debería conocer. En la parte inferior de una de las fotografías había una frase escrita digitalmente que la hizo estremecerse:
"Se ven muy bien juntos, asesinos".
El corazón de Haeri comenzó a latir con fuerza, golpeando su pecho con dolorosa intensidad. La furia y el miedo se entrelazaban en su interior, haciéndola sentir como si estuviera a punto de explotar. No podía permitir que alguien descubriera su relación con Jimin, y mucho menos lo que ambos habían hecho juntos. Eso sería su ruina.
Con un movimiento brusco, comenzó a rasgar las fotografías, destrozándolas en pedazos mientras su respiración se volvía cada vez más errática. No podía pensar con claridad, solo sentía el impulso de deshacerse de cualquier evidencia que pudiera ser usada en su contra.
—¡Llévate esto y tíralo! —ordenó con voz temblorosa pero cargada de furia a su secretaria, quien miraba la escena sin comprender del todo lo que sucedía. Solo sabía que su jefa estaba fuera de sí.
—Y no vuelvas a traerme más paquetes ni cartas, ¡¿entendiste?! —añadió con un grito, su rostro contorsionado por el miedo y la ira.
La asistente asintió rápidamente, recogiendo los trozos de las fotos destrozadas sin hacer ninguna pregunta. Sabía que lo mejor en estos casos era mantenerse al margen y no involucrarse. No le convenía ser testigo de nada que pudiera comprometerla, especialmente cuando se trataba de la presidenta Kang.
Mientras la secretaria abandonaba la oficina con el paquete destruido, Haeri se dejó caer en su silla, apoyando la frente en sus manos. Sentía que el mundo se derrumbaba a su alrededor. Quienquiera que estuviera detrás de estos envíos no solo conocía su relación con Jimin, sino que también sabía lo que ambos habían hecho. Y ahora, parecía decidido a destruirla.
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GOLDEN JWAE - JK
FanfictionLas luces LED parpadeaban y danzaban en todos los edificios, lanzando un resplandor vibrante sobre la ciudad del pecado, Las Vegas, Nevada. Cuatro jóvenes, llenas de emoción y expectativa, arribaban a la ciudad con planes de disfrutar de una noche i...