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☰Kim Nayoung☰
Su cuerpo junto al mío me resultaba cálido, envolvente, como un escudo invisible que me protegía. No entendía por qué me hacía sentir así, pero había algo en su presencia que me generaba una sensación de seguridad. Quizá era porque, a su lado, me sentía pequeña y vulnerable, y él, con su figura imponente y su cuerpo fuerte, parecía tener la capacidad de alejar mis miedos, como si pudiera sostenerme en su abrazo y mantener a raya todo lo que me atormentaba.
Hacía tanto tiempo que no experimentaba lo que un simple abrazo podía hacer. La sensación de calma, de alivio, era casi abrumadora. Me confundía cómo alguien que hace apenas unos meses no podía siquiera soportar mirar, ahora me hacía sentir así. Y aquí estaba, abrazándolo, confesándole que él era la paz que tanto había anhelado.
Su propuesta me había tomado por sorpresa, pero el alcohol nublaba mi juicio, haciendo que mis pensamientos se tambalearan en un vaivén peligroso. Tal vez realmente quería estar con él, rendirme a sus caricias, pero mi parte racional se resistía, aferrándose a un último vestigio de cordura. Entonces, los recuerdos de Jimin, viéndose con Haeri, se colaron en mi mente, y una pregunta surgió como un veneno silencioso: ¿Por qué no hacerlo, si ellos también lo hacían sin remordimiento alguno? La idea de entregarme a él, de dejar que borrara todos los recuerdos y las cicatrices que Jimin había dejado en mi cuerpo y en mi alma, me tentaba.
Pero ¿realmente podría él borrarlo todo? ¿Podría su abrazo, su cuerpo, ahogar el dolor y las marcas que se habían incrustado tan profundamente en mí?
Levanté la mirada y me encontré con sus ojos, unos ojos que no había notado hasta ahora. Eran grandes, cálidos, me recordaban a los de un cervatillo, a bambi de hecho, llenos de una inocencia que no esperaba encontrar en alguien como él. Me transmitían una sensación de confianza y ternura que me hizo sonreír casi sin darme cuenta, y cuando él me devolvió la sonrisa, supe que algo había cambiado. Su sonrisa era igual de hermosa, una combinación perfecta con esos ojos que ahora me parecían más suaves, más humanos.
Un suspiro se escapó de mis labios, y por un momento, solo por un instante, me permití la fantasía de que todo podía ser más sencillo. De que sus brazos podrían ser mi refugio, de que su cuerpo podría ahogar la soledad, el dolor. Pero, ¿sería eso justo para él? ¿Podría entregarme a alguien más solo para olvidar a quien me había lastimado tanto? Mientras sus manos acariciaban mi espalda con ternura, dejé que mis pensamientos se diluyeran en el calor de su abrazo, en esa calma que él me ofrecía, y en el latido sereno de su corazón, que parecía prometer que, al menos por esa noche, todo estaría bien.
Llevé mis manos, que descansaban en su pecho, hasta sus mejillas, acercándolo hacia mí para juntar nuestros labios nuevamente. Sentirlos fue como experimentar algo completamente nuevo, una sensación desconocida que me envolvió por completo. No había besado a nadie más que a Jimin, y esto se sentía tan distinto. Sus labios eran suaves, se movían con un ritmo pausado, casi temeroso, igual que los míos, como si ambos estuviéramos explorando un territorio desconocido, probando algo prohibido.
Pronto, me dejé llevar por la nueva sensación que se despertaba en mi interior, y comencé a mover mis labios con más seguridad, buscando más de ese contacto que me resultaba tan adictivo. Él me siguió el ritmo, su respiración entrecortada se mezclaba con la mía mientras me acercaba más a su cuerpo, sintiendo su calor traspasar la ropa. Mis manos, ahora en su nuca, se enredaron en su cabello, jugando con sus mechones algo largos, disfrutando de la textura sedosa entre mis dedos.
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GOLDEN JWAE - JK
FanfictionLas luces LED parpadeaban y danzaban en todos los edificios, lanzando un resplandor vibrante sobre la ciudad del pecado, Las Vegas, Nevada. Cuatro jóvenes, llenas de emoción y expectativa, arribaban a la ciudad con planes de disfrutar de una noche i...