☰ROUND 23☰

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☰Jeon Jungkook☰


Sabía que la información que le había dado a Nayoung era un golpe demoledor, casi imposible de procesar de inmediato. Todo lo que le había revelado parecía desmoronar su mundo pieza a pieza. Ella se mantenía de pie, aunque su rostro mostraba incredulidad y confusión. Mi origen oculto, mi verdadero nombre, el accidente en Las Vegas que lo cambió todo, y por supuesto, Haeri, la mujer que había jugado un papel crucial en este enredo de traiciones. Ahora lo sabía todo. 

No había más secretos entre nosotros. Entendía por fin por qué estaba aquí y por qué nuestros caminos se cruzaban de manera tan extraña. Las piezas de este enigma, que durante tanto tiempo la habían atormentado, finalmente encajaban. Y sobre todo, comprendía por qué yo sabía de la infidelidad de su esposo mucho antes de que ella lo supiera.

Ambos habíamos sido traicionados, y ese vínculo forjado en el dolor ahora era innegable.

—No puedo creer que a ambos nos hayan traicionado de una manera tan cruel—dijo Nayoung mientras se levantaba del sofá, su voz apenas un murmullo quebrado, como si el dolor la estuviera consumiendo por dentro. Caminaba por la habitación con la mirada perdida, tratando de encontrar una lógica en lo que había sucedido—. ¿Cómo es posible que llegasen a tanto?—Sus manos temblaban mientras sus palabras flotaban en el aire, sin esperar respuestas inmediatas.

Me acerqué lentamente, sabiendo que cualquier palabra que dijera en ese momento tendría poco efecto para consolarla. Su mundo había sido arrancado de sus cimientos, y lo único que podía ofrecerle era la verdad, cruda y directa.

—Ambición—respondí, con la voz firme pero cargada de la misma amargura que ella sentía—. Eso es lo que mueve a las personas a hacer cosas inimaginables. Haeri lo hizo por ambición, y estoy seguro de que Jimin está actuando por la misma razón. Ambos persiguen algo que va más allá de nosotros, algo que les importa más que nuestras vidas.

Nayoung se detuvo y apretó los puños, su respiración entrecortada por la ira que comenzaba a hervir en su interior. Sus ojos, antes apagados por el shock, ahora brillaban con un fuego que no había visto en ella antes.

—Ambos no tienen perdón de Dios—murmuró con una frialdad que me sorprendió. Sus palabras, llenas de veneno, no eran las de una mujer devastada, sino las de alguien que estaba al borde de una explosión—. ¿Qué es lo que planean ahora? ¿Acabar con la empresa de mi familia? ¡Eso no se los voy a permitir!—Su voz se elevó, firme y determinada. La fragilidad de minutos antes había desaparecido, reemplazada por una furia palpable que llenaba la habitación.

Me acerqué aún más, tomándola suavemente por los brazos, tratando de calmarla antes de que su ira la consumiera por completo. Sabía que esa energía, mal dirigida, podía ser destructiva, no solo para ella, sino para todo lo que nos rodeaba.

—Tranquila, Nayoung—dije, manteniéndola firme frente a mí, haciendo que nuestras miradas se encontraran—. Debemos pensar con la cabeza fría. Créeme, yo también me sentí igual cuando descubrí todo, pero necesitamos una estrategia. No podemos permitir que se salgan con la suya, pero tampoco podemos actuar por impulso. Hay que hacerlos pagar, sí, pero hacerlo bien. Debemos detenerlos de una vez por todas, sin dejar cabos sueltos.

Nayoung me miró, y pude ver cómo la rabia poco a poco se transformaba en una determinación fría, calculadora. Esa chispa en sus ojos que antes reflejaba puro dolor, ahora brillaba con la sed de justicia. Sabía que estaba lista para dar el siguiente paso, pero también sabía que el camino que habíamos decidido tomar sería largo y tortuoso.

GOLDEN JWAE - JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora